1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
el pecho, ni lo que pueda traer el día. La camioneta de Henri no está. En la mesa hay una nota que dice: «He ido a la tienda. Vuelvo a la 1». Salgo fuera. Me duele la cabeza y tengo los brazos rojos y magullados, con los cortes algo inflamados, como si fueran los arañazos de un gato. No me importan los cortes, ni el dolor en la cabeza, ni la quemazón en el pecho. Lo único que me importa es que sigo aquí, en Ohio, que mañana iré al mismo instituto al que llevo yendo ya tres meses, y que esta noche veré a Sarah.
Henri vuelve a casa a la una. La expresión demacrada de sus ojos me dice que todavía no ha dormido. Después de descargar la compra, se mete en su habitación y cierra la puerta. Bernie Kosar y yo salimos a pasear al bosque. Intento correr y por un rato lo consigo, pero después de un kilómetro o así el dolor es demasiado fuerte y tengo que parar. Seguimos caminando unos ocho kilómetros. El bosque termina en una carretera rural parecida a la nuestra. Doy media vuelta y regreso a casa. Cuando llego,
- Page 826 and 827: de nosotros. Sólo entonces se toma
- Page 828 and 829: de ella surge una densa humareda ne
- Page 830 and 831: —¿Dónde está Sarah? —le preg
- Page 832 and 833: CAPÍTULO VEINTISÉIS NADIE HABLA.
- Page 834 and 835: ladrar. Pero no cesan, y para él c
- Page 836 and 837: del chasquido y el zumbido de las l
- Page 838 and 839: en el suelo, y de la sorpresa abro
- Page 840 and 841: directamente las llamas sin que me
- Page 842 and 843: abertura que necesitamos. Miro a Sa
- Page 844 and 845: va a parar a la oreja. Me siento en
- Page 846 and 847: El bosque es espeso. Todavía brill
- Page 848 and 849: —Sígueme. —¿Adónde vamos?
- Page 850 and 851: quedarme, o de no tener que pagar l
- Page 852 and 853: dice. —Sí. La miro a los ojos, d
- Page 854 and 855: ocurre. La casa se ha desplomado so
- Page 856 and 857: incendio. Había saltado desde la v
- Page 858 and 859: ¿Tengo pinta de haber estado en un
- Page 860 and 861: tampoco la he salvado a ella ni a l
- Page 862 and 863: mano, mientras marco el número de
- Page 864 and 865: ebido más de la cuenta —digo, di
- Page 866 and 867: —¿Me llamarás cuando llegues a
- Page 868 and 869: dice, y se vuelve hacia mí, estudi
- Page 870 and 871: ojos abiertos de par en par. A las
- Page 872 and 873: —¿Cómo tienes la cabeza? —Dol
- Page 874 and 875: demás. —No volví a entrar —le
- Page 878 and 879: Henri sigue en su habitación, con
- Page 880 and 881: mejor. No entré en esa casa. No te
- Page 882 and 883: quiero, él me quiere, y no deseo d
- Page 884 and 885: mundo puede apañarse sin mí, sin
- Page 886 and 887: de catarsis, pero no se produce. S
- Page 888 and 889: coches en el aparcamiento, y dentro
- Page 890 and 891: para mal. Él abre los ojos un inst
- Page 892 and 893: Pero él no me presta atención. Co
- Page 894 and 895: casa. La prueba está aquí, en mis
- Page 896 and 897: es donde quiero estar y aquí es do
- Page 898 and 899: enseguida le veo como lo que es. El
- Page 900 and 901: dice algo detrás de mí. Saludo a
- Page 902 and 903: cuanto ha llegado. En ese momento,
- Page 904 and 905: dentro. Miro otra vez la hoja que t
- Page 906 and 907: A través de la ventana veo abrirse
- Page 908 and 909: preocupación, una mirada que dura
- Page 910 and 911: Sarah debe de haber puesto el pudí
- Page 912 and 913: mi derecha las aulas desdibujadas.
- Page 914 and 915: figura se gira hacia mí, y aprieto
- Page 916 and 917: que he llegado yo. Tu padre lo ha l
- Page 918 and 919: Haciendo caso omiso de su pregunta,
- Page 920 and 921: —¿Qué está pasando aquí? —
- Page 922 and 923: habitación. Henri deja de intentar
- Page 924 and 925: vaya del instituto. Pero mi móvil,
Henri vu<strong>el</strong>ve a casa a la una. La<br />
expresión demacrada de sus ojos me<br />
dice que todavía no ha dormido.<br />
Después de descargar la compra, se<br />
mete en su habitación y cierra la<br />
puerta. Bernie Kosar y yo salimos a<br />
pasear al bosque. Intento correr y por<br />
un rato lo consigo, pero después de un<br />
kilómetro o así <strong>el</strong> dolor es demasiado<br />
fuerte y tengo que parar. Seguimos<br />
caminando unos ocho kilómetros. El<br />
bosque termina en una carretera rural<br />
parecida a la nuestra. Doy media<br />
vu<strong>el</strong>ta y regreso a casa. Cuando llego,