1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
—¿Dónde está Sarah? —le pregunto otra vez. —No lo sé. Me sumerjo entre la multitud buscando a Sarah, cada vez más frenético. Todos están contemplando las llamaradas. Las láminas del revestimiento de vinilo han empezado a burbujear y fundirse. Ya han ardido todas las cortinas de las ventanas. La puerta principal sigue abierta, y el humo sale bajo el dintel a borbotones, como una cascada vuelta del revés. Vemos todo el interior hasta la cocina, que es un auténtico infierno. En el lado izquierdo de la casa, el fuego ha
alcanzado el primer piso. Y es entonces cuando todos lo oímos. Un largo y horripilante grito. Y perros ladrando. Se me cae el alma a los pies. Todos nos esforzamos por escuchar, deseando con toda nuestra alma no haber oído lo que sabemos que hemos oído. Y entonces suena otra vez. Inconfundible. Llega como un torrente, y esta vez no cesa. Por entre la multitud se filtran exclamaciones de horror. —Oh, no —dice Emily—. Dios, no, por favor.
- Page 780 and 781: —Eso es. No es que no quisiera ha
- Page 782 and 783: —Que tengas un buen día. No te m
- Page 784 and 785: mueca—. Mi tía me ha obligado a
- Page 786 and 787: qué hacer con las manos. Pero ahor
- Page 788 and 789: —Creo que a Sam le gusta Emily Kn
- Page 790 and 791: Henri está esperándome cuando sue
- Page 792 and 793: Argentina. —Por cierto, Sam ha tr
- Page 794 and 795: sea. La expectación que me produce
- Page 796 and 797: vista hacia mí. —¿De quién es
- Page 798 and 799: temperaturas superiores a diez grad
- Page 800 and 801: mira, pestañeando al acercarse. Si
- Page 802 and 803: entrada y coge la carretera, y al c
- Page 804 and 805: este momento, en cualquier caso.
- Page 806 and 807: —Portaos bien, chicos —dice la
- Page 808 and 809: —Porque hace sólo tres meses, el
- Page 810 and 811: Emily está en la otra punta del sa
- Page 812 and 813: —No te olvides de hacerle algún
- Page 814 and 815: de ellos (no sé cuál) echa la pot
- Page 816 and 817: palabra, por lo que apenas sé nada
- Page 818 and 819: —No me machaco. —Bueno, pues no
- Page 820 and 821: en un rincón de la sala. Los jugad
- Page 822 and 823: Llegan otros más subiendo por la e
- Page 824 and 825: Desesperado. —Déjalo —le digo
- Page 826 and 827: de nosotros. Sólo entonces se toma
- Page 828 and 829: de ella surge una densa humareda ne
- Page 832 and 833: CAPÍTULO VEINTISÉIS NADIE HABLA.
- Page 834 and 835: ladrar. Pero no cesan, y para él c
- Page 836 and 837: del chasquido y el zumbido de las l
- Page 838 and 839: en el suelo, y de la sorpresa abro
- Page 840 and 841: directamente las llamas sin que me
- Page 842 and 843: abertura que necesitamos. Miro a Sa
- Page 844 and 845: va a parar a la oreja. Me siento en
- Page 846 and 847: El bosque es espeso. Todavía brill
- Page 848 and 849: —Sígueme. —¿Adónde vamos?
- Page 850 and 851: quedarme, o de no tener que pagar l
- Page 852 and 853: dice. —Sí. La miro a los ojos, d
- Page 854 and 855: ocurre. La casa se ha desplomado so
- Page 856 and 857: incendio. Había saltado desde la v
- Page 858 and 859: ¿Tengo pinta de haber estado en un
- Page 860 and 861: tampoco la he salvado a ella ni a l
- Page 862 and 863: mano, mientras marco el número de
- Page 864 and 865: ebido más de la cuenta —digo, di
- Page 866 and 867: —¿Me llamarás cuando llegues a
- Page 868 and 869: dice, y se vuelve hacia mí, estudi
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- Page 872 and 873: —¿Cómo tienes la cabeza? —Dol
- Page 874 and 875: demás. —No volví a entrar —le
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- Page 878 and 879: Henri sigue en su habitación, con
alcanzado <strong>el</strong> primer piso. Y es<br />
entonces cuando todos lo oímos.<br />
Un largo y horripilante grito. Y<br />
perros ladrando. Se me cae <strong>el</strong> alma a<br />
los pies. Todos nos esforzamos por<br />
escuchar, deseando con toda nuestra<br />
alma no haber oído lo que sabemos<br />
que hemos oído. Y entonces suena<br />
otra vez. Inconfundible. Llega como<br />
un torrente, y esta vez no cesa. Por<br />
entre la multitud se filtran<br />
exclamaciones de horror.<br />
—Oh, no —dice Emily—. Dios,<br />
no, por favor.