1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
sea. La expectación que me produce su próxima aparición me impide dormir muchas noches. Quiero combatir. Ansío que un mogadoriano se pasee por nuestro jardín y me permita cobrarme mi venganza. El de hoy es un entrenamiento fácil, sin fuego. En su mayor parte consiste en hacerme levantar cosas y manipularlas mientras las mantengo en el aire. Dedicamos los veinte últimos minutos a un ejercicio consistente en que Henri me arroja objetos y yo los dirijo hacia el suelo, o bien los rechazo como si fueran un bumerán, haciéndolos girar en el aire para
lanzarlos como una flecha hacia Henri. En un momento dado, un martillo ablandador de carne regresa volando hacia él a tal velocidad que tiene que lanzarse de bruces sobre la nieve para esquivarlo. Yo me río. Henri, no. Bernie Kosar pasa todo el tiempo tumbado en el suelo, observándonos como si quisiera darnos ánimos a su manera. Cuando terminamos, me ducho, hago los deberes y me siento a la mesa de la cocina para cenar. —Este sábado hay una fiesta a la que voy a ir. Él deja de masticar y levanta la
- Page 744 and 745: de pie en la puerta, con los ojos f
- Page 746 and 747: cubierto de sudor, mugre y sangre.
- Page 748 and 749: de bombas, los grandes destellos de
- Page 750 and 751: en el fondo y empieza a guiar a los
- Page 752 and 753: a mí. Los ojos se me abren como po
- Page 754 and 755: salió después de nosotros. Vi que
- Page 756 and 757: jugaba en el jardín de la casa de
- Page 758 and 759: —Bueno, ¿y adónde se fueron? ¿
- Page 760 and 761: voz, aunque ya conozco la respuesta
- Page 762 and 763: nosotros, en la nave espacial, just
- Page 764 and 765: cabeza, como lo sería para cualqui
- Page 766 and 767: Durante la segunda mitad de la llam
- Page 768 and 769: tenemos once días de vacaciones po
- Page 770 and 771: árboles. Sarah lleva unas orejeras
- Page 772 and 773: sobrevuela, graznando con fuerza.
- Page 774 and 775: —Pues ven a darme calor — conte
- Page 776 and 777: pregunta Sarah. —No lo sé. Es un
- Page 778 and 779: encima del hombro de Henri. —¿Qu
- Page 780 and 781: —Eso es. No es que no quisiera ha
- Page 782 and 783: —Que tengas un buen día. No te m
- Page 784 and 785: mueca—. Mi tía me ha obligado a
- Page 786 and 787: qué hacer con las manos. Pero ahor
- Page 788 and 789: —Creo que a Sam le gusta Emily Kn
- Page 790 and 791: Henri está esperándome cuando sue
- Page 792 and 793: Argentina. —Por cierto, Sam ha tr
- Page 796 and 797: vista hacia mí. —¿De quién es
- Page 798 and 799: temperaturas superiores a diez grad
- Page 800 and 801: mira, pestañeando al acercarse. Si
- Page 802 and 803: entrada y coge la carretera, y al c
- Page 804 and 805: este momento, en cualquier caso.
- Page 806 and 807: —Portaos bien, chicos —dice la
- Page 808 and 809: —Porque hace sólo tres meses, el
- Page 810 and 811: Emily está en la otra punta del sa
- Page 812 and 813: —No te olvides de hacerle algún
- Page 814 and 815: de ellos (no sé cuál) echa la pot
- Page 816 and 817: palabra, por lo que apenas sé nada
- Page 818 and 819: —No me machaco. —Bueno, pues no
- Page 820 and 821: en un rincón de la sala. Los jugad
- Page 822 and 823: Llegan otros más subiendo por la e
- Page 824 and 825: Desesperado. —Déjalo —le digo
- Page 826 and 827: de nosotros. Sólo entonces se toma
- Page 828 and 829: de ella surge una densa humareda ne
- Page 830 and 831: —¿Dónde está Sarah? —le preg
- Page 832 and 833: CAPÍTULO VEINTISÉIS NADIE HABLA.
- Page 834 and 835: ladrar. Pero no cesan, y para él c
- Page 836 and 837: del chasquido y el zumbido de las l
- Page 838 and 839: en el suelo, y de la sorpresa abro
- Page 840 and 841: directamente las llamas sin que me
- Page 842 and 843: abertura que necesitamos. Miro a Sa
lanzarlos como una flecha hacia<br />
Henri. En un momento dado, un<br />
martillo ablandador de carne regresa<br />
volando hacia él a tal v<strong>el</strong>ocidad que<br />
tiene que lanzarse de bruces sobre la<br />
nieve para esquivarlo. Yo me río.<br />
Henri, no. Bernie Kosar pasa todo <strong>el</strong><br />
tiempo tumbado en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o,<br />
observándonos como si quisiera<br />
darnos ánimos a su manera. Cuando<br />
terminamos, me ducho, hago los<br />
deberes y me siento a la mesa de la<br />
cocina para cenar.<br />
—Este sábado hay una fiesta a la<br />
que voy a ir.<br />
Él deja de masticar y levanta la