1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
sobrevuela, graznando con fuerza. —Es que ya tengo ganas de que llegue el verano —le digo. —Yo también. Parece mentira que mañana ya tengamos que volver a las clases. —Uf, no me lo recuerdes. Entramos en otro claro, mayor que los demás, que forma un círculo casi perfecto de treinta metros de diámetro. Sarah me suelta la mano, corre al centro y se deja caer sobre la nieve, riendo. Se pone boca arriba y empieza a mover los brazos y las piernas en la nieve para dibujar un ángel con su cuerpo. Me desplomo
junto a ella y hago lo mismo. Las puntas de nuestros dedos casi se tocan mientras creamos las alas. Nos levantamos, y ella dice: —Es como si nos cogiésemos de las alas. —¿Eso sería posible? —pregunto —. O sea, ¿cómo podríamos volar cogidos de las alas? —Pues claro que sería posible. Los ángeles pueden hacer cualquier cosa. Dicho esto, hunde la nariz en mi cuello. El contacto frío de su cara hace que me aparte de un respingo. —¡Aah! ¡Tienes la cara helada!
- Page 722 and 723: Cojo su equipaje y entramos juntos
- Page 724 and 725: eso en la mejilla. Después, me aca
- Page 726 and 727: cintura. Noto sus finos contornos b
- Page 728 and 729: mundo. De repente, la puerta del sa
- Page 730 and 731: hubierais dicho —dice Sarah, con
- Page 732 and 733: parándonos de vez en cuando para b
- Page 734 and 735: Me encojo de hombros. —No lo sé.
- Page 736 and 737: sentimientos profundos hacia Sarah,
- Page 738 and 739: estábamos en este planeta con much
- Page 740 and 741: a Sarah. Pienso en lo que me ha dic
- Page 742 and 743: ojo y verde. Empiezan siendo fuegos
- Page 744 and 745: de pie en la puerta, con los ojos f
- Page 746 and 747: cubierto de sudor, mugre y sangre.
- Page 748 and 749: de bombas, los grandes destellos de
- Page 750 and 751: en el fondo y empieza a guiar a los
- Page 752 and 753: a mí. Los ojos se me abren como po
- Page 754 and 755: salió después de nosotros. Vi que
- Page 756 and 757: jugaba en el jardín de la casa de
- Page 758 and 759: —Bueno, ¿y adónde se fueron? ¿
- Page 760 and 761: voz, aunque ya conozco la respuesta
- Page 762 and 763: nosotros, en la nave espacial, just
- Page 764 and 765: cabeza, como lo sería para cualqui
- Page 766 and 767: Durante la segunda mitad de la llam
- Page 768 and 769: tenemos once días de vacaciones po
- Page 770 and 771: árboles. Sarah lleva unas orejeras
- Page 774 and 775: —Pues ven a darme calor — conte
- Page 776 and 777: pregunta Sarah. —No lo sé. Es un
- Page 778 and 779: encima del hombro de Henri. —¿Qu
- Page 780 and 781: —Eso es. No es que no quisiera ha
- Page 782 and 783: —Que tengas un buen día. No te m
- Page 784 and 785: mueca—. Mi tía me ha obligado a
- Page 786 and 787: qué hacer con las manos. Pero ahor
- Page 788 and 789: —Creo que a Sam le gusta Emily Kn
- Page 790 and 791: Henri está esperándome cuando sue
- Page 792 and 793: Argentina. —Por cierto, Sam ha tr
- Page 794 and 795: sea. La expectación que me produce
- Page 796 and 797: vista hacia mí. —¿De quién es
- Page 798 and 799: temperaturas superiores a diez grad
- Page 800 and 801: mira, pestañeando al acercarse. Si
- Page 802 and 803: entrada y coge la carretera, y al c
- Page 804 and 805: este momento, en cualquier caso.
- Page 806 and 807: —Portaos bien, chicos —dice la
- Page 808 and 809: —Porque hace sólo tres meses, el
- Page 810 and 811: Emily está en la otra punta del sa
- Page 812 and 813: —No te olvides de hacerle algún
- Page 814 and 815: de ellos (no sé cuál) echa la pot
- Page 816 and 817: palabra, por lo que apenas sé nada
- Page 818 and 819: —No me machaco. —Bueno, pues no
- Page 820 and 821: en un rincón de la sala. Los jugad
junto a <strong>el</strong>la y hago lo mismo. Las<br />
puntas de nuestros dedos casi se tocan<br />
mientras creamos las alas. Nos<br />
levantamos, y <strong>el</strong>la dice:<br />
—Es como si nos cogiésemos de<br />
las alas.<br />
—¿Eso sería posible? —pregunto<br />
—. O sea, ¿cómo podríamos volar<br />
cogidos de las alas?<br />
—Pues claro que sería posible.<br />
Los áng<strong>el</strong>es pueden hacer cualquier<br />
cosa.<br />
Dicho esto, hunde la nariz en mi<br />
cu<strong>el</strong>lo. El contacto frío de su cara<br />
hace que me aparte de un respingo.<br />
—¡Aah! ¡Tienes la cara h<strong>el</strong>ada!