1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
árboles. Sarah lleva unas orejeras negras. Tiene las mejillas y la punta de la nariz rojas por el frío, y sus ojos se ven más azules. La miro fijamente. —¿Qué? —pregunta, sonriendo. —Nada, admiraba las vistas — contesto, y ella me hace una mueca. El bosque es denso en su mayor parte, aparte de algunos claros esporádicos a los que vamos a parar una y otra vez. No sé lo lejos que se extiende el bosque en una dirección u otra, pero en ninguno de nuestros paseos hemos llegado hasta el final. —Esto tiene que estar precioso en verano —comenta Sarah—. Igual
podríamos hacer picnic en los claros. Siento una punzada en el pecho. Todavía faltan cinco meses para el verano, y si Henri y yo seguimos aquí en mayo, habremos pasado siete meses en Ohio. Eso es casi el mayor tiempo que hemos estado nunca en un solo lugar. —Pues sí —asiento. Sarah se queda mirándome. —¿Qué? —¿Cómo que «qué»? —le digo, dirigiéndole una mirada inquisitiva. —Eso no ha sonado muy convincente. Una bandada de cuervos nos
- Page 720 and 721: la levanto del suelo y la hago gira
- Page 722 and 723: Cojo su equipaje y entramos juntos
- Page 724 and 725: eso en la mejilla. Después, me aca
- Page 726 and 727: cintura. Noto sus finos contornos b
- Page 728 and 729: mundo. De repente, la puerta del sa
- Page 730 and 731: hubierais dicho —dice Sarah, con
- Page 732 and 733: parándonos de vez en cuando para b
- Page 734 and 735: Me encojo de hombros. —No lo sé.
- Page 736 and 737: sentimientos profundos hacia Sarah,
- Page 738 and 739: estábamos en este planeta con much
- Page 740 and 741: a Sarah. Pienso en lo que me ha dic
- Page 742 and 743: ojo y verde. Empiezan siendo fuegos
- Page 744 and 745: de pie en la puerta, con los ojos f
- Page 746 and 747: cubierto de sudor, mugre y sangre.
- Page 748 and 749: de bombas, los grandes destellos de
- Page 750 and 751: en el fondo y empieza a guiar a los
- Page 752 and 753: a mí. Los ojos se me abren como po
- Page 754 and 755: salió después de nosotros. Vi que
- Page 756 and 757: jugaba en el jardín de la casa de
- Page 758 and 759: —Bueno, ¿y adónde se fueron? ¿
- Page 760 and 761: voz, aunque ya conozco la respuesta
- Page 762 and 763: nosotros, en la nave espacial, just
- Page 764 and 765: cabeza, como lo sería para cualqui
- Page 766 and 767: Durante la segunda mitad de la llam
- Page 768 and 769: tenemos once días de vacaciones po
- Page 772 and 773: sobrevuela, graznando con fuerza.
- Page 774 and 775: —Pues ven a darme calor — conte
- Page 776 and 777: pregunta Sarah. —No lo sé. Es un
- Page 778 and 779: encima del hombro de Henri. —¿Qu
- Page 780 and 781: —Eso es. No es que no quisiera ha
- Page 782 and 783: —Que tengas un buen día. No te m
- Page 784 and 785: mueca—. Mi tía me ha obligado a
- Page 786 and 787: qué hacer con las manos. Pero ahor
- Page 788 and 789: —Creo que a Sam le gusta Emily Kn
- Page 790 and 791: Henri está esperándome cuando sue
- Page 792 and 793: Argentina. —Por cierto, Sam ha tr
- Page 794 and 795: sea. La expectación que me produce
- Page 796 and 797: vista hacia mí. —¿De quién es
- Page 798 and 799: temperaturas superiores a diez grad
- Page 800 and 801: mira, pestañeando al acercarse. Si
- Page 802 and 803: entrada y coge la carretera, y al c
- Page 804 and 805: este momento, en cualquier caso.
- Page 806 and 807: —Portaos bien, chicos —dice la
- Page 808 and 809: —Porque hace sólo tres meses, el
- Page 810 and 811: Emily está en la otra punta del sa
- Page 812 and 813: —No te olvides de hacerle algún
- Page 814 and 815: de ellos (no sé cuál) echa la pot
- Page 816 and 817: palabra, por lo que apenas sé nada
- Page 818 and 819: —No me machaco. —Bueno, pues no
árboles. Sarah lleva unas orejeras<br />
negras. Tiene las mejillas y la punta de<br />
la nariz rojas por <strong>el</strong> frío, y sus ojos se<br />
ven más azules. La miro fijamente.<br />
—¿Qué? —pregunta, sonriendo.<br />
—Nada, admiraba las vistas —<br />
contesto, y <strong>el</strong>la me hace una mueca.<br />
El bosque es denso en su mayor<br />
parte, aparte de algunos claros<br />
esporádicos a los que vamos a parar<br />
una y otra vez. No sé lo lejos que se<br />
extiende <strong>el</strong> bosque en una dirección u<br />
otra, pero en ninguno de nuestros<br />
paseos hemos llegado hasta <strong>el</strong> final.<br />
—Esto tiene que estar precioso en<br />
verano —comenta Sarah—. Igual