1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
seguramente quedaremos al descubierto. Oigo unos ruidos procedentes del sótano y a los mogadorianos hablando entre sí en un lenguaje desagradable, gutural. Dos de ellos avanzan hacia el sótano mientras el tercero empieza a andar hacia la escalera que lleva hasta nosotros. Tengo un segundo o dos para reaccionar. Para salir por una de las ventanas, habrá que romper el cristal. Nuestra única opción son las puertas que llevan al balcón de este piso. Las abro con mi telequinesia. Fuera está oscuro. Oigo pasos acercándose por la escalera. Agarro a Sam y a Henri y
me los echo uno encima de cada hombro como si fueran sacos de patatas. —¿Qué estás haciendo? —susurra Henri. —Ni yo mismo lo sé —respondo —. Pero espero que funcione. En el mismo momento en que empiezo a ver el sombrero del primer mogadoriano, corro en dirección a las puertas y, justo antes de llegar al borde del balcón, doy un salto. Salimos disparados hacia el cielo nocturno. Durante dos o tres segundos, estamos atravesando el aire. Veo coches circulando por la calle
- Page 628 and 629: tocándole. No le llega el aire, y
- Page 630 and 631: Le echo los brazos hacia atrás, lo
- Page 632 and 633: atadas tras él, y los tobillos anu
- Page 634 and 635: —No había otra forma. —¿En qu
- Page 636 and 637: y retrocedo un paso. Me planteo usa
- Page 638 and 639: —Pero ¿qué…? Aprovechando que
- Page 640 and 641: alivio en su voz que casi espero ve
- Page 642 and 643: Sam. Y es entonces cuando le oímos
- Page 644 and 645: mientras el silencio invade mis oí
- Page 646 and 647: escalera da media vuelta y hace ade
- Page 648 and 649: insiste Sam, suplicándonos con una
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- Page 652 and 653: verdad. —Vaya… —dice Sam, y s
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- Page 656 and 657: atrapado a Sam en el aire, sé que
- Page 658 and 659: esa misma noche. —¿Qué aspecto
- Page 660 and 661: antes. —¿Cómo sabes que eran mo
- Page 662 and 663: que nos llamó ya no volvió a cont
- Page 664 and 665: su voz se apaga—. Pero en el mism
- Page 666 and 667: —Tenían dos cosas parecidas a co
- Page 668 and 669: Sam sigue a mi lado, intentando asi
- Page 670 and 671: —No tengo ni idea. Ya os he dicho
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- Page 676 and 677: —¿Qué? —Dijeron que estarían
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- Page 726 and 727: cintura. Noto sus finos contornos b
me los echo uno encima de cada<br />
hombro como si fueran sacos de<br />
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—¿Qué estás haciendo? —susurra<br />
Henri.<br />
—Ni yo mismo lo sé —respondo<br />
—. Pero espero que funcione.<br />
En <strong>el</strong> mismo momento en que<br />
empiezo a ver <strong>el</strong> sombrero d<strong>el</strong> primer<br />
mogadoriano, corro en dirección a las<br />
puertas y, justo antes de llegar al<br />
borde d<strong>el</strong> balcón, doy un salto.<br />
Salimos disparados hacia <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o<br />
nocturno. Durante dos o tres<br />
segundos, estamos atravesando <strong>el</strong> aire.<br />
Veo coches circulando por la calle