1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
espondo, y miro a Bernie Kosar—. ¿Crees que deberíamos llevárnoslo? —Igual se mete un poco por medio —dice Sam, encogiéndose de hombros. Doy unas golosinas a Bernie Kosar y le dejo dentro de la camioneta, dejando una rendija en la ventanilla. A él no le hace mucha gracia, y empieza a gemir y a arañar el cristal, pero no creo que vayamos a tardar mucho. Sam y yo caminamos por Court Street, yo llevando la mochila puesta y él en la mano. Ha sacado la plastilina y la aprieta como si fuera una de esas pelotas de espuma
antiestrés. Llegamos a donde está la camioneta de Henri. Las puertas están bloqueadas. No hay nada que llame la atención en los asientos ni en el salpicadero. —Bueno, esto quiere decir dos cosas —digo—: que Henri todavía está aquí, y que quien lo retiene no ha descubierto la camioneta aún, cosa que significa que no ha cantado. Aunque él nunca lo haría. —¿Qué es lo que diría si le hicieran cantar? Por un breve instante había olvidado que Sam no sabe nada de los verdaderos motivos que tenía Henri
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- Page 562 and 563: con expresión perpleja. Está boqu
- Page 564 and 565: delicadeza. Espero que no sea por
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- Page 568 and 569: desencadenan los legados. Seguro qu
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- Page 572 and 573: ella, trazando un arco con la mano
- Page 574 and 575: necesito ayuda. Otro silencio, y en
- Page 576 and 577: una macetilla con planta junto a la
- Page 578 and 579: sudor. Echa un vistazo en derredor
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- Page 598 and 599: poquito a poco. Luego, cierro la pu
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- Page 634 and 635: —No había otra forma. —¿En qu
- Page 636 and 637: y retrocedo un paso. Me planteo usa
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- Page 644 and 645: mientras el silencio invade mis oí
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- Page 656 and 657: atrapado a Sam en el aire, sé que
espondo, y miro a Bernie Kosar—.<br />
¿Crees que deberíamos llevárnoslo?<br />
—Igual se mete un poco por<br />
medio —dice Sam, encogiéndose de<br />
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Doy unas golosinas a Bernie<br />
Kosar y le dejo dentro de la<br />
camioneta, dejando una rendija en la<br />
ventanilla. A él no le hace mucha<br />
gracia, y empieza a gemir y a arañar<br />
<strong>el</strong> cristal, pero no creo que vayamos a<br />
tardar mucho. Sam y yo caminamos<br />
por Court Street, yo llevando la<br />
mochila puesta y él en la mano. Ha<br />
sacado la plastilina y la aprieta como<br />
si fuera una de esas p<strong>el</strong>otas de espuma