1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
mayoría de ellas tienen adornos de Halloween colgados en las ventanas. Un camino enlosado atraviesa el jardín que separa las casas de la carretera. En el centro del pueblo hay una rotonda, y en mitad de ella se erige la estatua de un hombre a caballo empuñando una espada. Henri se detiene. Los dos miramos el monumento y nos reímos, más que nada porque esperamos que no se presente nadie más con espadas por aquí. Después, tomamos la rotonda y, cuando la hemos rodeado, el aparato GPS nos dice que giremos, y entonces empezamos a alejarnos del pueblo en
dirección oeste. Conducimos seis kilómetros más antes de coger una carretera de gravilla a la izquierda, para pasar luego por campos sin cultivar que deben de estar repletos de maíz en verano, y atravesar después un frondoso bosque a lo largo de cerca de un kilómetro. Y es entonces cuando nos sale al paso, escondido entre la vegetación sin cortar: un oxidado buzón con unas letras negras pintadas a un lado que dicen: «17 OLD MILL RD». —La casa más cercana está a tres kilómetros de distancia —dice Henri, girando el volante. La maleza se abre
- Page 6 and 7: Título original: I am number Four
- Page 8 and 9: ADVERTENCIA. EXISTEN OTRAS CIVILIZA
- Page 10 and 11: momento. Ambos levantan la cabeza p
- Page 12 and 13: Tierra, atraviesa la puerta y se hu
- Page 14 and 15: Los crujidos se acercan. El muchach
- Page 16 and 17: Alcanza el otro lado y da tumbos en
- Page 18 and 19: urlona. Levanta la espada, la únic
- Page 20 and 21: CAPÍTULO UNO AL PRINCIPIO ÉRAMOS
- Page 22 and 23: Se la veía frenética y triste. Te
- Page 24 and 25: izquierdo, formada cuando se conjur
- Page 26 and 27: Minnesota. La segunda cicatriz lleg
- Page 28 and 29: perteneciente a los padres del chic
- Page 30 and 31: grabándose. El tercero de los sím
- Page 32 and 33: empapado para ver las cicatrices. A
- Page 34 and 35: columnas de madera que la sostienen
- Page 36 and 37: ahora? —Sí. ¿Quieres hacerla t
- Page 38 and 39: —Lo sé. —Estas islas no eran u
- Page 40 and 41: dormíamos. —Encárgate de los ap
- Page 42 and 43: hablar nunca con ellos. Y ellos nun
- Page 44 and 45: olsa de patatas. Arranca el motor y
- Page 46 and 47: izquierda, el golfo; en esencia, se
- Page 48 and 49: carne y macarrones con queso (que e
- Page 50 and 51: tener una vida normal, si puede ser
- Page 52 and 53: eflejos, puedo dominar la mayoría
- Page 54 and 55: úsquedas por Internet para poner a
- Page 58 and 59: paso a lo largo del camino de entra
- Page 60 and 61: —Pues sí, es como un paraíso
- Page 62 and 63: devuelve el contrato y los tres ent
- Page 64 and 65: usque a su hija en el instituto, qu
- Page 66 and 67: mañana por la mañana. Pero si qui
- Page 68 and 69: localidad pequeña, un centro peque
- Page 70 and 71: —Y no hagas daño a nadie. Tú er
- Page 72 and 73: hijo. Le sonrío. Tiene cincuenta a
- Page 74 and 75: parte tapado por las nubes. Tambié
- Page 76 and 77: proteger la lente. Con mi cara, pod
- Page 78 and 79: llamar mi atención. A la chica le
- Page 80 and 81: caliente, como si tuvieras fiebre o
- Page 82 and 83: sheriff del pueblo, y él es la est
- Page 84 and 85: ayuda a impedir que me sigan la pis
- Page 86 and 87: terminar el proyecto en el que est
- Page 88 and 89: me parecen horas mientras repasa ca
- Page 90 and 91: acogerte en ella. —Gracias. El se
- Page 92 and 93: una cadena que lleva alrededor del
- Page 94 and 95: equilibrio, me mantengo de pie. Una
- Page 96 and 97: luego, y las palabras de Henri resu
- Page 98 and 99: —Ya decía yo —le digo, y sigo
- Page 100 and 101: mayor. Mark James, que está sentad
- Page 102 and 103: los demás. Pero ¿qué puede haber
- Page 104 and 105: Cuarenta, treinta y nueve. Ahora si
mayoría de <strong>el</strong>las tienen adornos de<br />
Halloween colgados en las ventanas.<br />
Un camino enlosado atraviesa <strong>el</strong> jardín<br />
que separa las casas de la carretera.<br />
En <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> pueblo hay una<br />
rotonda, y en mitad de <strong>el</strong>la se erige la<br />
estatua de un hombre a caballo<br />
empuñando una espada. Henri se<br />
detiene. Los dos miramos <strong>el</strong><br />
monumento y nos reímos, más que<br />
nada porque esperamos que no se<br />
presente nadie más con espadas por<br />
aquí. Después, tomamos la rotonda y,<br />
cuando la hemos rodeado, <strong>el</strong> aparato<br />
GPS nos dice que giremos, y entonces<br />
empezamos a alejarnos d<strong>el</strong> pueblo en