1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
punto en el que estamos ahora, marcado por una profunda desesperación en la voz tensa de Henri. Estamos de pie en el patio trasero, frente a frente, a tres metros de distancia el uno del otro. —Hoy no tengo el cuerpo para esto, la verdad —le digo. —Ya sé que no, pero tenemos que hacerlo de todos modos. Suspiro y miro la hora. Son las cuatro de la tarde. —Sarah llegará a las seis. —Por eso mismo tenemos que darnos prisa —replica Henri. Tiene
una pelota de tenis en cada mano—. ¿Estás listo? —pregunta. —Tan listo como pueda estar. Entonces, lanza la primera pelota al aire con fuerza. Cuando llega a su punto más alto, intento invocar un poder profundo de mi interior para evitar que caiga. No sé cómo Henri espera que lo haga pero, según él, tengo que ser capaz de hacerlo, con tiempo y práctica. Todos los guardianes desarrollamos el poder de mover objetos con la mente. Telequinesia. Y en lugar de dejar que lo descubra por mí mismo (como ocurrió con las manos) Henri parece
- Page 396 and 397: demasiado —bromea, señalándome
- Page 398 and 399: —Venga —le dice Sarah, haciénd
- Page 400 and 401: comento. —Será porque está loqu
- Page 402 and 403: oscuridad de forma intermitente dur
- Page 404 and 405: Cuando se ha bajado el último de l
- Page 406 and 407: y también Sam. Yo tropiezo, caigo
- Page 408 and 409: hojas. Me quedo ahí parado unos se
- Page 410 and 411: llegar a caer. Lanzo un puñetazo a
- Page 412 and 413: CAPÍTULO CATORCE KEVIN SALE DE ENT
- Page 414 and 415: que pueda ponerse en pie. Cuando ca
- Page 416 and 417: pero me desprendo de él y le levan
- Page 418 and 419: encender mis luces, y sólo entonce
- Page 420 and 421: temperatura es de sólo siete u och
- Page 422 and 423: —Te juro que te parto la espalda
- Page 424 and 425: suelo. —Vamos —digo a Sam, y de
- Page 426 and 427: sombras. —Vaya, vaya, vaya —dic
- Page 428 and 429: de sus amigos, más corpulentos que
- Page 430 and 431: que su codo me golpea la cara y me
- Page 432 and 433: Sam está sentado en la roca a su l
- Page 434 and 435: comparado con lo que te va a pasar.
- Page 436 and 437: nada. Apenas hemos dado cinco pasos
- Page 438 and 439: silencio, y rezo por que pesen más
- Page 440 and 441: toda prisa. Se le ve muy impactado.
- Page 442 and 443: siento capaz de tenerme en pie. —
- Page 444 and 445: CAPÍTULO QUINCE LA PRIMERA NEVADA
- Page 448 and 449: empeñado en sacar este poder de la
- Page 450 and 451: —Sigamos intentándolo. Acto segu
- Page 452 and 453: preocupado por mis avances o si es
- Page 454 and 455: levanta la vista de su plato except
- Page 456 and 457: contemplar las estrellas. —Algo v
- Page 458 and 459: —Y eso no es todo —añade Henri
- Page 460 and 461: Henri señala las estrellas. —Ah
- Page 462 and 463: cosas si te acordaras. —Pero no m
- Page 464 and 465: —Ya estoy enamorado. Y lo seguir
- Page 466 and 467: Después de ver la peli, Henri y yo
- Page 468 and 469: un motivo que trasciende la mera su
- Page 470 and 471: legado para poder activarlo. Despu
- Page 472 and 473: no puede ser a escala porque, en re
- Page 474 and 475: ella, y en el núcleo mismo de la e
- Page 476 and 477: espiración de Henri. —¿Qué has
- Page 478 and 479: Asiento y miro el punto que está s
- Page 480 and 481: llegado muy lejos. —Si no pudo ha
- Page 482 and 483: hemos traído desde allí todavía
- Page 484 and 485: Cuando empieza a retorcerse para so
- Page 486 and 487: desesperado por echarle un ojo a la
- Page 488 and 489: una cama grande cubierta por un edr
- Page 490 and 491: hacia él, me está apuntando con u
- Page 492 and 493: —¡Dímelo! ¿Qué eres? Pongo lo
- Page 494 and 495: empeñas en creer estas cosas? Él
una p<strong>el</strong>ota de tenis en cada mano—.<br />
¿Estás listo? —pregunta.<br />
—Tan listo como pueda estar.<br />
Entonces, lanza la primera p<strong>el</strong>ota<br />
al aire con fuerza. Cuando llega a su<br />
punto más alto, intento invocar un<br />
poder profundo de mi interior para<br />
evitar que caiga. No sé cómo Henri<br />
espera que lo haga pero, según él,<br />
tengo que ser capaz de hacerlo, con<br />
tiempo y práctica. Todos los<br />
guardianes desarrollamos <strong>el</strong> poder de<br />
mover objetos con la mente.<br />
T<strong>el</strong>equinesia. Y en lugar de dejar que<br />
lo descubra por mí mismo (como<br />
ocurrió con las manos) Henri parece