1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
Cuando se ha bajado el último de los pasajeros, el tractor arranca y se aleja. Cuando las luces disminuyen a lo lejos y desaparecen, quedamos sumidos en la noche, sin ningún sonido que nos acompañe aparte del que hacemos nosotros mismos. —Mierda —dice alguien, y todos nos reímos. Somos once en total. Se enciende una hilera de luces para indicarnos el camino, y después se apaga. Cierro los ojos para concentrarme en el contacto de los dedos de Sarah entrelazados con los míos. —No sé por qué hago esto año
tras año —comenta Emily en tono nervioso, abrazándose a sí misma. Los demás han empezado a avanzar por el camino, y nosotros los seguimos. La hilera de luces parpadea de vez en cuando para que no nos desviemos. Los demás van tan por delante de nosotros que no los vemos, y de hecho apenas veo el suelo que piso. Tres o cuatro gritos suenan de repente delante de nosotros. —Oh, no —dice Sarah, apretándome la mano—. A ver lo que nos espera más adelante. Justo entonces, algo pesado cae sobre nosotros. Las dos chicas gritan,
- Page 354 and 355: nada puede vivir en el centro de la
- Page 356 and 357: Henri sigue sin saber qué respuest
- Page 358 and 359: Sam me mira y hace una mueca. —Ve
- Page 360 and 361: —Cuando pasas tanto tiempo mintie
- Page 362 and 363: pensado en consultar panfletos cons
- Page 364 and 365: con un gran cartel que dice: ¡UN P
- Page 366 and 367: —Hola. Ha estado bien. Creo que m
- Page 368 and 369: de Colorado que quedó destruido el
- Page 370 and 371: Justo entonces, sobre el hombro de
- Page 372 and 373: el otro día en el instituto y no s
- Page 374 and 375: —Lo dudo mucho. Mark se retira ha
- Page 376 and 377: CAPÍTULO TRECE LOS NIÑOS CORREN,
- Page 378 and 379: a su lado, y yo me siento en él.
- Page 380 and 381: cada vez más tenue del crepúsculo
- Page 382 and 383: entonces. —Buena suerte con los b
- Page 384 and 385: —Un poco. Pero sigo sin tener ni
- Page 386 and 387: Él mira al grupo y asiente, y ento
- Page 388 and 389: y la de Sarah una sonrisa de perple
- Page 390 and 391: de diez minutos. Según el folleto,
- Page 392 and 393: —¡Qué bien! Dentro de unos cinc
- Page 394 and 395: insistir: —No va a pasar nada.
- Page 396 and 397: demasiado —bromea, señalándome
- Page 398 and 399: —Venga —le dice Sarah, haciénd
- Page 400 and 401: comento. —Será porque está loqu
- Page 402 and 403: oscuridad de forma intermitente dur
- Page 406 and 407: y también Sam. Yo tropiezo, caigo
- Page 408 and 409: hojas. Me quedo ahí parado unos se
- Page 410 and 411: llegar a caer. Lanzo un puñetazo a
- Page 412 and 413: CAPÍTULO CATORCE KEVIN SALE DE ENT
- Page 414 and 415: que pueda ponerse en pie. Cuando ca
- Page 416 and 417: pero me desprendo de él y le levan
- Page 418 and 419: encender mis luces, y sólo entonce
- Page 420 and 421: temperatura es de sólo siete u och
- Page 422 and 423: —Te juro que te parto la espalda
- Page 424 and 425: suelo. —Vamos —digo a Sam, y de
- Page 426 and 427: sombras. —Vaya, vaya, vaya —dic
- Page 428 and 429: de sus amigos, más corpulentos que
- Page 430 and 431: que su codo me golpea la cara y me
- Page 432 and 433: Sam está sentado en la roca a su l
- Page 434 and 435: comparado con lo que te va a pasar.
- Page 436 and 437: nada. Apenas hemos dado cinco pasos
- Page 438 and 439: silencio, y rezo por que pesen más
- Page 440 and 441: toda prisa. Se le ve muy impactado.
- Page 442 and 443: siento capaz de tenerme en pie. —
- Page 444 and 445: CAPÍTULO QUINCE LA PRIMERA NEVADA
- Page 446 and 447: punto en el que estamos ahora, marc
- Page 448 and 449: empeñado en sacar este poder de la
- Page 450 and 451: —Sigamos intentándolo. Acto segu
- Page 452 and 453: preocupado por mis avances o si es
tras año —comenta Emily en tono<br />
nervioso, abrazándose a sí misma.<br />
Los demás han empezado a<br />
avanzar por <strong>el</strong> camino, y nosotros los<br />
seguimos. La hilera de luces parpadea<br />
de vez en cuando para que no nos<br />
desviemos. Los demás van tan por<br />
d<strong>el</strong>ante de nosotros que no los vemos,<br />
y de hecho apenas veo <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o que<br />
piso. Tres o cuatro gritos suenan de<br />
repente d<strong>el</strong>ante de nosotros.<br />
—Oh, no —dice Sarah,<br />
apretándome la mano—. A ver lo que<br />
nos espera más ad<strong>el</strong>ante.<br />
Justo entonces, algo pesado cae<br />
sobre nosotros. Las dos chicas gritan,