1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
de diez minutos. Según el folleto, el paseo dura media hora en total: el remolque avanza despacio por el bosque mientras se acumula la expectación, hasta que se detiene y los pasajeros tienen que bajarse y seguir a pie por un camino diferente, y es entonces cuando comienzan los sustos. Mientras Henri y yo esperamos detrás del pabellón, vuelvo a pasar la vista por la larga fila de personas que esperan turno. Sigo sin verla. Justo entonces, el móvil se pone a vibrar en mi bolsillo. Ya ni recuerdo la última vez que sonó mi teléfono sin que me
llamara Henri. En la pantalla aparece el nombre de la persona que llama: SARAH HART. Me invade una oleada de emoción. Debió de guardar mi número en su móvil el mismo día que guardó el suyo en el mío. —¿Sí? —digo. —¿John? —Sí. —Hola, soy Sarah. ¿Estás en el parque todavía? —dice. Habla como si llamarme fuera una cosa normal, como si no tuviera que sorprenderme que tenga mi número a pesar de que nunca se lo he dado. —Sí.
- Page 340 and 341: CAPÍTULO DOCE EL SÁBADO, CASI DOS
- Page 342 and 343: parece darle mucha importancia al d
- Page 344 and 345: ellas lleva a Mark y a algunos de s
- Page 346 and 347: que vendría conmigo pero que tiene
- Page 348 and 349: extraterrestres? Las provocan para
- Page 350 and 351: —¿Sabía que las pirámides egip
- Page 352 and 353: alienígenas si los que crean los c
- Page 354 and 355: nada puede vivir en el centro de la
- Page 356 and 357: Henri sigue sin saber qué respuest
- Page 358 and 359: Sam me mira y hace una mueca. —Ve
- Page 360 and 361: —Cuando pasas tanto tiempo mintie
- Page 362 and 363: pensado en consultar panfletos cons
- Page 364 and 365: con un gran cartel que dice: ¡UN P
- Page 366 and 367: —Hola. Ha estado bien. Creo que m
- Page 368 and 369: de Colorado que quedó destruido el
- Page 370 and 371: Justo entonces, sobre el hombro de
- Page 372 and 373: el otro día en el instituto y no s
- Page 374 and 375: —Lo dudo mucho. Mark se retira ha
- Page 376 and 377: CAPÍTULO TRECE LOS NIÑOS CORREN,
- Page 378 and 379: a su lado, y yo me siento en él.
- Page 380 and 381: cada vez más tenue del crepúsculo
- Page 382 and 383: entonces. —Buena suerte con los b
- Page 384 and 385: —Un poco. Pero sigo sin tener ni
- Page 386 and 387: Él mira al grupo y asiente, y ento
- Page 388 and 389: y la de Sarah una sonrisa de perple
- Page 392 and 393: —¡Qué bien! Dentro de unos cinc
- Page 394 and 395: insistir: —No va a pasar nada.
- Page 396 and 397: demasiado —bromea, señalándome
- Page 398 and 399: —Venga —le dice Sarah, haciénd
- Page 400 and 401: comento. —Será porque está loqu
- Page 402 and 403: oscuridad de forma intermitente dur
- Page 404 and 405: Cuando se ha bajado el último de l
- Page 406 and 407: y también Sam. Yo tropiezo, caigo
- Page 408 and 409: hojas. Me quedo ahí parado unos se
- Page 410 and 411: llegar a caer. Lanzo un puñetazo a
- Page 412 and 413: CAPÍTULO CATORCE KEVIN SALE DE ENT
- Page 414 and 415: que pueda ponerse en pie. Cuando ca
- Page 416 and 417: pero me desprendo de él y le levan
- Page 418 and 419: encender mis luces, y sólo entonce
- Page 420 and 421: temperatura es de sólo siete u och
- Page 422 and 423: —Te juro que te parto la espalda
- Page 424 and 425: suelo. —Vamos —digo a Sam, y de
- Page 426 and 427: sombras. —Vaya, vaya, vaya —dic
- Page 428 and 429: de sus amigos, más corpulentos que
- Page 430 and 431: que su codo me golpea la cara y me
- Page 432 and 433: Sam está sentado en la roca a su l
- Page 434 and 435: comparado con lo que te va a pasar.
- Page 436 and 437: nada. Apenas hemos dado cinco pasos
- Page 438 and 439: silencio, y rezo por que pesen más
de diez minutos. Según <strong>el</strong> folleto, <strong>el</strong><br />
paseo dura media hora en total: <strong>el</strong><br />
remolque avanza despacio por <strong>el</strong><br />
bosque mientras se acumula la<br />
expectación, hasta que se detiene y<br />
los pasajeros tienen que bajarse y<br />
seguir a pie por un camino diferente, y<br />
es entonces cuando comienzan los<br />
sustos.<br />
Mientras Henri y yo esperamos<br />
detrás d<strong>el</strong> pab<strong>el</strong>lón, vu<strong>el</strong>vo a pasar la<br />
vista por la larga fila de personas que<br />
esperan turno. Sigo sin verla. Justo<br />
entonces, <strong>el</strong> móvil se pone a vibrar en<br />
mi bolsillo. Ya ni recuerdo la última<br />
vez que sonó mi t<strong>el</strong>éfono sin que me