1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
lágrimas brotan de mis ojos, aunque parpadeo para contenerlas. Henri me trae un vaso de agua y bebo del tirón hasta la última gota. Le devuelvo el vaso y él lo llena otra vez. Me pesa la cabeza, y respiro aún con dificultad. Bebo el segundo vaso, y entonces miro a Henri. —¿Por qué no me has dicho nunca que había otra nave? —le pregunto. —¿Qué estás diciendo? —Había otra nave. —¿Dónde estaba esa otra nave? —En Lorien, el día que nos fuimos. Una segunda nave, que
despegó después de la nuestra. —Imposible —me dice. —¿Por qué es imposible? —Porque las demás naves fueron destruidas. Lo vi con mis propios ojos. Cuando los mogadorianos aterrizaron, lo primero que hicieron fue neutralizar nuestros puertos. Nosotros viajamos en la única nave que resistió su ofensiva. Fue un milagro que lográramos irnos. —He visto otra nave, te lo juro. Aunque no era como las demás. Utilizaba combustible y dejaba una bola de fuego tras de sí. Henri me escudriña con atención.
- Page 272 and 273: aire confuso. —Sí. El señor Har
- Page 274 and 275: opción? Estoy en minoría, y mi ú
- Page 276 and 277: llenando y Sam se sienta otra vez a
- Page 278 and 279: Saturno. Sam saca un folio y empiez
- Page 280 and 281: haya hecho jamás. Miro a Sam. Nunc
- Page 282 and 283: codos, con aspecto larguirucho a pe
- Page 284 and 285: —Nueve minutos y cincuenta y cuat
- Page 286 and 287: vuelven a borbotones las imágenes
- Page 288 and 289: dos personas. —¡Smith! ¿Qué ha
- Page 290 and 291: población entera? Sam se encoge de
- Page 292 and 293: enormes bestias. —¿Eso no es com
- Page 294 and 295: segundos, mejor que la última vez
- Page 296 and 297: —Unos diez minutos de mi incompar
- Page 298 and 299: mejor que los demás. También empe
- Page 300 and 301: me pregunta si estoy bien, y yo fin
- Page 302 and 303: CAPÍTULO ONCE LAS IMÁGENES SE PRE
- Page 304 and 305: cristal lórico por cada uno de mis
- Page 306 and 307: ponerse a los buceadores. Me habla
- Page 308 and 309: extendiendo el efecto repelente con
- Page 310 and 311: casa definitivamente, sin poder par
- Page 312 and 313: iendo otra vez. Las bestias más pe
- Page 314 and 315: Nuestras naves no utilizaban la com
- Page 316 and 317: de metros del suelo, pero entonces
- Page 318 and 319: fuego y el rayo caen sobre él, aco
- Page 320 and 321: manejarlos. Nuestra función no era
- Page 324 and 325: Está concentrándose en pensar, co
- Page 326 and 327: La mano derecha se me ilumina, no t
- Page 328 and 329: —A veces van llegando en un plazo
- Page 330 and 331: eso me da la sensación de que me e
- Page 332 and 333: conociera los detalles del plan, o
- Page 334 and 335: que estás pidiendo es que seáis i
- Page 336 and 337: pero en mi memoria no hay nada de e
- Page 338 and 339: —Sí. No tenía que visitarnos mu
- Page 340 and 341: CAPÍTULO DOCE EL SÁBADO, CASI DOS
- Page 342 and 343: parece darle mucha importancia al d
- Page 344 and 345: ellas lleva a Mark y a algunos de s
- Page 346 and 347: que vendría conmigo pero que tiene
- Page 348 and 349: extraterrestres? Las provocan para
- Page 350 and 351: —¿Sabía que las pirámides egip
- Page 352 and 353: alienígenas si los que crean los c
- Page 354 and 355: nada puede vivir en el centro de la
- Page 356 and 357: Henri sigue sin saber qué respuest
- Page 358 and 359: Sam me mira y hace una mueca. —Ve
- Page 360 and 361: —Cuando pasas tanto tiempo mintie
- Page 362 and 363: pensado en consultar panfletos cons
- Page 364 and 365: con un gran cartel que dice: ¡UN P
- Page 366 and 367: —Hola. Ha estado bien. Creo que m
- Page 368 and 369: de Colorado que quedó destruido el
- Page 370 and 371: Justo entonces, sobre el hombro de
lágrimas brotan de mis ojos, aunque<br />
parpadeo para contenerlas. Henri me<br />
trae un vaso de agua y bebo d<strong>el</strong> tirón<br />
hasta la última gota. Le devu<strong>el</strong>vo <strong>el</strong><br />
vaso y él lo llena otra vez. Me pesa la<br />
cabeza, y respiro aún con dificultad.<br />
Bebo <strong>el</strong> segundo vaso, y entonces<br />
miro a Henri.<br />
—¿Por qué no me has dicho<br />
nunca que había otra nave? —le<br />
pregunto.<br />
—¿Qué estás diciendo?<br />
—Había otra nave.<br />
—¿Dónde estaba esa otra nave?<br />
—En Lorien, <strong>el</strong> día que nos<br />
fuimos. Una segunda nave, que