1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
nosotros, y entonces se para y se sienta mirando la puerta del acompañante de la camioneta. —Esto es un poco raro, ¿no te parece? —comento. —Será que está acostumbrado a viajar en coche —contesta Henri, encogiéndose de hombros—. Déjale entrar. Abro la puerta, y el perro, entrando de un salto, se sienta en el asiento del medio con la lengua colgando. Cuando salimos del camino de entrada, se sube a mi regazo y empieza a arañar la ventanilla. La bajo y él asoma la mitad del cuerpo fuera,
con la boca todavía abierta y las orejas ondeando al viento. Cinco kilómetros después, Henri se para en el instituto. Bernie Kosar sale delante de mí cuando abro la puerta. Le meto en la camioneta pero él salta afuera otra vez. Vuelvo a cogerlo y a meterlo dentro, y tengo que cortarle el paso mientras cierro la puerta para que no salga más. Se queda ahí dentro, levantándose sobre las patas traseras y apoyándose en el borde de la puerta, que todavía tiene la ventanilla bajada. Le doy unas palmaditas en la cabeza. —¿Llevas los guantes? —me pregunta Henri.
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nosotros, y entonces se para y se<br />
sienta mirando la puerta d<strong>el</strong><br />
acompañante de la camioneta.<br />
—Esto es un poco raro, ¿no te<br />
parece? —comento.<br />
—Será que está acostumbrado a<br />
viajar en coche —contesta Henri,<br />
encogiéndose de hombros—. Déjale<br />
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Abro la puerta, y <strong>el</strong> perro,<br />
entrando de un salto, se sienta en <strong>el</strong><br />
asiento d<strong>el</strong> medio con la lengua<br />
colgando. Cuando salimos d<strong>el</strong> camino<br />
de entrada, se sube a mi regazo y<br />
empieza a arañar la ventanilla. La bajo<br />
y él asoma la mitad d<strong>el</strong> cuerpo fuera,