1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
—Diría que tenemos una nueva mascota —dice Henri. Sonrío al oírle. He tenido la esperanza de que me dejará quedarme con el perro desde el momento que le vi en nuestra puerta. —Eso parece —contesto. Media hora después, me arrastro hasta la cama, y Bernie Kosar salta a ella conmigo y se hace un ovillo a mis pies. Pocos minutos después, ya está roncando. Me quedo tumbado de espaldas un rato, mirando la oscuridad, con un millón de pensamientos diferentes flotando en mi cabeza. Por ella pasan imágenes de
la guerra: la mirada llena de codicia y ansia de los mogadorianos; la mirada dura y feroz de las bestias; la muerte y la sangre. Pienso en la belleza de Lorien. ¿Volverá a alojar vida algún día, o tendremos que quedarnos Henri y yo en la Tierra para siempre? Intento apartar todos esos pensamientos e imágenes de mi mente, pero enseguida vuelven otra vez. Me levanto y me paseo un rato por la habitación. Bernie Kosar levanta la cabeza y me observa, pero entonces la deja caer otra vez y vuelve a dormirse. Suspiro, cojo el teléfono de la mesita de noche y lo examino
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la guerra: la mirada llena de codicia y<br />
ansia de los mogadorianos; la mirada<br />
dura y feroz de las bestias; la muerte y<br />
la sangre. Pienso en la b<strong>el</strong>leza de<br />
Lorien. ¿Volverá a alojar vida algún<br />
día, o tendremos que quedarnos Henri<br />
y yo en la Tierra para siempre?<br />
Intento apartar todos esos<br />
pensamientos e imágenes de mi<br />
mente, pero enseguida vu<strong>el</strong>ven otra<br />
vez. Me levanto y me paseo un rato<br />
por la habitación. Bernie Kosar<br />
levanta la cabeza y me observa, pero<br />
entonces la deja caer otra vez y vu<strong>el</strong>ve<br />
a dormirse. Suspiro, cojo <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono<br />
de la mesita de noche y lo examino