1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
silencio, a excepción de alguna que otra corriente de aire que sacude las ventanas. Estoy tumbado de espaldas sobre la mesa de centro de madera. Las manos me cuelgan por los lados. En un momento dado, Henri encenderá un fuego debajo de las dos. Mantengo una respiración lenta y constante, como él me ha indicado. —Tienes que estar con los ojos cerrados —me dice—. Tú escucha el viento, y nada más. Puede que sientas un poco de quemazón en los brazos cuando pase el cristal por ellos. Procura no hacer caso de eso. Escucho el viento, que sopla a
través de los árboles de fuera. Es como si los sintiera doblarse y balancearse. Henri empieza por mi mano derecha. Presiona el cristal contra el dorso, y después la sube por la muñeca y por el antebrazo. Siento una quemazón, como él ha predicho, pero no tan fuerte como para obligarme a retirar el brazo. —Deja flotar tu mente, John. Ve a donde tengas que ir. No sé de qué me está hablando, pero intento despejar la mente y respirar lentamente. De repente, me parece estar flotando. Siento el calor
- Page 170 and 171: de cómo son los marcianos. Cuerpos
- Page 172 and 173: escasez de alimentos… Llegó un m
- Page 174 and 175: terminen todas. La primera mitad de
- Page 176 and 177: de la cabeza. El proyectil le ha ll
- Page 178 and 179: constitución de un futbolista de l
- Page 180 and 181: Kevin, señor Johnson —le dice Ma
- Page 182 and 183: del director. El señor Harris est
- Page 184 and 185: —Esa lengua —le riñe el señor
- Page 186 and 187: distraído limpiándose. Pero me im
- Page 188 and 189: hace mucha ilusión. —Muy bien. V
- Page 190 and 191: —No quiero volver a veros por aqu
- Page 192 and 193: corazón desbocado. Por favor, que
- Page 194 and 195: me quita un trozo seco del pelo.
- Page 196 and 197: Intento romper el primer huevo pero
- Page 198 and 199: Yo me río, y le contesto: —Sufro
- Page 200 and 201: Caminamos en silencio algunos pasos
- Page 202 and 203: empieza a recorrerme el cuerpo. Mis
- Page 204 and 205: para ayudarme: apenas me conoce. Pe
- Page 206 and 207: CAPÍTULO OCHO ENCUENTRO A HENRI AP
- Page 208 and 209: carretera—. He tenido que conduci
- Page 210 and 211: compromiso que en cualquier otra co
- Page 212 and 213: —Creo que estoy más impaciente p
- Page 214 and 215: —El candado sólo se abre si esta
- Page 216 and 217: —Todavía no. Dentro hay cosas qu
- Page 218 and 219: que algunas veces deseaba que no lo
- Page 222 and 223: del sol sobre la cara, llegado de n
- Page 224 and 225: superficie del río. Los animales l
- Page 226 and 227: persiguiéndola. Asciendo más alto
- Page 228 and 229: aeronaves diferentes, todas ellas s
- Page 230 and 231: Henri, pero no le veo por ningún l
- Page 232 and 233: en que sabían que seríamos más v
- Page 234 and 235: desaparece. Tiene algo que me resul
- Page 236 and 237: Pasa a través de mí, pero se llev
- Page 238 and 239: transcurrido casi una hora. Estoy s
- Page 240 and 241: encendidos, y visiones difusas de L
- Page 242 and 243: instante, hace una profunda inspira
- Page 244 and 245: de mi corazón en el pecho. Mis ded
- Page 246 and 247: he tenido. Todavía oigo los gritos
- Page 248 and 249: —Bernie Kosar —leo, y el perro
- Page 250 and 251: comprendido lo que significaba hast
- Page 252 and 253: emprender acciones drásticas. Henr
- Page 254 and 255: ojos. —¿Sabes cuál es el segund
- Page 256 and 257: —Pero no creo que estén interesa
- Page 258 and 259: —Diría que tenemos una nueva mas
- Page 260 and 261: para asegurarme de que Mark James n
- Page 262 and 263: CAPÍTULO DIEZ CUANDO ME DESPIERTO,
- Page 264 and 265: nosotros, y entonces se para y se s
- Page 266 and 267: —Sí. —¿Móvil? —Sí. —¿C
- Page 268 and 269: muy distinto a como me lo imaginaba
través de los árboles de fuera. Es<br />
como si los sintiera doblarse y<br />
balancearse.<br />
Henri empieza por mi mano<br />
derecha. Presiona <strong>el</strong> cristal contra <strong>el</strong><br />
dorso, y después la sube por la<br />
muñeca y por <strong>el</strong> antebrazo. Siento una<br />
quemazón, como él ha predicho, pero<br />
no tan fuerte como para obligarme a<br />
retirar <strong>el</strong> brazo.<br />
—Deja flotar tu mente, John. Ve a<br />
donde tengas que ir.<br />
No sé de qué me está hablando,<br />
pero intento despejar la mente y<br />
respirar lentamente. De repente, me<br />
parece estar flotando. Siento <strong>el</strong> calor