1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
me quita un trozo seco del pelo. —Gracias. Ella deja escapar un suspiro. —Siento que haya pasado esto — dice, y mirándome a los ojos, añade —: No estamos juntos, ¿sabes? —¿No? Ella niega con la cabeza. Me intriga el hecho de que haya sentido la necesidad de aclarármelo. Al cabo de diez minutos de instrucciones sobre cómo hacer tortitas (a las que no he prestado atención), la profesora, la señora Benshoff, nos pone a Sarah y a mí juntos. Pasando por una puerta que hay en el fondo del aula, entramos en
la cocina. Es como tres veces más grande que el aula en sí, y contiene unas diez unidades de cocina, además de diversos armarios, fregaderos, hornos y neveras. Sarah elige una unidad, coge un delantal de un cajón y se lo pone. —¿Me atas esto? —me pregunta. Tiro demasiado del lazo y tengo que volver a hacerlo. Noto el contorno de su cintura debajo de mis dedos. Cuando acabo, me pongo mi delantal y empiezo a atármelo. —Ven, tonto —dice, y entonces coge las tiras y me las ata. —Gracias.
- Page 144 and 145: noto distinto de antes. —¿Te ha
- Page 146 and 147: —Sí, seguramente después de un
- Page 148 and 149: de inclinar la balanza a mi favor.
- Page 150 and 151: CAPÍTULO SIETE ME DESPIERTO ANTES
- Page 152 and 153: naturales, como piedras preciosas y
- Page 154 and 155: opa un día de estos. Él asiente y
- Page 156 and 157: Él suspira y menea la cabeza. —N
- Page 158 and 159: —Gracias. Vuelvo al pasillo, pero
- Page 160 and 161: se pone de pie y se acerca al grupo
- Page 162 and 163: Por la forma en que se le arruga el
- Page 164 and 165: sigue allí. Meneo la cabeza, contr
- Page 166 and 167: Cuando entro, todos dirigen la mira
- Page 168 and 169: —¿Qué te cuentas, corredor? He
- Page 170 and 171: de cómo son los marcianos. Cuerpos
- Page 172 and 173: escasez de alimentos… Llegó un m
- Page 174 and 175: terminen todas. La primera mitad de
- Page 176 and 177: de la cabeza. El proyectil le ha ll
- Page 178 and 179: constitución de un futbolista de l
- Page 180 and 181: Kevin, señor Johnson —le dice Ma
- Page 182 and 183: del director. El señor Harris est
- Page 184 and 185: —Esa lengua —le riñe el señor
- Page 186 and 187: distraído limpiándose. Pero me im
- Page 188 and 189: hace mucha ilusión. —Muy bien. V
- Page 190 and 191: —No quiero volver a veros por aqu
- Page 192 and 193: corazón desbocado. Por favor, que
- Page 196 and 197: Intento romper el primer huevo pero
- Page 198 and 199: Yo me río, y le contesto: —Sufro
- Page 200 and 201: Caminamos en silencio algunos pasos
- Page 202 and 203: empieza a recorrerme el cuerpo. Mis
- Page 204 and 205: para ayudarme: apenas me conoce. Pe
- Page 206 and 207: CAPÍTULO OCHO ENCUENTRO A HENRI AP
- Page 208 and 209: carretera—. He tenido que conduci
- Page 210 and 211: compromiso que en cualquier otra co
- Page 212 and 213: —Creo que estoy más impaciente p
- Page 214 and 215: —El candado sólo se abre si esta
- Page 216 and 217: —Todavía no. Dentro hay cosas qu
- Page 218 and 219: que algunas veces deseaba que no lo
- Page 220 and 221: silencio, a excepción de alguna qu
- Page 222 and 223: del sol sobre la cara, llegado de n
- Page 224 and 225: superficie del río. Los animales l
- Page 226 and 227: persiguiéndola. Asciendo más alto
- Page 228 and 229: aeronaves diferentes, todas ellas s
- Page 230 and 231: Henri, pero no le veo por ningún l
- Page 232 and 233: en que sabían que seríamos más v
- Page 234 and 235: desaparece. Tiene algo que me resul
- Page 236 and 237: Pasa a través de mí, pero se llev
- Page 238 and 239: transcurrido casi una hora. Estoy s
- Page 240 and 241: encendidos, y visiones difusas de L
- Page 242 and 243: instante, hace una profunda inspira
me quita un trozo seco d<strong>el</strong> p<strong>el</strong>o.<br />
—Gracias.<br />
Ella deja escapar un suspiro.<br />
—Siento que haya pasado esto —<br />
dice, y mirándome a los ojos, añade<br />
—: No estamos juntos, ¿sabes?<br />
—¿No?<br />
Ella niega con la cabeza. Me<br />
intriga <strong>el</strong> hecho de que haya sentido la<br />
necesidad de aclarárm<strong>el</strong>o. Al cabo de<br />
diez minutos de instrucciones sobre<br />
cómo hacer tortitas (a las que no he<br />
prestado atención), la profesora, la<br />
señora Benshoff, nos pone a Sarah y a<br />
mí juntos. Pasando por una puerta que<br />
hay en <strong>el</strong> fondo d<strong>el</strong> aula, entramos en