1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
la mano suavemente sobre su cabeza. No puedo dejar de sonreír, y me saltan lágrimas de alegría a los ojos. Tiene el cuerpecito hecho un ovillo, la cabeza apoyada en las patas delanteras, los ojos levantados hacia mí. Está herido y magullado por la batalla, pero sigue vivo para contarlo. —Bernie Kosar, has salido de esta. Te debo la vida —le digo, y le doy un beso encima de la cabeza. Sarah le acaricia el lomo con la mano. —Yo le llevé a la camioneta mientras Mark te llevaba a ti. —Mark. Siento haber dudado de
él. Ella levanta una de las orejas de Bernie Kosar, que se vuelve hacia ella, le olisquea la mano y se la lame. —Entonces, ¿es verdad lo que ha dicho Mark, que Bernie creció diez metros y mató una bestia casi dos veces más grande que él? —Una bestia tres veces más grande que él —sonrío. Bernie Kosar me mira. «Qué mentiroso», me dice. Bajo la vista y le lanzo un guiño. Me pongo de pie y miro a Sarah. —Todo esto… —digo—. Todo esto ha ocurrido muy rápido. ¿Cómo
- Page 1114 and 1115: que le he visto coger del cofre ló
- Page 1116 and 1117: —¿Están todos bien? —pregunto
- Page 1118 and 1119: —Estaba en la nave con nosotros.
- Page 1120 and 1121: decía que nos quedaba poco tiempo.
- Page 1122 and 1123: Unas ramitas chasquean detrás de n
- Page 1124 and 1125: magullados, y sin más armas que nu
- Page 1126 and 1127: delante de nosotros, y allí es don
- Page 1128 and 1129: más fuerte. «Así que este es el
- Page 1130 and 1131: aterra. Pero Henri está conmigo, y
- Page 1132 and 1133: siento en ella la rabia ni la malic
- Page 1134 and 1135: estia a actuar, pero esta vacila fr
- Page 1136 and 1137: mujeres y niños. Los mogadorianos.
- Page 1138 and 1139: Caigo de bruces sobre el césped. A
- Page 1140 and 1141: ligeramente abiertos; cada respirac
- Page 1142 and 1143: oca. —Venir aquí, a Paradise, no
- Page 1144 and 1145: cañones, y sus sonidos y luces tra
- Page 1146 and 1147: propio ser empezara a desvanecerse.
- Page 1148 and 1149: ojos, está Sarah. Deja caer el cuc
- Page 1150 and 1151: los casos, trae una negrura impenet
- Page 1152 and 1153: prolonga con el alocado abandono de
- Page 1154 and 1155: digo. Unos ojos luminosos y amables
- Page 1156 and 1157: cae rodando por un lado de la cara.
- Page 1158 and 1159: —¿Dónde estamos? —pregunto.
- Page 1160 and 1161: de la cama y después me agacho par
- Page 1162 and 1163: fue difícil. Sólo teníamos como
- Page 1166 and 1167: lo llevas? Ella asiente y contesta:
- Page 1168 and 1169: —Y el mío te pertenece a ti. Atr
- Page 1170 and 1171: pudiéramos; después, vinimos aqu
- Page 1172 and 1173: —¿Cómo te sientes? —me pregun
- Page 1174 and 1175: hubieran pegado ojo. Mark está det
- Page 1176 and 1177: darme una paliza sin esfuerzo, te h
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- Page 1180 and 1181: Pienso llevarte de vuelta. De algú
- Page 1182 and 1183: econforta saber que Henri todavía
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- Page 1186 and 1187: acerco a Mark y le estrecho tambié
- Page 1188 and 1189: se para y pone la primera. Mark y S
él.<br />
Ella levanta una de las orejas de<br />
Bernie Kosar, que se vu<strong>el</strong>ve hacia<br />
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—Entonces, ¿es verdad lo que ha<br />
dicho Mark, que Bernie creció diez<br />
metros y mató una bestia casi dos<br />
veces más grande que él?<br />
—Una bestia tres veces más<br />
grande que él —sonrío.<br />
Bernie Kosar me mira. «Qué<br />
mentiroso», me dice. Bajo la vista y le<br />
lanzo un guiño. Me pongo de pie y<br />
miro a Sarah.<br />
—Todo esto… —digo—. Todo<br />
esto ha ocurrido muy rápido. ¿Cómo