1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
siento en ella la rabia ni la malicia que irradiaban las otras bestias, ni el ansia de sangre y muerte. Tiene un aura de temor, de tristeza. Me abro a ella, y veo imágenes de tortura y hambre. Veo a la bestia encerrada toda su vida en la Tierra, en una caverna húmeda a la que apenas llega la luz. La veo tiritando noches enteras para combatir el frío, siempre helada y mojada. Veo la forma en que los mogadorianos azuzan unas bestias contra otras, las obligan a pelear para adiestrarlas, para que sean más duras y crueles. Henri me suelta. No puedo sostener más el peso de Bernie Kosar,
y le dejo suavemente a mis pies, sobre el césped. Lleva minutos sin moverse, y no sé si aún sigue vivo. Doy un paso adelante y me arrodillo. Los soldados gritan a nuestro alrededor. No comprendo su idioma, pero por su tono sé que están impacientes. Uno de ellos agita la espada hacia mí, y un puñal me pasa rozando, un destello blanco que parpadea y me rasga la camisa por delante. Todavía de rodillas, alzo la vista hacia la bestia que se cierne sobre mí. Un arma se dispara, pero el proyectil pasa volando por encima de nuestras cabezas. Un disparo de advertencia para incitar a la
- Page 1082 and 1083: todavía siento su presencia, y me
- Page 1084 and 1085: los ojos se me abren de par en par
- Page 1086 and 1087: hacia delante hasta que ya no puedo
- Page 1088 and 1089: terminados en garras de rapaz, capa
- Page 1090 and 1091: al principio, pero enseguida me doy
- Page 1092 and 1093: siquiera, o eso también me lo esto
- Page 1094 and 1095: CAPÍTULO TREINTA Y DOS DESPUÉS DE
- Page 1096 and 1097: desayunaba. ¿Cuánto tiempo debe d
- Page 1098 and 1099: afilados, cuernos enroscados como l
- Page 1100 and 1101: patas traseras, y Bernie Kosar tien
- Page 1102 and 1103: hacer nada para impedirlo. Y yo no
- Page 1104 and 1105: como ha llegado. En este momento, s
- Page 1106 and 1107: invadido por algún tipo de dolor.
- Page 1108 and 1109: manos son demasiado grandes y la ho
- Page 1110 and 1111: partes trozos de cerebro, carne y c
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- Page 1114 and 1115: que le he visto coger del cofre ló
- Page 1116 and 1117: —¿Están todos bien? —pregunto
- Page 1118 and 1119: —Estaba en la nave con nosotros.
- Page 1120 and 1121: decía que nos quedaba poco tiempo.
- Page 1122 and 1123: Unas ramitas chasquean detrás de n
- Page 1124 and 1125: magullados, y sin más armas que nu
- Page 1126 and 1127: delante de nosotros, y allí es don
- Page 1128 and 1129: más fuerte. «Así que este es el
- Page 1130 and 1131: aterra. Pero Henri está conmigo, y
- Page 1134 and 1135: estia a actuar, pero esta vacila fr
- Page 1136 and 1137: mujeres y niños. Los mogadorianos.
- Page 1138 and 1139: Caigo de bruces sobre el césped. A
- Page 1140 and 1141: ligeramente abiertos; cada respirac
- Page 1142 and 1143: oca. —Venir aquí, a Paradise, no
- Page 1144 and 1145: cañones, y sus sonidos y luces tra
- Page 1146 and 1147: propio ser empezara a desvanecerse.
- Page 1148 and 1149: ojos, está Sarah. Deja caer el cuc
- Page 1150 and 1151: los casos, trae una negrura impenet
- Page 1152 and 1153: prolonga con el alocado abandono de
- Page 1154 and 1155: digo. Unos ojos luminosos y amables
- Page 1156 and 1157: cae rodando por un lado de la cara.
- Page 1158 and 1159: —¿Dónde estamos? —pregunto.
- Page 1160 and 1161: de la cama y después me agacho par
- Page 1162 and 1163: fue difícil. Sólo teníamos como
- Page 1164 and 1165: la mano suavemente sobre su cabeza.
- Page 1166 and 1167: lo llevas? Ella asiente y contesta:
- Page 1168 and 1169: —Y el mío te pertenece a ti. Atr
- Page 1170 and 1171: pudiéramos; después, vinimos aqu
- Page 1172 and 1173: —¿Cómo te sientes? —me pregun
- Page 1174 and 1175: hubieran pegado ojo. Mark está det
- Page 1176 and 1177: darme una paliza sin esfuerzo, te h
- Page 1178 and 1179: tumbado el cadáver de Henri, encim
- Page 1180 and 1181: Pienso llevarte de vuelta. De algú
siento en <strong>el</strong>la la rabia ni la malicia que<br />
irradiaban las otras bestias, ni <strong>el</strong> ansia<br />
de sangre y muerte. Tiene un aura de<br />
temor, de tristeza. Me abro a <strong>el</strong>la, y<br />
veo imágenes de tortura y hambre.<br />
Veo a la bestia encerrada toda su vida<br />
en la Tierra, en una caverna húmeda a<br />
la que apenas llega la luz. La veo<br />
tiritando noches enteras para combatir<br />
<strong>el</strong> frío, siempre h<strong>el</strong>ada y mojada. Veo<br />
la forma en que los mogadorianos<br />
azuzan unas bestias contra otras, las<br />
obligan a p<strong>el</strong>ear para adiestrarlas, para<br />
que sean más duras y cru<strong>el</strong>es.<br />
Henri me su<strong>el</strong>ta. No puedo<br />
sostener más <strong>el</strong> peso de Bernie Kosar,