1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
luna solitaria. Ni un solo soplo de viento. Miro a mi alrededor, pero no veo a Sam. Le llamo a gritos y no responde. Ansío oír algo, lo que sea, otro rugido, la escopeta de Henri, pero no hay nada. Me pongo en pie en el suelo, me sacudo el fango y las ramas como mejor puedo, y salgo del bosque por segunda vez. Las estrellas han reaparecido: un millón de luceros titilando en el cielo nocturno. ¿Ha terminado? ¿Hemos ganado? ¿O es sólo una tregua en la batalla? «El instituto —pienso—. Tengo que ir al instituto». Doy un paso adelante, y es
entonces cuando lo oigo. Otro bramido, procedente de los árboles de atrás. Los sonidos han vuelto. Tres disparos sucesivos estallan en la noche, pero su eco me impide saber de dónde vienen. Deseo con todo mi ser que sean de la escopeta de Henri, que siga vivo, que siga combatiendo. El suelo empieza a temblar. La bestia corre al galope, viniendo a mi encuentro. Los árboles que se parten y arrancan detrás de mí, que no parecen reducir la marcha de la bestia en absoluto, señalan claramente su dirección. ¿Será esta mayor que la
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entonces cuando lo oigo.<br />
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noche, pero su eco me impide saber<br />
de dónde vienen. Deseo con todo mi<br />
ser que sean de la escopeta de Henri,<br />
que siga vivo, que siga combatiendo.<br />
El su<strong>el</strong>o empieza a temblar. La<br />
bestia corre al galope, viniendo a mi<br />
encuentro. Los árboles que se parten<br />
y arrancan detrás de mí, que no<br />
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en absoluto, señalan claramente su<br />
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