1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
así cómo viajan, con semirremolques enormes». Seis y yo seguimos a Henri por los escalones. Llamo a Bernie Kosar, pero no se le ve por ningún lado. —No podemos esperarle otra vez —dice Henri—. No hay tiempo. Miro alrededor una última vez y cierro las puertas de golpe. Sin perder tiempo, recorremos el túnel, subimos al escenario y atravesamos el gimnasio. No vemos ni un solo rastreador, y tampoco a Mark y Sarah, cosa que me alivia. Espero que estén bien escondidos, y que Mark mantenga su promesa y se queden
donde están. Cuando llegamos de vuelta al aula de economía doméstica, aparto la nevera y cojo el Cofre. Henri y yo lo abrimos. Seis coge la piedra sanadora y la aprieta contra la barriga de Henri. Él se queda en silencio, con los ojos cerrados, aguantando la respiración. Tiene la cara roja por la tensión, pero no emite ni un solo sonido. Al cabo de un minuto, Seis retira la piedra. El corte se ha curado. Henri exhala, con la frente llena de sudor. Entonces llega mi turno. Seis presiona la piedra contra el corte de mi cabeza, y siento que me desgarra un dolor mayor que cualquiera que
- Page 976 and 977: apunta con ella. —Es hora de devo
- Page 978 and 979: en una montaña hueca de Virginia O
- Page 980 and 981: estamos desarrollando nuestras habi
- Page 982 and 983: muerte y aniquilación. ¿Por qué
- Page 984 and 985: CAPÍTULO TREINTA EL VIENTO IRRUMPE
- Page 986 and 987: destrozando algo. —¿Qué está p
- Page 988 and 989: calma, conservando la sangre fría
- Page 990 and 991: —¿Qué pasa, si se puede saber?
- Page 992 and 993: aparcamiento y se alejan a toda vel
- Page 994 and 995: acertado; la trampilla del escenari
- Page 996 and 997: tirón al cargador, mirando a Sarah
- Page 998 and 999: pesada. —No nos queda más remedi
- Page 1000 and 1001: vacío. Bernie Kosar ya ha llegado
- Page 1002 and 1003: Lo levanta en el aire para volver a
- Page 1004 and 1005: prenda de ropa interior sucia. Mark
- Page 1006 and 1007: indicándome que no lo sabe. —Vay
- Page 1008 and 1009: como puedo. Las paredes y el suelo
- Page 1010 and 1011: a un lado y luego al otro para cerc
- Page 1012 and 1013: a un rastreador al que no hemos vis
- Page 1014 and 1015: fuerza en la garganta, con los ojos
- Page 1016 and 1017: al rastreador más cercano hasta qu
- Page 1018 and 1019: —Tienes que llevar a Sarah al ins
- Page 1020 and 1021: vida. —Yo también te quiero —s
- Page 1022 and 1023: se han retirado y un tercero está
- Page 1024 and 1025: nosotros. —¿Qué es? —le pregu
- Page 1028 and 1029: haya sentido antes. Suelto quejidos
- Page 1030 and 1031: suspira con un gesto casi desespera
- Page 1032 and 1033: CAPÍTULO TREINTA Y UNO OTRO RUGIDO
- Page 1034 and 1035: escapar si permanecemos invisibles.
- Page 1036 and 1037: unos gemidos leves pero agudos, com
- Page 1038 and 1039: se separan y dan un salto desde uno
- Page 1040 and 1041: pueda llegar a hacerle. —¡Seis,
- Page 1042 and 1043: aplastarle, Henri desaparece. El pu
- Page 1044 and 1045: mecen por el efecto de una suave br
- Page 1046 and 1047: doy la vuelta y no veo nada al prin
- Page 1048 and 1049: pequeño puñal. Veo el proyectil t
- Page 1050 and 1051: más brillante en este nuevo mundo.
- Page 1052 and 1053: distancia que nos separaba con un p
- Page 1054 and 1055: horas entrenando en el patio con He
- Page 1056 and 1057: desafiante, se lleva una mano detr
- Page 1058 and 1059: árboles. Ya lo comprendo: es el ar
- Page 1060 and 1061: como si me hubiera caído un rayo e
- Page 1062 and 1063: medida que se acerca. Intento desvi
- Page 1064 and 1065: muerte blanca viene certera hacia m
- Page 1066 and 1067: primero. Espero que no sea el últi
- Page 1068 and 1069: esperando que el cañón me parta e
- Page 1070 and 1071: los que ya estaban aquí. Así que
- Page 1072 and 1073: No damos ni cinco pasos antes de qu
- Page 1074 and 1075: nuevo contra el suelo. El rostro. A
así cómo viajan, con semirremolques<br />
enormes». Seis y yo seguimos a Henri<br />
por los escalones. Llamo a Bernie<br />
Kosar, pero no se le ve por ningún<br />
lado.<br />
—No podemos esperarle otra vez<br />
—dice Henri—. No hay tiempo.<br />
Miro alrededor una última vez y<br />
cierro las puertas de golpe. Sin perder<br />
tiempo, recorremos <strong>el</strong> tún<strong>el</strong>, subimos<br />
al escenario y atravesamos <strong>el</strong><br />
gimnasio. No vemos ni un solo<br />
rastreador, y tampoco a Mark y<br />
Sarah, cosa que me alivia. Espero que<br />
estén bien escondidos, y que Mark<br />
mantenga su promesa y se queden