1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
fuerza en la garganta, con los ojos como poseídos por mil demonios. —¡Métete en el instituto! —grito, pero Sarah no me suelta. Un trueno repentino rompe el silencio, anunciando la tormenta que está a punto de caer, y sobre nosotros se acumulan unos nubarrones negros acompañados de destellos de relámpagos. Los truenos desgarran el cielo nocturno y sobresaltan a Sarah con cada fuerte estampido. Seis ha vuelto a aparecer diez metros más allá, con los ojos apuntando al cielo y el rostro tenso de concentración mientras alza ambos brazos. Es ella la
que está creando la tormenta con su legado de control del tiempo. Empiezan a caer rayos del cielo que fulminan a los rastreadores en el acto con pequeñas explosiones, y las nubes de ceniza que se forman flotan lánguidamente por el patio. Henri permanece a un lado de la escena, cargando más cartuchos en la escopeta. El rastreador al que estaba asfixiando Bernie Kosar termina sucumbiendo a la muerte, y sus cenizas revientan sobre la cara del perro. Este suelta un estornudo, se sacude las cenizas del pelaje y entonces corre a otro lado a dar caza
- Page 964 and 965: En los ojos de este hay una mirada
- Page 966 and 967: evuelve otros cajones y, tras sacar
- Page 968 and 969: sobre la herida. Henri se acerca al
- Page 970 and 971: desgarrón en el traje. —¿Qué e
- Page 972 and 973: hay fuera. «Espero que no sea nada
- Page 974 and 975: uscándoos —dice Seis. —¿Dónd
- Page 976 and 977: apunta con ella. —Es hora de devo
- Page 978 and 979: en una montaña hueca de Virginia O
- Page 980 and 981: estamos desarrollando nuestras habi
- Page 982 and 983: muerte y aniquilación. ¿Por qué
- Page 984 and 985: CAPÍTULO TREINTA EL VIENTO IRRUMPE
- Page 986 and 987: destrozando algo. —¿Qué está p
- Page 988 and 989: calma, conservando la sangre fría
- Page 990 and 991: —¿Qué pasa, si se puede saber?
- Page 992 and 993: aparcamiento y se alejan a toda vel
- Page 994 and 995: acertado; la trampilla del escenari
- Page 996 and 997: tirón al cargador, mirando a Sarah
- Page 998 and 999: pesada. —No nos queda más remedi
- Page 1000 and 1001: vacío. Bernie Kosar ya ha llegado
- Page 1002 and 1003: Lo levanta en el aire para volver a
- Page 1004 and 1005: prenda de ropa interior sucia. Mark
- Page 1006 and 1007: indicándome que no lo sabe. —Vay
- Page 1008 and 1009: como puedo. Las paredes y el suelo
- Page 1010 and 1011: a un lado y luego al otro para cerc
- Page 1012 and 1013: a un rastreador al que no hemos vis
- Page 1016 and 1017: al rastreador más cercano hasta qu
- Page 1018 and 1019: —Tienes que llevar a Sarah al ins
- Page 1020 and 1021: vida. —Yo también te quiero —s
- Page 1022 and 1023: se han retirado y un tercero está
- Page 1024 and 1025: nosotros. —¿Qué es? —le pregu
- Page 1026 and 1027: así cómo viajan, con semirremolqu
- Page 1028 and 1029: haya sentido antes. Suelto quejidos
- Page 1030 and 1031: suspira con un gesto casi desespera
- Page 1032 and 1033: CAPÍTULO TREINTA Y UNO OTRO RUGIDO
- Page 1034 and 1035: escapar si permanecemos invisibles.
- Page 1036 and 1037: unos gemidos leves pero agudos, com
- Page 1038 and 1039: se separan y dan un salto desde uno
- Page 1040 and 1041: pueda llegar a hacerle. —¡Seis,
- Page 1042 and 1043: aplastarle, Henri desaparece. El pu
- Page 1044 and 1045: mecen por el efecto de una suave br
- Page 1046 and 1047: doy la vuelta y no veo nada al prin
- Page 1048 and 1049: pequeño puñal. Veo el proyectil t
- Page 1050 and 1051: más brillante en este nuevo mundo.
- Page 1052 and 1053: distancia que nos separaba con un p
- Page 1054 and 1055: horas entrenando en el patio con He
- Page 1056 and 1057: desafiante, se lleva una mano detr
- Page 1058 and 1059: árboles. Ya lo comprendo: es el ar
- Page 1060 and 1061: como si me hubiera caído un rayo e
- Page 1062 and 1063: medida que se acerca. Intento desvi
fuerza en la garganta, con los ojos<br />
como poseídos por mil demonios.<br />
—¡Métete en <strong>el</strong> instituto! —grito,<br />
pero Sarah no me su<strong>el</strong>ta.<br />
Un trueno repentino rompe <strong>el</strong><br />
silencio, anunciando la tormenta que<br />
está a punto de caer, y sobre nosotros<br />
se acumulan unos nubarrones negros<br />
acompañados de dest<strong>el</strong>los de<br />
r<strong>el</strong>ámpagos. Los truenos desgarran <strong>el</strong><br />
ci<strong>el</strong>o nocturno y sobresaltan a Sarah<br />
con cada fuerte estampido. Seis ha<br />
vu<strong>el</strong>to a aparecer diez metros más<br />
allá, con los ojos apuntando al ci<strong>el</strong>o y<br />
<strong>el</strong> rostro tenso de concentración<br />
mientras alza ambos brazos. Es <strong>el</strong>la la