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CMYK<br />

4<br />

Editorial<br />

Huánuco, jueves 20<br />

de junio de 2019<br />

CMYK<br />

Tareas tras el incendio<br />

El voraz incendio que consumió mercadería y otros bienes<br />

de valor en tres galerías de la cuadra ocho en el jr. San Martín,<br />

al lado del mercado Modelo, y que mantuvo en vilo a la ciudadanía<br />

huanuqueña por varias horas, deja algunas lecciones<br />

y tareas para las autoridades locales y regionales.<br />

Primero, considerando la versión que la causa que provocó<br />

el fuego es un cortocircuito, hay la necesidad de que los<br />

miembros de las oficinas de Defensa Civil regional y de la Municipalidad<br />

de Huánuco, realicen un trabajo de inspección en<br />

todos los centros comerciales. Principalmente en el mercado<br />

Modelo y sus alrededores a fin de evitar otro hecho similar<br />

que podría acarrear consecuencias lamentables.<br />

Los responsables son los dueños de esas galerías y centros<br />

comerciales, pero es la municipalidad que entrega las licencias<br />

de funcionamiento, previo el visto bueno de Defensa Civil, por<br />

lo que también tiene responsabilidad en ello.<br />

Por otro lado, es un llamado a todos, de manera especial a<br />

las autoridades y empresarios, para contribuir en implementar<br />

a los bomberos. Hechos como el de ayer, debe llamar a<br />

reflexión para otorgarle la importancia debida al sacrificado<br />

trabajo que realizan los hombres de rojo, y La necesidad de<br />

que estén debidamente implementado para socorrernos en<br />

las emergencias.<br />

Como muchos fueron testigos, los integrantes de la Compañía<br />

Salvadora Huánuco n° 52, a pesar de lo obsoleto de sus<br />

equipos dieron todo de sí para controlar el fuego, al que se<br />

sumaron luego integrantes de las compañías de Pasco, Tingo<br />

María, Amarilis y Corpac con apoyo de la Policía y el Ejército.<br />

“Felicitar a los bomberos, limitada logística, grande en<br />

corazón”, resumió alguien, sobre el trabajo que demostraron<br />

los hombres de rojo.<br />

EL LENTE<br />

INCENDIO CONVERTIDO EN UN ESPECTÁCULO<br />

Mientras los bomberos, policías, soldados y serenos hacían lo imposible para apagar<br />

el fuego que acabó con todo lo que había en las galerías de la cuadra ocho del Jr. San<br />

Martín, y que mantenía en vilo a la ciudadanía huanuqueña, decenas de personas con<br />

celulares en mano convirtieron al hecho en un espectáculo, hasta impidiendo el pase<br />

de los camiones cisternas.<br />

DOXA URBANA<br />

DOXA URBANA<br />

Doenits<br />

Martín Mora<br />

Fuego en Polvos Azules<br />

Es de noche, y mientras escribo todavía se percibe<br />

el olor a quemado en las calles aledañas al<br />

Mercado Modelo, incluso al interior de la casa<br />

donde habito, en la cuadra dos del jirón Ayacucho.<br />

Unos minutos antes, mientras recorría el jirón<br />

San Martín para entrar a Ayacucho, el olor era más<br />

intenso. Desde la esquina se podía apreciar una<br />

nube oscura recorriendo la calle y difuminando los<br />

colores y la forma del mercado, así como las paredes<br />

de las casas colindantes a la galería Polvos Azules.<br />

Los patrulleros estaban apostados a un costado de<br />

la vía, y un cordón perimétrico custodiado por policías,<br />

impedía el acceso a la cuadra ocho del jirón San<br />

Martin. Había mucha gente aglomerada intentando<br />

captar un detalle nuevo sobre siniestro. Sus caras de<br />

pesadumbre y preocupación explicaban mejor que<br />

cualquier reportero la conmoción social que generó<br />

el incendio en Huánuco.<br />

Cuando estaba en la casa de mi madre, unas<br />

horas antes, el ulular de las sirenas de los bomberos,<br />

patrulleros y ambulancias daban cuenta de que el<br />

incendio en la galería era aún inmanejable. Estábamos<br />

almorzando en familia. No pudimos soslayarnos de<br />

conversar al respecto.<br />

–En Paucarbambilla el olor a quemado era clarito<br />

–dijo mi madre–. Estaba pesando arroz para una casera<br />

cuando la gente comenzó a hablar del incendio.<br />

Desde mi puesto podía ver el humo negro en el cielo.<br />

–Tenía que cubrir el jirón Huánuco hasta Independencia<br />

para dejar mercadería –intervino mi<br />

hermano–. Pero los policías cerraron el tránsito desde<br />

las nueve de la mañana.<br />

–Yo no sentí el olor a quemado –dijo Katherine,<br />

mi esposa–. Estaba jugando con la bebé en la sala –me<br />

miró serena–: Si no me hubieras llamado al celular,<br />

yo ni enterada.<br />

–¿Pero si estabas a dos cuadras? –le dije–. Vivimos<br />

en la cuadra dos de Ayacucho.<br />

–Deber ser el viento loco de la ciudad –respondió.<br />

Después del almuerzo, revisamos las redes sociales.<br />

Facebook estaba inundada de fotos y videos<br />

sobre el incendio. Las transmisiones en vivo se<br />

colaban unas a otras. La imagen más difundida fue<br />

la de un grupo numeroso de fisgones aglomerados<br />

en la esquina del jirón Huánuco y San Martín, que<br />

con los brazos en alto filmaban sin escrúpulos los<br />

disturbios que generaba el incendio, impidiendo<br />

el tránsito y la ayuda para sofocar el incendio. Otra<br />

publicación bastante difundida fue la del gobernador<br />

regional pidiendo calma a la población y culpando a<br />

sus antecesores por la negligente autorización con<br />

que se construyó la galería.<br />

Tome una siesta. Era penoso saber que nuestra<br />

ciudad volvía a ser sorprendida por un incendio<br />

pese a la experiencia de aquella remota catástrofe<br />

que consumió una casa entera en el jirón Aguilar,<br />

a la altura del jirón San Martín, y tiñó de negro el<br />

cielo huanuqueño por la impresionante cantidad<br />

de llantas almacenadas en su interior. Luego,<br />

hubo otras de menor magnitud; pero nosotros<br />

todavía no aprendemos. Seguimos echando la<br />

culpa a los demás y mirando de lejos la desgracia<br />

del prójimo. ¿Hasta cuándo?<br />

Al despertar, supe que tenía que escribir sobre<br />

el incendio. Era de noche. Pese al frío, salí de la<br />

casa de mi madre en polo y bermudas, y caminé<br />

hasta mi reducto en el jirón Ayacucho. Desde la<br />

azotea, todavía se aprecia bocanadas de humo<br />

escurriéndose por las aberturas del techo de<br />

la galería. El olor a quemado persiste. Nuestra<br />

necedad también es maloliente<br />

Editado e impreso por:<br />

Imprenta Editorial LS & JB SAC<br />

Jr. Bolivar n.° 519 – Huánuco<br />

Teléfono (062) 285413<br />

Celulares: 942805454 / 962330457 / 931879452 / 962652789<br />

Página web: www.tudiariohuanuco.pe<br />

Email: jtrujillo@tudiariohuanuco.pe / lbarrenechea@tudiariohuanuco.pe<br />

© Todos los derechos reservados<br />

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional con Registro n.° 2017-10239<br />

Los artículos firmados son responsabilidad de su autor<br />

Director: Javier Trujillo Garcia<br />

Asesor legal: Abog. Hernán Cajusol Chepe

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