JIMÉNEZ URE ANTE LA CRÍTICA (REVISIÓN 2019) SELECCIÓN DE MOISÉS CÁRDENAS

Críticos venezolanos y extranjeros opinan sobre la obra literaria del escritor Alberto Jiménez Ure. Críticos venezolanos y extranjeros opinan sobre la obra literaria del escritor Alberto Jiménez Ure.

19.04.2019 Views

las carcajadas de un Zeus. Ellos se ufanan de contar con la llave maestra que nos hace comprender la historia de modo científico. Sin embargo, su ciencia (llamémosla así) no es fructífera. Estanca y se encierra en límites exageradamente estrechos. Son capaces de asesinar mil hombres para demostrar que cinco (ellos mismos) deben vivir felices. Y su método materialista es capaz de inventar mitos contra algún país o algún hombre si este no se pliega a sus lineamientos (...) A usted se le busca llamar con epítetos. Ya sea reaccionario o peligroso. Pero, no importa. Es preferible ser reaccionario, es preferible ser un hombre peligroso, preocupado por el bienestar general del país, que ser un imbécil vacío o un político tranquilo (inepto, debí escribir aquí) Dejo aquí esta carta. Retomo mis palabras iniciales, y me despido lleno de un profundo agradecimiento por abrirnos Ud., a los que vendremos después, el camino hacia un país más capaz de aportar razones y sistemas filosóficos que piedras o muertos por alcohol. Atentamente (En Mérida, Venezuela, Enero de 1990)

-LI- EL PENSAMIENTO DE ALBERTO JIMÉNEZ URE: BREVE APROXIMACIÓN «Uno de sus mayores méritos precisamente radica en haber logrado que los extremos de dos de las búsquedas más universales, Saber y Crear, se toquen en una final síntesis, haciendo así, felizmente, presente la frase de Heráclito: Uno y el Mismo» Por Fernando BÁEZ Confieso que no deja de asombrarme la extraordinaria prosa de JIMÉNEZ URE. Una prosa en donde las palabras hieren como espinas y despiertan a bofetadas el pensamiento amodorrado, donde cada frase testimonia un paciente deseo de llegar al concepto, a la manera de un QUEVEDO, un GRACIÁN, un BORGES. Y es esta precisión, este rasgo tan peculiar, en verdad, el que le ha permitido acercar su obra a profundas fuentes filosóficas, estableciéndose una necesaria cercanía que ha terminado por hacer de

las carcajadas de un Zeus. Ellos se ufanan de<br />

contar con la llave maestra que nos hace<br />

comprender la historia de modo científico. Sin<br />

embargo, su ciencia (llamémosla así) no es<br />

fructífera. Estanca y se encierra en límites<br />

exageradamente estrechos. Son capaces de<br />

asesinar mil hombres para demostrar que cinco<br />

(ellos mismos) deben vivir felices. Y su método<br />

materialista es capaz de inventar mitos contra<br />

algún país o algún hombre si este no se pliega a sus<br />

lineamientos (...) A usted se le busca llamar con<br />

epítetos. Ya sea reaccionario o peligroso. Pero, no<br />

importa. Es preferible ser reaccionario, es<br />

preferible ser un hombre peligroso, preocupado<br />

por el bienestar general del país, que ser un imbécil<br />

vacío o un político tranquilo (inepto, debí escribir<br />

aquí)<br />

Dejo aquí esta carta. Retomo mis palabras<br />

iniciales, y me despido lleno de un profundo<br />

agradecimiento por abrirnos Ud., a los que<br />

vendremos después, el camino hacia un país más<br />

capaz de aportar razones y sistemas filosóficos que<br />

piedras o muertos por alcohol. Atentamente<br />

(En Mérida, Venezuela, Enero de<br />

1990)

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