Portafolio Brenda J
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Butler menciona: “La imaginería cristiana heterosexual llegó a Latinoamérica para reproducir<br />
expresivos modelos de sexo-género vía normalización y control” (Butler, 1990. p. 24). Estos<br />
modelos no son únicos de occidente, las culturas antiguas que fueron colonizadas, también tenían<br />
modelos patriarcales de opresión, por ello, en el texto de Marcella se expresa que lo que obtuvo el<br />
otro europeo no provino solamente por explotación del capital, sino por acuerdos sexuales. Un<br />
ejemplo de ello es la veneración de la Virgen de Guadalupe, la cual es un convenio religioso sexual<br />
que simboliza la perdurabilidad del sistema patriarcal de una gran narrativa a la otra.<br />
Es de importancia comprender que detrás de las grandes narrativas como las cristianas, se<br />
encuentran mutilaciones, así como aceptaciones: el patriarcado ha sido parte de la continuidad.<br />
Estas grandes narrativas obedecen a lo que Foucault menciona como necesidades corporales de<br />
aleccionamiento disciplinario y ordenamiento de la racionalidad, las instituciones y la sexualidad<br />
(Foucault, 1980. pp. 196-197.<br />
Es de interés analizar cómo y porque hemos sido capaces de seguir los diversos sistemas políticos<br />
y culturales a lo largo de la historia, mas no una experiencia histórica de normalización no<br />
heterosexual. Lo anterior ha hecho que se considere la heterosexualidad como lo oficial, y deja en<br />
el espacio de perversiones todas las demás expresiones de la sexualidad.<br />
La opresión de las mujeres sigue siendo el foco de un sentido de solidaridad entre conquistadores<br />
y conquistados, en varios estudios de teólogos de la Liberación observamos cómo se tiene la<br />
impresión de la ruptura de la autoridad (del marido a su esposa) más que por la violación en sí. Lo<br />
cual indica que es más el problema por la posesión, que por los abusos sufridos por las mujeres<br />
(sistema de propiedad).<br />
Ante lo anterior, es de gran importancia tomar en cuenta el elemento resistencia, ya que este forma<br />
parte de la construcción del discurso de autoridad. Detrás de todo discurso de autoridad se<br />
encuentran otros grandes discursos que son silenciados y excluidos, discursos como el de las<br />
mujeres, indígenas, afrodescendientes, homosexuales, entre otros.<br />
Por ello, la teología indecente debe basar sus relatos en la transgresión sexual, lejos de las<br />
categorías sexuales binarias normalizadoras, mismas que se encuentran en el cristianismo y que<br />
condenan con la carga “divina”.<br />
Althaus menciona como la teología es un acto sexual el cual interviene en la construcción<br />
ideológica de Dios, basado en sus discursos de control y regulaciones con respecto a su postura<br />
heterosexual plasmada como la única realidad. En este sistema de la decencia es donde se regula la<br />
forma de vestir, actuar y pensar de las mujeres, así como su conocimiento y apropiación corporal.<br />
Althaus expresa como dentro de la teología los pobres llegaron a ser un buen negocio, temas<br />
como de homosexualidad y cristianismo han sido producto de una venta enorme de libros. Sin<br />
embargo se pierde el transfondo y responden a intereses más no a las necesidades reales de esas<br />
personas. “Los pobres” era un concepto que seguía reflejando las tendencias homogéneas<br />
heredadas de la teología occidental.<br />
8