26.01.2019 Views

EL COLLAR DE LA REINA

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿No me abrazas, hijo mío?<br />

Y pronunció estas palabras en el tono con que el padre de un atleta griego usaría para<br />

agradecer a su hijo la victoria conquistada en el circo.<br />

—Querido padre, con todo el corazón.<br />

Pero se podía comprender que no había ninguna armonía entre el acento de estas<br />

palabras y su significado.<br />

—Vamos, ahora que ya me has abrazado, ve de prisa.<br />

Y le dio un ligero empujón.<br />

—¿Pero adonde queréis que vaya, monsieur? —preguntó Felipe.<br />

—Allá abajo.<br />

—¿Allá abajo?<br />

—Sí, cerca de la reina.<br />

—Oh, no, padre; no, gracias.<br />

—¿Cómo no, cómo gracias? ¿Estás loco? ¿No quieres ir a reunirte con la reina?<br />

—Es imposible; no penséis en eso, querido padre.<br />

—¿Cómo imposible? ¿Imposible ir a reunirte con la reina, que te espera?<br />

—¿Me espera a mí?<br />

—Claro. La reina que te desea.<br />

—¿Que me desea?<br />

Y De Taverney miró fijamente al barón.<br />

—Padre mío —dijo fríamente—, creo que os estáis olvidando de vuestro decoro.<br />

—Es asombroso, mi palabra de honor —dijo el anciano, irguiéndose y golpeando el<br />

suelo con el pie—. Felipe, hazme el honor de decirme de dónde vienes.<br />

—Monsieur —dijo tristemente el caballero—, tengo miedo de llegar a una conclusión.<br />

—¿Cuál?<br />

—Creo que os estáis burlando de mí, o bien...<br />

—¿O bien...?<br />

—O bien, y perdonadme, os habéis vuelto loco.<br />

El viejo estrujó un brazo de su hijo con tanto vigor que Felipe hizo una mueca de dolor.<br />

—Escucha, Felipe: América es un país demasiado alejado de Francia, lo sé.<br />

—Sí, padre; muy lejos, pero no comprendo qué queréis decir; explicaos, pues, os lo<br />

ruego.<br />

—Un país donde no hay ni rey ni reina.<br />

—Ni vasallos.<br />

—Muy bien, ni vasallos, monsieur filósofo. Yo no niego eso, aunque ese punto no me<br />

interesa. Me es igual. Pero lo que no me es igual, lo que me apena, lo que me humilla,<br />

es que yo también tengo miedo de llegar a una conclusión.<br />

—¿Cuál, padre? En todo caso pienso que nuestras conclusiones no se parecen.<br />

—La mía es que eres un necio, hijo mío, y esto no está permitido a un mozo ya<br />

experimentado como tú; mira, mira allá abajo.<br />

—Ya lo hago, monsieur.<br />

—La reina regresa, y esto por tercera vez; sí, monsieur, la reina vuelve por tercera vez;<br />

mira cómo aún se vuelve. Ella busca a alguien, al monsieur necio, al monsieur puritano,<br />

al monsieur de América. ¡Oh...!<br />

Y el viejecillo mordió, no con los dientes, sino con las encías, sus guantes grises.<br />

—Muy bien, monsieur —dijo el joven—, pero aunque fuera verdad, lo que no es<br />

probable, ¿es a mí a quien la reina busca?<br />

—¡Oh! —exclamó el viejo, enfurecido—. Ha dicho «aunque fuera verdad», pero ese<br />

hombre no es de mi sangre, no es un De Taverney.<br />

—Yo no soy de vuestra sangre —murmuró Felipe.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!