26.01.2019 Views

EL COLLAR DE LA REINA

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

"¿Soy acaso una cristiana? ¿Soy una criatura parecida a las otras? ¿Me has creado para<br />

la piedad, Tú a quien se llama Dios soberano, árbitro de todas las cosas? ¿Tú, de quien<br />

se dice que eres justo por excelencia y que siempre me has castigado sin que nunca<br />

hubiese pecado? ¿Tú, de quien se dice que eres el Dios de la paz y del amor y a quien<br />

debo el vivir en la turbación, las cóleras y las venganzas sangrientas? ¿Tú, a quien debo<br />

el tener como el más mortal enemigo al único hombre al que hubiese amado?<br />

"¡No— continuó diciéndose—, no, las cosas de este mundo y las leyes de Dios, no me<br />

conciernen! Sin duda he sido maldecida antes de nacer y puesta, cuando vi la luz, fuera<br />

de las leyes de la humanidad".<br />

Volviendo su pensamiento al pasado doloroso, se dijo:<br />

"¡Extraño! ¡Extraño! Está cerca de mí un hombre cuyo solo nombre me hacía morir de<br />

felicidad. Si este hombre hubiera venido a pedirme por mí misma, me hubiese visto<br />

forzada a caer a sus pies y pedirle perdón por mi falta de otro tiempo. ¡Dios mío! Y este<br />

hombre que adoraba, tal vez me hubiese rechazado. Hoy se casa conmigo y es él el que<br />

vendrá a pedirme perdón de rodillas. ¡Extraño! ¡Oh, sí; bien extraño!"<br />

En aquel momento la voz del oficiante sonó en su oído. Decía:<br />

—Jacobo Oliverio de Charny, ¿tomáis por esposa a María Andrea de Taverney?<br />

—Sí— respondió con voz firme Oliverio.<br />

—Y vos, María Andrea de Taverney, ¿tomáis como esposo a Jacobo Oliverio de<br />

Charny?<br />

—¡Sí!— respondió Andrea con una entonación casi salvaje, que hizo estremecer a la<br />

reina y a más de una dama en el auditorio.<br />

Entonces Charny puso en el dedo de su mujer el anillo de oro.<br />

En seguida se levantó el rey. La misa estaba acabada. Todos los cortesanos fueron a la<br />

galería a saludar a los dos esposos.<br />

Al volver, el señor de Suffren había tomado la mano de su sobrina; le prometía, en<br />

nombre de Oliverio, la felicidad que merecía tener.<br />

Andrea dio las gracias al bailío sin sonreír un solo momento y rogó tan sólo a su tío que<br />

la condujese pronto a la presencia del rey, para darle las gracias, porque se sentía débil.<br />

En efecto, en aquel momento una palidez espantosa cubrió su rostro.<br />

Charny la vio de lejos sin atreverse a acercarse a ella.<br />

El bailío atravesó el gran salón, acompañó a Andrea hasta la presencia del rey, que la<br />

besó en la frente y le dijo:<br />

—Señora condesa, pasad a la habitación de la reina; Su Majestad os quiere hacer su<br />

regalo de bodas.<br />

Después de decir estas palabras, que él creyó llenas de gracia, se retiró seguido por toda<br />

la corte, dejando a la recién casada, atontada, desesperada en brazos de Felipe.<br />

—¡Oh!— murmuró—. ¡Es demasiado, es demasiado, Felipe! ¡No obstante, yo creía<br />

haber sufrido ya lo suficiente!...<br />

—¡Valor!— le dijo en voz baja Felipe—; sólo falta esta prueba, hermana mía.<br />

—¡No, no— respondió Andrea—, no podría! Las fuerzas de una mujer son limitadas;<br />

tal vez haré lo que me piden, pero pensad Felipe que si ella me habla y me felicita, ¡me<br />

moriré!<br />

—Os moriréis si es preciso, querida hermana— dijo el joven—, y entonces seréis más<br />

feliz que yo, que quisiera estar muerto.<br />

Y pronunció estas palabras con acento tan sombrío y doloroso, que Andrea, como si se<br />

hubiera sentido desgarrada por un aguijón, corrió hacia adelante y penetró en las<br />

habitaciones de la reina.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!