26.01.2019 Views

EL COLLAR DE LA REINA

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Cagliostro, al que rechazáis, habéis tenido el capricho de conceder a ese loco el derecho<br />

de... decir?... No; ese hombre ha perdido el juicio, decididamente.<br />

—Pero, en fin, ¿dónde está el peligro?<br />

—Lo vais a comprender. Tenemos que habérnoslas con un loco, es decir, con un<br />

hombre que no teme nada ni tiene el menor miramiento. En tanto que se trataba de una<br />

rosa entregada o de una mano besada, no había nada que decir; una reina tiene rosas en<br />

el parque y sus manos a la disposición de sus súbditos; pero si fuera verdad que en la<br />

tercera entrevista... ¡Ah! Hija mía, desde que se me ha ocurrido esto, ya no me río.<br />

Olive se sintió estremecer de miedo,<br />

—¿Qué ocurrirá, pues?— preguntó.<br />

—En primer lugar, vos no sois la reina. Al menos, que yo sepa...<br />

—No.<br />

—Y habiendo usurpado la condición de Su Majestad para cometer una... ligereza de esa<br />

índole...<br />

—¿Qué?<br />

—¿Qué? A eso le llaman crimen de lesa majestad, y tal crimen se condena con la<br />

muerte.<br />

Olive ocultó el rostro entre sus manos.<br />

—Después de todo, como vos no habéis hecho lo que ese oficial pretende con jactancia,<br />

estaréis pronta a demostrarlo. Por lo que se refiere a las dos ligerezas precedentes, son<br />

castigadas sólo con unos años de prisión y destierro.<br />

—¡Prisión! ¡Destierro!— exclamó Olive aterrada.<br />

—Esto no es una cosa irreparable. Yo tomaré mis precauciones y me pondré a<br />

resguardo.<br />

—¿También vos tenéis algo que temer?<br />

—¡Por Dios! ¿Acaso ese insensato no me denunciará en seguida? ¡Ah, mí pobre Olive,<br />

ha sido una mistificación que nos va a costar cara!<br />

Olive comenzó a sollozar.<br />

—¡Cuan infeliz soy! Este maldito carácter mío me perderá; no puedo estar tranquila.<br />

Parece que el genio del mal me persigue. ¡Ya veréis, cómo después de esta desgracia me<br />

sobrevendrá otra!<br />

—No os desesperéis; tratad tan sólo de evitar el escándalo.<br />

—¡Oh! Me encerraré en la casa de mi protector. ¿Y si se lo confesase todo?<br />

—¡Bonita idea! Decir a un hombre que os lleva en palmas, disimulando el amor que<br />

siente por vos, la imprudencia que cometisteis con otro. Digo sólo imprudencia, notadlo<br />

bien; sin contar con lo que sospechará.<br />

—¡Dios mío! Tenéis razón.<br />

—Hay más; el rumor sobre esto se va a extender, las búsquedas de los magistrados<br />

despertarán los escrúpulos de vuestro protector. ¿Quién sabe si para quedar bien con la<br />

corte no os entregará?<br />

—¡Oh!<br />

—Admitamos que se limite pura y simplemente a echaros. ¿Qué será de vos?<br />

—Estaría perdida irremisiblemente.<br />

—Y el señor de Beausire, cuando sepa esto...— dijo lentamente Juana, estudiando el<br />

efecto del golpe.<br />

Olive se sobresaltó ante tal idea.<br />

— ¡Me matará! ¡Oh, no— dijo—, me mataré yo antes!<br />

Y volviéndose hacia Juana añadió con desesperación:<br />

—Vos no podéis salvarme, puesto que también estáis perdida.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!