26.01.2019 Views

EL COLLAR DE LA REINA

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

medio millón, porque el príncipe de Rohan no trabaja por ambición ni por avaricia; le<br />

mueve el amor.»<br />

El cardenal se repuso en seguida. La alegría no es una enfermedad que dure demasiado,<br />

y como era un hombre curtido, entendió conveniente hablar de negocios con Juana,<br />

como si quisiera hacerle olvidar que acababa de hablarse a sí misma de amor.<br />

—Amiga mía —dijo, estrechando a Juana entre sus brazos—, ¿qué pretende hacer la<br />

reina con ese préstamo que vos le habéis ofrecido?<br />

—¿Me lo preguntáis porque la reina no tiene bastante dinero?<br />

—Justo.<br />

—Pretende pagaros como si ella pagase a Boehmer, con la diferencia de que si ella se lo<br />

hubiese comprado a Boehmer, todo París lo sabría, lo que sería inadmisible después de<br />

la famosa palabra del barco, y si ella burlase al rey, toda Francia la miraría con disgusto.<br />

La reina quiere tener por entregas los diamantes y pagarlos por entregas. Vos le<br />

proporcionaréis la ocasión, y seréis un cajero discreto y solvente si ella tuviese<br />

dificultades. Esto es todo. Es feliz, paga, y vos no pidáis más que eso.<br />

—¿Paga? ¿Y cómo?<br />

—La reina, una mujer que lo comprende todo, sabe que vos tendréis deudas, monseñor,<br />

y por otra parte es orgullosa; no es una amiga que reciba obsequios. Cuando yo le he<br />

dicho que habíais anticipado doscientas cincuenta mil libras...<br />

—¿Se lo habéis dicho?<br />

—¿Por qué no?<br />

—Ha sido exponer el negocio al fracaso.<br />

—Era procurarle el medio, la razón para aceptar. Nada por nada; ésa es la divisa de la<br />

reina.<br />

—Dios mío...<br />

Juana sacó tranquilamente del bolso la cartera de Su Majestad.<br />

—¿Qué es eso?<br />

—Una cartera con billetes de caja por doscientas cincuenta mil libras.<br />

—Pero...<br />

—Que la reina os envía con toda su gratitud.<br />

—Oh...<br />

—¿Qué es lo que miráis?<br />

—Miro esta cartera.<br />

—¿Os gusta? Tampoco es de la mejor calidad.<br />

—Me agrada, no sé por qué.<br />

—Tenéis buen gusto.<br />

—¿Os burláis de mí? ¿Por qué decís que tengo buen gusto?<br />

—Cuando tenéis el mismo gusto de la reina...<br />

—Esta cartera...<br />

—Era de la reina, monseñor...<br />

—¿La tenéis en mucha estima?<br />

—En mucha.<br />

—Se comprende.<br />

—Sin embargo, si a vos os agrada... —dijo la condesa, con una de esas sonrisas que<br />

hasta a los santos hacen vacilar.<br />

—No lo dudéis, condesa, pero no quiero privaros de ella.<br />

—Tomadla.<br />

—Condesa... —murmuró, sonriendo, el cardenal—. Sois la amiga más preciosa, la más<br />

espiritual, la más...<br />

—Sí, sí.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!