26.01.2019 Views

EL COLLAR DE LA REINA

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Yo, al contrario, más que nunca; y fue este amor el que me perdió. Yo soy bella, soy<br />

orgullosa, y cuando quiero, soy insolente. Yo pondría mi cabeza sobre un tajo para<br />

hacerla abatir, antes que permitir que se diga que la he inclinado.<br />

—Tenéis valor, Nicolasa.<br />

—Sí, lo he tenido... en otro tiempo —dijo la muchacha suspirando.<br />

—¿La conversación os entristece?<br />

—No, al contrario, me hace bien. ¡Remontar hasta mi juventud! Ocurre en la vida como<br />

en los ríos. El río más turbulento ha tenido una fuente pura. Continuad y no prestéis<br />

atención a un pobre suspiro perdido que sale de mi pecho.<br />

—¡Oh! —dijo el dominó azul con un dulce balanceo que traicionaba una sonrisa oculta<br />

bajo la máscara—. De vos, de Gilberto y de otra persona, yo, mi pobre niña, sé todo lo<br />

que vos podéis saber.<br />

—Entonces —gritó Olive—, decidme por qué Gilberto huyó del Trianón; y si vos me lo<br />

decís...<br />

—¿Os habré convencido? ¡Pues bien! Yo no os lo diré, y os convenceré aún mejor.<br />

—¿Cómo?<br />

—Preguntándome por qué Gilberto ha abandonado el Trianón no es una verdad que vos<br />

queréis constatar en mi respuesta, es algo que no sabéis y que deseáis saber.<br />

—Es verdad.<br />

De pronto, ella se estremeció tan vivamente como no lo había hecho hasta entonces y<br />

tomó las manos del hombre entre las suyas crispadas.<br />

—¡Dios mío! —dijo—. ¡Dios mío!<br />

—¿Qué ocurre?<br />

Nicolasa pareció querer apartar la idea que le había llevado a esta demostración.<br />

—Nada.<br />

—Si queréis preguntarme algo...<br />

—Sí. Decidme con toda franqueza lo que ha sido de Gilberto.<br />

—¿No habíais oído decir que había muerto?<br />

—Claro.<br />

—Pues bien, está muerto.<br />

—¿Muerto? —dijo Nicolasa con aire de duda.<br />

Después, con un brusco estremecimiento que se parecía al primero, añadió:<br />

—Por favor, monsieur, hacedme otro servicio.<br />

—Y dos, y diez, tantos como vos queráis, mi querida Nicolasa.<br />

—Yo os he visto en mi casa hace dos horas, ¿no es verdad?<br />

—Sin duda.<br />

—Hace dos horas no buscabais ocultaros de mí.<br />

—Al contrario; buscaba hacerme notar.<br />

—¡Oh, loca, loca que soy! Yo que os he mirado tanto. ¡Loca, loca, loca, estúpida!<br />

¡Mujer y nada más que mujer!, como decía Gilberto.<br />

—¡Está bien! Dejad vuestros bellos cabellos. Y dejad de censuraros.<br />

—No. Quiero castigarme por haberos mirado sin haberos visto.<br />

—No os comprendo.<br />

—¿Sabéis lo que yo os pido?<br />

—Pedid.<br />

—Quitaos vuestra máscara.<br />

—Aquí es imposible.<br />

—¡Oh! No es el temor de ser visto por los demás, por otras miradas que las mías, lo que<br />

os impide hacerlo; detrás de esta columna, en las sombras de la galería, si quisierais<br />

hacerlo, sólo os vería yo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!