Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
<strong>en</strong> <strong>el</strong> Jardín d<strong>el</strong> Edén había habido una sombra, la sombra de la<br />
Serpi<strong>en</strong>te. «La g<strong>en</strong>te hace verdaderas locuras.» ¡Oh, cuan<br />
desagradable era oír estas palabras!<br />
— Haré indagaciones, Victoria -explicó Molly, muy seria, a la nativa-.<br />
No te preocupes. Y sobre todo no vayas a dedicarte ahora a<br />
esparcir por ahí rumores estúpidos, car<strong>en</strong>tes de todo fundam<strong>en</strong>to.<br />
Entró <strong>en</strong> <strong>el</strong> despacho Tim K<strong>en</strong>dal. Victoria se despidió... Hubiera<br />
preferido quedarse con <strong>el</strong> matrimonio.<br />
— ¿Sucede algo, Molly?<br />
Ésta vaciló... P<strong>en</strong>só luego que Victoria podía ir <strong>en</strong> busca de su<br />
marido para contárs<strong>el</strong>o todo. Le refirió lo que la chica indíg<strong>en</strong>a le<br />
había contado.<br />
— No acierto a compr<strong>en</strong>der este galimatías... ¿Cómo eran esas<br />
tabletas?<br />
— En realidad no lo sé, Tim. El doctor Robertson dijo, cuando vino,<br />
que serían para combatir la hipert<strong>en</strong>sión.<br />
— La idea es correcta... Quiero decir que como Palgrave t<strong>en</strong>ía la<br />
t<strong>en</strong>sión alta, lo lógico es que tomara una medicina adecuada. Hay<br />
mucha g<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su caso. Lo he podido ver yo mismo.<br />
— Sí, pero... Victoria parece p<strong>en</strong>sar que <strong>el</strong> comandante murió a<br />
consecu<strong>en</strong>cia de haber ingerido una de las tabletas.<br />
— ¡Oh, querida! No dramaticemos ahora. ¿Quieres darme a<br />
<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que algui<strong>en</strong> pudo sustituir <strong>el</strong> medicam<strong>en</strong>to por una<br />
sustancia <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ada que <strong>en</strong> cuanto a su pres<strong>en</strong>tación fuese<br />
igual?<br />
— Expuestas así las cosas su<strong>en</strong>an a absurdo — contestó Molly <strong>en</strong><br />
tono de excusa-. Sin embargo, es preciso hacer hincapié <strong>en</strong> un<br />
hecho: eso es lo que cree Victoria.<br />
— ¡Qué estúpida! Podríamos preguntarle al doctor Graham por <strong>el</strong>lo.<br />
Supongo que estará bi<strong>en</strong> <strong>en</strong>terado. Pero es una tontería. No vale la<br />
p<strong>en</strong>a molestarle.<br />
— Eso mismo pi<strong>en</strong>so yo.<br />
— ¿Qué diablos le habrá llevado a p<strong>en</strong>sar a esa chica que algui<strong>en</strong><br />
pudo sustituir las tabletas por otras? Bu<strong>en</strong>o, aprovecharían <strong>el</strong><br />
mismo frasco, ¿no?<br />
— No sé. ¿Cómo quieres que lo sepa, Tim? -dijo Molly,<br />
desconcertada— . Victoria asegura que no había visto nunca <strong>en</strong> la<br />
habitación de Palgrave un frasco de «Ser<strong>en</strong>ite» antes de la muerte<br />
de nuestro huésped.<br />
— ¡Tonterías! — exclamó Tim K<strong>en</strong>dal— . El comandante t<strong>en</strong>ía que<br />
tomar sus tabletas para que su t<strong>en</strong>sión fuese la normal.<br />
Tras haber pronunciado estas palabras, Tim, muy animado, se<br />
marchó <strong>en</strong> busca de Fernando, <strong>el</strong> maître d'hot<strong>el</strong>.