Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
La señora Walters no formuló la m<strong>en</strong>or respuesta. Púsose <strong>en</strong> pie,<br />
ayudando a mister Rafi<strong>el</strong> a hacer lo mismo. Los dos fueron<br />
acercándose al agua. Esther avanzaba p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de él. Juntos<br />
<strong>en</strong>traron por último <strong>en</strong> <strong>el</strong> húmedo <strong>el</strong>em<strong>en</strong>to.<br />
La señora Caspearo abrió los ojos, murmurando:<br />
— ¡Qué feos son los viejos! ¡Oh, qué feos! Los hombres no debieran<br />
llegar a esas edades sino morir, por ejemplo, a los cuar<strong>en</strong>ta años.<br />
O, mejor aún: al cumplir los treinta y cinco.<br />
Acercándose al grupo, Edward Hillingdon, al cual había<br />
acompañado hasta allí Gregory Dyson, preguntó:<br />
— ¿Qué tal está <strong>el</strong> agua, Ev<strong>el</strong>yn?<br />
— Igual que siempre.<br />
— ¿Dónde para Lucky?<br />
— No lo sé.<br />
De nuevo miss Marple contempló con actitud reflexiva la m<strong>en</strong>uda y<br />
oscura cabeza de Ev<strong>el</strong>yn.<br />
— Bu<strong>en</strong>o, ahora voy a s<strong>en</strong>tirme ball<strong>en</strong>a por un rato -anunció<br />
Gregory.<br />
Después de quitarse la camisa, saturada de polícromos dibujos,<br />
echó a correr playa abajo y una vez se hubo precipitado <strong>en</strong> <strong>el</strong> mar<br />
com<strong>en</strong>zó a nadar un rápido «crawl». Edward Hillingdon se quedó<br />
s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> la ar<strong>en</strong>a junto a su esposa, a la que preguntó luego:<br />
— ¿Te vi<strong>en</strong>es?<br />
Ella sonrió, poniéndose <strong>el</strong> gorro nuevam<strong>en</strong>te. Alejáronse de los<br />
demás de una manera m<strong>en</strong>os espectacular que Gregory. La señora<br />
de Caspearo tornó a abrir los ojos...<br />
— Al principio creí que esa pareja estaba <strong>en</strong> su luna de mi<strong>el</strong>. ¡Hay<br />
que ver lo amable que es él con <strong>el</strong>la! Después me <strong>en</strong>teré de que<br />
llevan ocho o nueve años de matrimonio. Resulta increíble,<br />
¿verdad?<br />
— ¿Dónde parará la señora Dyson? — preguntó miss Marple.<br />
— ¿Ésa que llaman Lucky? Estará <strong>en</strong> compañía de algún hombre.<br />
— ¿En serio que usted cree que...?<br />
— ¡Y tan <strong>en</strong> serio! — exclamó la señora de Caspearo— . Es fácil<br />
descubrir a qué grupo pert<strong>en</strong>ece esa mujer. Lo malo es que la<br />
juv<strong>en</strong>tud se le ha ido ya... su esposo hace como que no ve nada. En<br />
realidad es que mira hacia otras partes. Llevaba a cabo alguna<br />
conquista que otra, aquí, allí, <strong>en</strong> todo mom<strong>en</strong>to.<br />
— Sí — respondió miss Marple— . Usted t<strong>en</strong>ía que estar bi<strong>en</strong><br />
<strong>en</strong>terada de eso.<br />
La señora de Caspearo le correspondió con una mirada de profunda<br />
sorpresa. No había esperado tal andanada por aqu<strong>el</strong>la parte.<br />
Miss Marple, no obstante, continuaba contemplando las <strong>el</strong>evadas