Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
Al cabo de un rato, sin embargo, inexplicablem<strong>en</strong>te, la muerte d<strong>el</strong><br />
comandante Palgrave volvió a ser <strong>el</strong> tema dominante de su diálogo.<br />
— Es muy triste ver morir a una persona de esta manera, lejos de<br />
los suyos, de sus familiares más queridos. Pero de las palabras de<br />
ese hombre deduje, ahora que me acuerdo, que carecía de<br />
pari<strong>en</strong>tes próximos. Creo que vivió solo algún tiempo, <strong>en</strong> Londres.<br />
— Viajó mucho, me parece — adujo <strong>el</strong> doctor Graham— . Sobre todo<br />
durante los inviernos. No podía con <strong>el</strong> típico mal tiempo inglés. La<br />
verdad es que no puede reprochárs<strong>el</strong>e nada <strong>en</strong> tal aspecto.<br />
— No — convino miss Marple— . Ahora yo me pregunto también: ¿no<br />
padecería de los bronquios o sufriría de reuma? En tal caso estaría<br />
más que justificado <strong>el</strong> preferir pasar los inviernos <strong>en</strong> cualquier<br />
soleado país extranjero, ¿no le parece?<br />
— ¡Oh, no! No creo que hubiera nada de eso...<br />
— Padecía de t<strong>en</strong>sión alta... ¿Hipert<strong>en</strong>sión sanguínea se la llama,<br />
verdad? Es muy frecu<strong>en</strong>te hoy <strong>en</strong> día esta <strong>en</strong>fermedad. Se oye<br />
hablar de <strong>el</strong>la a todas horas.<br />
— ¿Le contó él algo refer<strong>en</strong>te a la misma?<br />
— ¡Oh, no! No la m<strong>en</strong>cionó nunca. Fue otra persona qui<strong>en</strong> me habló<br />
de eso.<br />
— ¡Ah!, ¿sí?<br />
— Supongo — prosiguió dici<strong>en</strong>do miss Marple— que <strong>en</strong> dichas<br />
circunstancias no es de extrañar que sobrev<strong>en</strong>ga la muerte.<br />
— Bu<strong>en</strong>o, eso es r<strong>el</strong>ativo — explicó <strong>el</strong> doctor Graham— .<br />
Actualm<strong>en</strong>te exist<strong>en</strong> ciertos métodos para controlar la presión<br />
sanguínea.<br />
— Su muerte se me antojó a mí demasiado rep<strong>en</strong>tina, pero me<br />
imagino que a usted no le sorpr<strong>en</strong>dería.<br />
— No podía sorpr<strong>en</strong>derme de un hombre de su edad. Pero no la<br />
esperaba. Con franqueza yo estaba conv<strong>en</strong>cido de que <strong>el</strong><br />
comandante Palgrave gozaba de una salud exc<strong>el</strong><strong>en</strong>te. No es que yo<br />
le at<strong>en</strong>diera profesionalm<strong>en</strong>te, no. Jamás le tomé la presión ni me<br />
consultó como médico.<br />
— ¿Pres<strong>en</strong>ta <strong>el</strong> <strong>en</strong>fermo de hipert<strong>en</strong>sión síntomas externos,<br />
susceptibles de ser observados por cualquiera, mejor dicho, por un<br />
doctor? — inquirió miss Marple con aire de absoluta inoc<strong>en</strong>cia.<br />
— A simple vista no se le puede descubrir nada al paci<strong>en</strong>te — replicó<br />
<strong>el</strong> doctor Graham sonri<strong>en</strong>do— . Es preciso efectuar determinadas<br />
pruebas.<br />
— ¡Ah, ya sé! Está usted p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> esa banda de goma que se<br />
arrolla al brazo d<strong>el</strong> <strong>en</strong>fermo, para ser hinchada a continuación... A<br />
mí me disgusta profundam<strong>en</strong>te. Mi médico de cabecera me notificó<br />
la última vez que me vio que para mi edad disfrutaba de una presión