Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
— Pues... -Tim K<strong>en</strong>dal vaciló unos instantes-. Tal vez un budín<br />
típicam<strong>en</strong>te inglés...<br />
Miss Marple sonrió, declarando que podía pasar perfectam<strong>en</strong>te sin<br />
<strong>el</strong> consabido postre británico.<br />
Cogió de nuevo la cucharilla y empezó a saborear <strong>el</strong> h<strong>el</strong>ado de<br />
frutas que t<strong>en</strong>ía d<strong>el</strong>ante. Estaba d<strong>el</strong>icioso.<br />
Luego com<strong>en</strong>zó a tocar la orquesta. Pert<strong>en</strong>ecía al tipo de las que<br />
constituían una auténtica atracción <strong>en</strong> las islas. La verdad era que<br />
miss Marple lo hubiera pasado divinam<strong>en</strong>te bi<strong>en</strong> sin <strong>el</strong>la.<br />
Consideraba que sus compon<strong>en</strong>tes armaban mucho ruido,<br />
absolutam<strong>en</strong>te innecesario, por supuesto. No se podía negar, por<br />
otro lado, que la orquesta había sido acogida con agrado por los<br />
demás y miss Marple, poseída por <strong>el</strong> espíritu de juv<strong>en</strong>tud aqu<strong>el</strong>la<br />
noche, se dijo que era preciso que se dedicase a des<strong>en</strong>trañar los<br />
misterios de la música que estaba oy<strong>en</strong>do para admirar más a sus<br />
intérpretes.<br />
¿Cómo iba a buscar a K<strong>en</strong>dal, con <strong>el</strong> ruego de que inundara aqu<strong>el</strong>la<br />
sala con las notas de «El Danubio Azul»? (¡Oh, qué b<strong>el</strong>lo, qué<br />
<strong>el</strong>egante vals!) Los que danzaban adoptaban posturas<br />
inverosímiles. Parecían estar haci<strong>en</strong>do contorsiones. ¡Bu<strong>en</strong>o! La<br />
g<strong>en</strong>te jov<strong>en</strong> t<strong>en</strong>ía que divertirse... Miss Marple se quedó quieta y<br />
p<strong>en</strong>sativa un mom<strong>en</strong>to. Acababa de darse cu<strong>en</strong>ta de que <strong>en</strong>tre<br />
aqu<strong>el</strong>las personas había muy pocas que pudies<strong>en</strong> ser consideradas<br />
jóv<strong>en</strong>es. El baile, las luces, la música... Sí. Todo había sido<br />
p<strong>en</strong>sado para la juv<strong>en</strong>tud. Muy bi<strong>en</strong>. ¿Y dónde se <strong>en</strong>contraba ésta?<br />
Estaría estudiando, supuso miss Marple, <strong>en</strong> las Universidades, o<br />
trabajando... ¿Vacaciones? Un par de semanas al año. Un lugar<br />
como aqu<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> quedaba demasiado lejos para los jóv<strong>en</strong>es, aparte<br />
de resultarles a éstos excesivam<strong>en</strong>te caro. Aqu<strong>el</strong>la exist<strong>en</strong>cia<br />
despreocupada y alegre era para g<strong>en</strong>tes de treinta y cuar<strong>en</strong>ta años<br />
y para los viejos que no se resignaban a la vejez e int<strong>en</strong>taban<br />
evocar épocas mejores junto a sus esposas, muchas de <strong>el</strong>las<br />
jóv<strong>en</strong>es.<br />
En cierto modo, era una lástima que las cosas fueran así...<br />
Miss Marple suspiró. Bi<strong>en</strong>, allí estaba la señora K<strong>en</strong>dal... no<br />
contaría más de veintidós o veintitrés años, probablem<strong>en</strong>te. Parecía<br />
divertirse. ¡Ah! Pero es que, <strong>en</strong> realidad, efectuaba un trabajo.<br />
En una de las mesas más cercanas a <strong>el</strong>la se había acomodado <strong>el</strong><br />
canónigo Prescott con una hermana. A la hora de servirles los<br />
camareros <strong>el</strong> café se unieron a miss Marple y ésta les acogió con<br />
agrado. La señorita Prescott era una mujer de severo aspecto; su<br />
hermano, grueso, de sonrosado rostro, irradiaba cordialidad.<br />
Servido <strong>el</strong> café, apartaron un poco las sillas de la mesa y la señorita