Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
pronto, su compañero empezó a r<strong>el</strong>atarle <strong>el</strong> caso de una mujer que<br />
había int<strong>en</strong>tado suicidarse ahogándose. El marido abandonó la<br />
casa para ir a buscar un médico. Luego, <strong>en</strong>tre los dos, consiguieron<br />
reanimarla... Varias semanas más tarde se mataba abri<strong>en</strong>do las<br />
llaves d<strong>el</strong> gas, tras haber cerrado las v<strong>en</strong>tanas de la habitación <strong>en</strong><br />
que se <strong>en</strong>contraba.<br />
« — ¡Qué coincid<strong>en</strong>cia! -exclamó <strong>el</strong> primer doctor— . Yo viví un caso<br />
semejante. Él se llamaba Jones (o <strong>el</strong> nombre que fuese). ¿Cuál era<br />
<strong>el</strong> ap<strong>el</strong>lido de su cli<strong>en</strong>te?<br />
— No recuerdo... Robinson, creo. Jones, no, con seguridad.<br />
Bi<strong>en</strong>. Los doctores se miraron, muy serios y p<strong>en</strong>sativos. Entonces <strong>el</strong><br />
primero sacó de su cartera una fotografía, <strong>en</strong>señándos<strong>el</strong>a a su<br />
colega. «He aquí al individuo de qui<strong>en</strong> te he estado hablando», dijo<br />
a su amigo. «Al día sigui<strong>en</strong>te de la visita d<strong>el</strong> desconocido me<br />
acerqué a la casa de éste para comprobar ciertos detalles y<br />
habi<strong>en</strong>do descubierto junto a la <strong>en</strong>trada unas especies de hibiscos<br />
muy llamativas, unas variedades que no había visto nunca <strong>en</strong> esta<br />
región, aprovechando la circunstancia de t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> mi coche la<br />
cámara fotográfica, saqué una instantánea. En <strong>el</strong> preciso instante<br />
<strong>en</strong> que apretaba <strong>el</strong> disparador de aquélla apareció <strong>en</strong> la puerta d<strong>el</strong><br />
edificio <strong>el</strong> marido de la fracasada suicida. No creo que él se diera<br />
cu<strong>en</strong>ta de eso. Le pregunté por los hibiscos, pero no supo decirme<br />
su nombre.» El segundo médico estudió det<strong>en</strong>idam<strong>en</strong>te la fotografía<br />
manifestando: «Está algo des<strong>en</strong>focada. No obstante, juraría que...<br />
Sí. Estoy absolutam<strong>en</strong>te seguro de que se trata d<strong>el</strong> mismo<br />
hombre.»<br />
Ignoro si los doctores prosiguieron sus indagaciones. En caso<br />
afirmativo, lo más probable es que no llegaran a ninguna conclusión<br />
clara. Sin duda, <strong>el</strong> señor Jones, o Robinson, puso bu<strong>en</strong> cuidado <strong>en</strong><br />
no dejar pistas. Pero, ¿verdad que es una historia sumam<strong>en</strong>te rara?<br />
Me cuesta trabajo p<strong>en</strong>sar que puedan pasar cosas como ésta.<br />
— ¡ Ah! Pues yo creo que suced<strong>en</strong> todos los días — respondió miss<br />
Marple, plácidam<strong>en</strong>te.<br />
— Vamos, vamos. Me parece demasiado fantástico.<br />
— Cuando un hombre da con una fórmula eficaz para sus fines no<br />
se deti<strong>en</strong>e fácilm<strong>en</strong>te, decidiéndose por continuar explotándola.<br />
— Iniciando de esta manera una serie de d<strong>el</strong>itos, ¿eh?<br />
— Tal vez.<br />
— A título de curiosidad, <strong>el</strong> médico de que le he hablado me cedió<br />
su fotografía.<br />
El comandante Palgrave com<strong>en</strong>zó a rebuscar <strong>en</strong> su atiborrada