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Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini <strong>edUTecNe</strong><br />

duda, no se desconoce estas acepciones en otros países o comunidades.<br />

Ciertamente, el ¨buchoneo¨ de las personas no es un arrullo ni siquiera un chamuyo criollo como<br />

para enamorar, ni el buchón argentino no tiene nada de palomo o de tórtolo. El buchón, en la Argentina<br />

está comprendido en cualquiera de las categorías citadas en el párrafo anterior.<br />

Según Raúl Tomás Escobar (¨Diccionario <strong>del</strong> Hampa y <strong>del</strong> Delito¨, Ed. Universidad, Buenos Aires,<br />

1966), al informante de la policía se lo denomina buche o buchón. Para Marcos A. Morínigo (¨Diccionario<br />

Manual de Americanismos¨, Muchnik Editores, Buenos Aires, 1966) es un sujeto despreciable.<br />

Vicente Capparelli (¨Recopilación de Voces <strong>del</strong> Lunfardo, de lo Sórdido, de lo Popular y <strong>del</strong> Reo¨,<br />

Ed. Corregidor, Buenos Aires, 1980), agrega que buchón es ´<strong>del</strong>ator´ (anotando por mi parte, aunque<br />

sea superfluo, que el <strong>del</strong>ator puede mentir o decir la verdad).<br />

Del buchón, en nuestro país, se dice de todo, menos bonito, como estamos viendo. Y es Emilio<br />

Dis (¨Código Lunfardo¨, Ed. Caburé, Buenos Aires, 1975), quien explicita:<br />

¨BUCHÓN, ONA: Delator, confidente, acusador<br />

servil. Aplícase al <strong>del</strong>incuente venido a menos, o<br />

al ladrón que para actuar sin temores vive protegido<br />

de ciertos funcionarios policiales a cambio de indicar<br />

señas, características, objetivos y modalidad de sus<br />

iguales o ex compañeros¨.<br />

Siendo yo descendiente de sicilianos y habiendo aprendido esta ¨cultura <strong>del</strong> silencio¨ propia de<br />

una región históricamente invadida, sometida y sujeta a las más crueles torturas (no es prudente<br />

desarrollar aquí este asunto), puedo asegurar que el buchone <strong>del</strong> cocoliche es un sujeto despreciable<br />

por ser un infidente, <strong>del</strong>ator y otras ¨preciosidades¨ de su personalidad. Escuché este<br />

término muy frecuente-mente, desde niño. Nótese que en ciertas hipótesis, el lunfardismo cantar<br />

equivale a accusare, ´svelare un segreto, confessare una colpa´ y que accusare en el tormento,<br />

es ´cantare sotto la tortura´.<br />

Tanto entre sicilianos como entre argentinos, el pájaro (cantor) que más se acerca al buchón es<br />

el canario. Quiero decir: canario equivale a buchón, forma parte de su sinonimia. Debo aclarar,<br />

como digresión, que estoy limitando el desarrollo de numerosas facetas con respecto a estas<br />

palabras, porque, -verbi gratia-, ¨canario (cantor)¨ no siempre se utiliza para descalificar. La <strong>del</strong>ación<br />

es la denuncia <strong>del</strong> <strong>del</strong>ito y <strong>del</strong> autor, considerada por la mafia como transgresión a la omertá<br />

siciliana, que ha gobernado la conciencia pública y sostenida muy a menudo con la muerte (confer<br />

mi ¨Diccionario Mafioso¨, Corregidor, Buenos Aires, 1990). La ¨ejecución¨ implicaba que debía<br />

colocarse un canario muerto en la boca <strong>del</strong> muerto. He citado en dicha obra numerosas obras, en<br />

apoyo de este concepto (ver en particular la referenciada en la voz ¨cantar¨).<br />

Estimo que buchón debe considerarse lunfardismo, con un aclaración, a saber: los lunfardismos<br />

no son patrimonio exclusivo de los argentinos ni tampoco deben equipararse a voces <strong>del</strong>incuenciales<br />

absolutamente; el concepto de ¨<strong>lunfardo</strong>¨, como presupuesto idiomático de nuestro idioma<br />

nacional, tiene suficiente amplitud, porque es el pueblo (en su totalidad) que transforma el idioma.<br />

Creo que hoy día buchón se usa poco, pero se usa, y estoy convencido que, en la Argentina,<br />

cuando alguien menciona esa palabra, casi todos, incluso los chicos, entienden su significado.<br />

Me parece que es posible enriquecer este concepto con otras reflexiones. Buchón aparece en<br />

obras literarias y en películas, en boca de ciertos personajes; en algunos diccionarios <strong>lunfardo</strong>s,<br />

aunque no en otros <strong>del</strong> mismo sector idiomático, y si el Maestro José Gobello, que es nuestro<br />

referente, invariablemente, no lo incluye en su obra, seguramente porque su rigor científico lo<br />

determina siempre a profundizar, para brindar un producto acabado de su labor investigativa, lo<br />

suficiente como para que muy frecuentemente escuchemos: ¨Lo dice Gobello¨. Y, a pesar de que<br />

el vocablo parece tener un fuerte tinte <strong>del</strong>ictual, tampoco lo vemos incluído en la obra de Juan<br />

Carlos Andrade y Horacio San Martín, ¨Del Debute Chamuyar Canero¨ (A. Peña Lillo, Editor,

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