Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe
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edUTecNe COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini generan vocablos con gran fuerza, colorido y graficismo. ¨Con el mate y un bizcocho / hasta mañana a las ocho¨, escribía el sainetero. Y es cierto, comprobado está, que el mate apacigua el hambre y la sed. En el tiempo en que se escribió ¨La Morocha¨ se aludió, en la letra de este tango, al cimarrón, cebado al paisano pródigamente, en el denominado ¨mate galleta¨, que era un mate grande, aunque no tanto como en el sur de Brasil, en la región de los gauchos. Luego -siguiendo cronológicamente la poemática tanguera- fue el matecito, más chico. Después hubo que ponerle yerba usada y, por eso, Discepolín -ahora sí, con contenido moral- apostrofó: ¨Cuando no tengas mi fe, / ni yerba de ayer / secándose al sol¨. ¿Por qué? En aquel tiempo se secaba la yerba al sol para volver a usarse, y en ciertos ambientes de la Argentina, se difundía que el azúcar (briyo, en lunfardo), para el mate dulce de la amistad, la yerba (pasto), el tabaco (fasos) y el alcohol (tragos) constituían los llamados ¨lujos¨. Un tanguero que vivió en Europa trajo, desde París, la voz francesa biscuit, con la que se reemplazaba las palabras bizcocho y galleta. La frase ¨no tener ni pa´yerba¨ reflejaba la máxima indigencia del gaucho, que si alzaba en ancas el cuero, como escribió Hernández en su ¨Martín Fierro¨, ¨se lo vendía a un pulpero / por yerba, tabaco y trago¨. ¿Nos obligará la crisis a variar nuestras costumbres? ¿Tendremos que usar la yerba secada al sol o quedarán los mates como piezas de museo y recuerdo de una tradición argentina y folklórica?. 4.Buchón El vocablo aparece registrado en el ¨Diccionario de la Lengua Española¨ (Real Academia Española, Madrid, 1992 -vigésima primera edición-): ¨buchón, na. (De buche) (1). adj. Dícese del palomo o paloma domésticos que se distinguen por la propiedad de inflar el buche desmesuradamente¨. Buche es la bolsa membranosa que comunica con el esófago de las aves, en la cual se reblandece el alimento (en una primera acepción), pero en una segunda acepción es el estómago de algunos animales cuadrúpedos (ib., ib.). Es por causa de tal precedente que en la Argentina tal palabra tuvo una transformación: buyón, que, en el lunfardo es tanto la comida como el estómago. Resultado explicable tanto por la inmigración española como por la italiana, ya que en el genovés el lunfardismo buyón derívase del genovés buggio, ´hervido´, y buyonear es comer (Ver José Gobello, ¨Nuevo Diccionario Lunfardo¨, Corregidor, 1991). En las fuentes semánticas y etimológicas españolas tiene numerosos significados, más diversificados todavía en la totalidad de países de habla hispana, particularmente en Cuba, Venezuela y la Argentina; en la jerga médica se dice (buchona) de la mujer que padece de bocio, pues parece que tiene buche. Estimo que la brevedad de la palabra, así como por su graficismo y facilidad de pronunciación y recordación, han favorecido su múltiple aplicación. Martín Alonso ubica su registro en el siglo XIX. Siendo la palabra un don que Dios puso en el espíritu de la persona humana y siendo la naturaleza humana un mundo aún no del todo conocida, el orbe de la ignorancia nos acerca al misterio o a las causas desconocidas por las que las palabras son creadas y recreadas, o transformadas por el espíritu popular. También aquí, como en un buche, se incorporan voces o ingredientes distintos. Por tal, me pregunto: bugía (italianismo, ´mentira´, ´falsedad´, ´embuste´, ´paparrucha´, ´patraña´ -ver Lucio Abruzzi, ¨Nuevo Dizionario Spagnolo - Italiano e Italiano - Spagnolo¨, Paravia, II-), ¿se incorpora a nuestra circunstancia para darle sustento al buchón de marras? ¿Se desconoce en la Argentina que el buchón es un delator, o alguien que habla demasiado, o un ¨estómago resfriado¨, ¨lengua larga¨, batidor, alcahuete o informante? Seguramente, no; igualmente, sin
COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini edUTecNe duda, no se desconoce estas acepciones en otros países o comunidades. Ciertamente, el ¨buchoneo¨ de las personas no es un arrullo ni siquiera un chamuyo criollo como para enamorar, ni el buchón argentino no tiene nada de palomo o de tórtolo. El buchón, en la Argentina está comprendido en cualquiera de las categorías citadas en el párrafo anterior. Según Raúl Tomás Escobar (¨Diccionario del Hampa y del Delito¨, Ed. Universidad, Buenos Aires, 1966), al informante de la policía se lo denomina buche o buchón. Para Marcos A. Morínigo (¨Diccionario Manual de Americanismos¨, Muchnik Editores, Buenos Aires, 1966) es un sujeto despreciable. Vicente Capparelli (¨Recopilación de Voces del Lunfardo, de lo Sórdido, de lo Popular y del Reo¨, Ed. Corregidor, Buenos Aires, 1980), agrega que buchón es ´delator´ (anotando por mi parte, aunque sea superfluo, que el delator puede mentir o decir la verdad). Del buchón, en nuestro país, se dice de todo, menos bonito, como estamos viendo. Y es Emilio Dis (¨Código Lunfardo¨, Ed. Caburé, Buenos Aires, 1975), quien explicita: ¨BUCHÓN, ONA: Delator, confidente, acusador servil. Aplícase al delincuente venido a menos, o al ladrón que para actuar sin temores vive protegido de ciertos funcionarios policiales a cambio de indicar señas, características, objetivos y modalidad de sus iguales o ex compañeros¨. Siendo yo descendiente de sicilianos y habiendo aprendido esta ¨cultura del silencio¨ propia de una región históricamente invadida, sometida y sujeta a las más crueles torturas (no es prudente desarrollar aquí este asunto), puedo asegurar que el buchone del cocoliche es un sujeto despreciable por ser un infidente, delator y otras ¨preciosidades¨ de su personalidad. Escuché este término muy frecuente-mente, desde niño. Nótese que en ciertas hipótesis, el lunfardismo cantar equivale a accusare, ´svelare un segreto, confessare una colpa´ y que accusare en el tormento, es ´cantare sotto la tortura´. Tanto entre sicilianos como entre argentinos, el pájaro (cantor) que más se acerca al buchón es el canario. Quiero decir: canario equivale a buchón, forma parte de su sinonimia. Debo aclarar, como digresión, que estoy limitando el desarrollo de numerosas facetas con respecto a estas palabras, porque, -verbi gratia-, ¨canario (cantor)¨ no siempre se utiliza para descalificar. La delación es la denuncia del delito y del autor, considerada por la mafia como transgresión a la omertá siciliana, que ha gobernado la conciencia pública y sostenida muy a menudo con la muerte (confer mi ¨Diccionario Mafioso¨, Corregidor, Buenos Aires, 1990). La ¨ejecución¨ implicaba que debía colocarse un canario muerto en la boca del muerto. He citado en dicha obra numerosas obras, en apoyo de este concepto (ver en particular la referenciada en la voz ¨cantar¨). Estimo que buchón debe considerarse lunfardismo, con un aclaración, a saber: los lunfardismos no son patrimonio exclusivo de los argentinos ni tampoco deben equipararse a voces delincuenciales absolutamente; el concepto de ¨lunfardo¨, como presupuesto idiomático de nuestro idioma nacional, tiene suficiente amplitud, porque es el pueblo (en su totalidad) que transforma el idioma. Creo que hoy día buchón se usa poco, pero se usa, y estoy convencido que, en la Argentina, cuando alguien menciona esa palabra, casi todos, incluso los chicos, entienden su significado. Me parece que es posible enriquecer este concepto con otras reflexiones. Buchón aparece en obras literarias y en películas, en boca de ciertos personajes; en algunos diccionarios lunfardos, aunque no en otros del mismo sector idiomático, y si el Maestro José Gobello, que es nuestro referente, invariablemente, no lo incluye en su obra, seguramente porque su rigor científico lo determina siempre a profundizar, para brindar un producto acabado de su labor investigativa, lo suficiente como para que muy frecuentemente escuchemos: ¨Lo dice Gobello¨. Y, a pesar de que el vocablo parece tener un fuerte tinte delictual, tampoco lo vemos incluído en la obra de Juan Carlos Andrade y Horacio San Martín, ¨Del Debute Chamuyar Canero¨ (A. Peña Lillo, Editor,
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<strong>edUTecNe</strong><br />
COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini<br />
generan vocablos con gran fuerza, colorido y graficismo.<br />
¨Con el mate y un bizcocho / hasta mañana a las ocho¨, escribía el sainetero. Y es cierto, comprobado<br />
está, que el mate apacigua el hambre y la sed. En el tiempo en que se escribió ¨La<br />
Morocha¨ se aludió, en la letra de este <strong>tango</strong>, al cimarrón, cebado al paisano pródigamente, en el<br />
denominado ¨mate galleta¨, que era un mate grande, aunque no tanto como en el sur de Brasil,<br />
en la región de los gauchos. Luego -siguiendo cronológicamente la poemática tanguera- fue el<br />
matecito, más chico. Después hubo que ponerle yerba usada y, por eso, Discepolín -ahora sí, con<br />
contenido moral- apostrofó: ¨Cuando no tengas mi fe, / ni yerba de ayer / secándose al sol¨.<br />
¿Por qué? En aquel tiempo se secaba la yerba al sol para volver a usarse, y en ciertos ambientes<br />
de la Argentina, se difundía que el azúcar (briyo, en <strong>lunfardo</strong>), para el mate dulce de la amistad,<br />
la yerba (pasto), el tabaco (fasos) y el alcohol (tragos) constituían los llamados ¨lujos¨. Un tanguero<br />
que vivió en Europa trajo, desde París, la voz francesa biscuit, con la que se reemplazaba las<br />
palabras bizcocho y galleta.<br />
La frase ¨no tener ni pa´yerba¨ reflejaba la máxima indigencia <strong>del</strong> gaucho, que si alzaba en ancas<br />
el cuero, como escribió Hernández en su ¨Martín Fierro¨, ¨se lo vendía a un pulpero / por yerba,<br />
tabaco y trago¨.<br />
¿Nos obligará la crisis a variar nuestras costumbres? ¿Tendremos que usar la yerba secada al sol<br />
o quedarán los mates como piezas de museo y recuerdo de una tradición argentina y folklórica?.<br />
4.Buchón<br />
El vocablo aparece registrado en el ¨Diccionario de la Lengua Española¨ (Real Academia Española,<br />
Madrid, 1992 -vigésima primera edición-):<br />
¨buchón, na. (De buche) (1). adj. Dícese <strong>del</strong><br />
palomo o paloma domésticos que se distinguen<br />
por la propiedad de inflar el buche<br />
desmesuradamente¨.<br />
Buche es la bolsa membranosa que comunica con el esófago de las aves, en la cual se reblandece<br />
el alimento (en una primera acepción), pero en una segunda acepción es el estómago de<br />
algunos animales cuadrúpedos (ib., ib.).<br />
Es por causa de tal precedente que en la Argentina tal palabra tuvo una transformación: buyón,<br />
que, en el <strong>lunfardo</strong> es tanto la comida como el estómago. Resultado explicable tanto por la inmigración<br />
española como por la italiana, ya que en el genovés el lunfardismo buyón derívase <strong>del</strong><br />
genovés buggio, ´hervido´, y buyonear es comer (Ver José Gobello, ¨Nuevo Diccionario Lunfardo¨,<br />
Corregidor, 1991).<br />
En las fuentes semánticas y etimológicas españolas tiene numerosos significados, más diversificados<br />
todavía en la totalidad de países de habla hispana, particularmente en Cuba, Venezuela y<br />
la Argentina; en la jerga médica se dice (buchona) de la mujer que padece de bocio, pues parece<br />
que tiene buche. Estimo que la brevedad de la palabra, así como por su graficismo y facilidad de<br />
pronunciación y recordación, han favorecido su múltiple aplicación. Martín Alonso ubica su registro<br />
en el siglo XIX.<br />
Siendo la palabra un don que Dios puso en el espíritu de la persona humana y siendo la naturaleza<br />
humana un mundo aún no <strong>del</strong> todo conocida, el orbe de la ignorancia nos acerca al misterio<br />
o a las causas desconocidas por las que las palabras son creadas y recreadas, o transformadas<br />
por el espíritu popular. También aquí, como en un buche, se incorporan voces o ingredientes<br />
distintos. Por tal, me pregunto: bugía (italianismo, ´mentira´, ´falsedad´, ´embuste´, ´paparrucha´,<br />
´patraña´ -ver Lucio Abruzzi, ¨Nuevo Dizionario Spagnolo - Italiano e Italiano - Spagnolo¨, Paravia,<br />
II-), ¿se incorpora a nuestra circunstancia para darle sustento al buchón de marras? ¿Se desconoce<br />
en la Argentina que el buchón es un <strong>del</strong>ator, o alguien que habla demasiado, o un ¨estómago<br />
resfriado¨, ¨lengua larga¨, batidor, alcahuete o informante? Seguramente, no; igualmente, sin