Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe
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COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini<br />
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<strong>edUTecNe</strong><br />
Sin embargo, en el caso de la lengua, subsiste en el tiempo y numerosos vocablos son incorporados<br />
al habla viva de los argentinos. Tal lo que sucede con la voz gualicho, muy usada en la campaña<br />
y también aún en las ciudades, especialmente entre las gentes más humildes.<br />
Se trata de una palabra araucana, que significa ´diablo´ o ´genio <strong>del</strong> mal´. Es decir, en un sentido<br />
se vincula a cierto tipo de daño, que los pampas para auyentarlo realizaban distintos tipos de<br />
comportamientos (gritos, dar tajos en el aire, etcétera).<br />
Es asimismo un embrujamiento, que puede realizarse para provocar daño y para despertar el<br />
amor, mediante una infusión de hierbas que se da a beber a la persona indicada.<br />
El medio físico en el que es ubicada la palabra es el centro y sur <strong>del</strong> país; en las diversas tribus<br />
que poblaron esta zona se utilizaba la palabra. No se descarta la posibilidad de que fuera común<br />
a otras comunidades porque existían creencias y mitos comunes. Incluso no existen dudas acerca<br />
<strong>del</strong> uso en otros países, como Chile y Uruguay. Hasta se la considera americanismo.<br />
Fuera de los grupos aborígenes, por proximidad humana y territorial, seguramente el gaucho fue<br />
el primero en conocer el término y en usarlo; después, en el proceso histórico de traslación de<br />
población <strong>del</strong> orbe rural al urbano, también acompañó el lenguaje y la palabra gualicho, también<br />
conocida como gualichu.<br />
Más todavía, don José Gobello incorporó la palabra a su Diccionario Lunfardo, anotando que deriva<br />
de walleechu, nombre tehuelche <strong>del</strong> genio <strong>del</strong> mal, puntualizando el verbo engualichar, ´hechizar´.<br />
Al incorporarse al Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia, no se desconocen<br />
tales antecedentes y agrega que además se denomina gualicho al objeto que produce el mal.<br />
Pero lo que importa, realmente, es que la palabra sigue teniendo vigencia y se ha perpetuado en<br />
la literatura popular, en la poesía y las letras de nuestro folclore y, más, en el idioma popular de<br />
los argentinos.<br />
Maíz<br />
Maíz es una palabra muy difundida y de uso frecuente e intenso, en nuestro vocabulario. Cubre<br />
un amplio espectro y ha penetrado en innumerables aspectos de la vida de nuestros países, en<br />
América. Generó dichos, expresiones, palabras compuestas, nombres de comidas y lugares. En<br />
nuestro lenguaje popular es muy común escuchar: ¨Le gusta más que el maíz frito¨, señalándose<br />
así las bondades <strong>del</strong> maíz tostado.<br />
Se trata <strong>del</strong> pochoclo. De acuerdo con José Gobello (Nuevo Diccionario Lunfardo), chókkllo es<br />
maíz verde y por cruce con el guaraní pororó, arribamos al pochoclo, ´maíz tostado´. Igualmente<br />
pororó se refiere al ruido semejante al <strong>del</strong> maíz tostado, en el guaraní. Se lo llama asimismo maíz<br />
chulpi en el Nordeste argentino.<br />
La planta es indígena y, por lo tanto, también la palabra. Era propia <strong>del</strong> Caribe. Huá, en lengua<br />
pampa. Avatí, en el guaraní, sin perjuicio de lo ya apuntado por Gobello. Aparece escrita también<br />
de otro modo: abatí, que al parecer proviene de aba (cabello) y tí (apócope de morotí, que quiere<br />
decir ¨blanco¨), con lo cual se alude a la barba de choclo.<br />
La palabra maíz está presente en los vocabularios de las diversas regiones argentinas; es señalada<br />
como voz antillana, con variantes dialectales en el continente y en el mundo. Presente en la<br />
gastronomía de todo el planeta, especialmente en la Argentina, como por ejemplo la denominada<br />
comida maíz lonjiao, en Salta; o la humita en chala, en Tucumán; el locro o la polenta de nuestras<br />
ciudades. Fuente de creencias y supersticiones, adorno en ceremonias y motivo de leyendas. Su<br />
popularidad y vigencia se deben también a los usos medicinales y significación religiosa.<br />
Con tales antecedentes -y además seculares- no podía estar ausente de las canciones, <strong>del</strong> folclore,<br />
de la poesía y de la literatura populares. Entonces, no pudo ser ignorado por José Hernández,<br />
en su Martín Fierro:<br />
¨Salieron como maíz frito