Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe
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COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini<br />
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<strong>edUTecNe</strong><br />
el sainete, el que todavía no tenía sabor nacional, porteño o criollo, a pesar de que se admite que<br />
el origen criollo <strong>del</strong> sainete es de 1792, pues si bien el sainete es español, en ese caso se insertó<br />
un baile nativo en el sainete ¨El Amor de la Estanciera¨; en su letra aparecen los versos:<br />
¨Traiga su guitarra Marcos<br />
que un fandango hemos de hacer¨.<br />
De las tonadillas se habría derivado el sainete lírico.<br />
Barracas al sur y el resto<br />
Después de 1820 el cantor que se acompaña de guitarra es un personaje popular, entre otros.<br />
Sus ámbitos son variados, entre ellos el teatro. Invariable-mente el canto popular tiene inserción<br />
en el sainete y con el canto el lenguaje <strong>del</strong> pueblo. Al promediar el siglo XIX, en el sainete (español)<br />
se registra la palabra ¨<strong>tango</strong>¨ y hacia 1852 el ¨Diccionario de la Real Academia¨ lo define<br />
como ¨baile de gitanos¨. El dato más lejano es ubicado en el barrio de Barracas.<br />
Veinticinco años más y, según Vicente Rossi, es el teatro rioplatense que convierte la milonga en<br />
<strong>tango</strong> y dio a éste perduración y fama. Quienes bailaban <strong>tango</strong> en las piezas teatrales eran generalmente<br />
negros. En 1876 se denominó ¨<strong>tango</strong>¨ a un tema con letra titulado ¨El Menguengue¨,<br />
es decir ´el pequeño´. Nótese que el vocabulario africano es muy fuerte en la poesía tanguera y<br />
lunfarda (<strong>tango</strong> y milonga son palabras de origen afro).<br />
En 1890, tiene lugar ¨La Verbena de la Paloma¨, de Tomás Bretón. La habanera de ¨La Verbena<br />
de la Paloma¨ empieza con las célebres frases <strong>del</strong> barítono:<br />
¨¿Dónde vas con Mantón de Manila?¨ (ver Blas Matamoro, ¨Orígenes Musicales¨, en ¨La Historia<br />
<strong>del</strong> Tango¨ de Ediciones Corregidor).<br />
Habría de ser el sainete criollo, con temas criollos, el que incorpora el vocabulario criollo y <strong>lunfardo</strong>,<br />
porque justo es decir: el <strong>lunfardo</strong> se ha nutrido significativamente en el lenguaje <strong>del</strong> campo,<br />
entre otras franjas idiomáticas. Empero, ejerció su fuerte influjo en el sainete, más todavía cuando<br />
éste -por decir algo en forma provisional- se aporteña, con influjo inmigratorio incluido.<br />
En mi opinión el sainete fue un vehículo importante para la difusión <strong>del</strong> <strong>lunfardo</strong> y el que menos<br />
experimentó la censura; por eso lo fue más que el lupanar, el peringundín o los lugares que estaban<br />
en la mira de las autoridades, que históricamente miraron recelosos a toda expresión artística<br />
popular.<br />
5.Ámbito carcelario<br />
Es indudable que el <strong>lunfardo</strong> acompañó al <strong>tango</strong> y que éste fue el vehículo que lo transportó al<br />
seno <strong>del</strong> pueblo, además de otros como el sainete, la poesía popular en general y un poco el<br />
cuento, la novela y, en mayor medida el periodismo escrito. El hecho que en sus orígenes el<br />
<strong>tango</strong>, por causa de su proscripción, se difundiera en determinados ámbitos, al incorporarse las<br />
letras, estas también tuvieron expresiones idiomáticas más utilizadas en esos lugares.<br />
Sin embargo el <strong>tango</strong> -letra y música- fue muy bien recibido por el pueblo y esta extensión hizo<br />
que se diversificara el contenido de su letrística, de tal manera que la temática cubrió toda la vida<br />
cotidiana: el trabajo, los deportes, los usos y costumbres, el barrio, el centro, el boliche, el café,<br />
los suntuosos recintos de diversión y el mismo hogar.<br />
No fue ajeno el campo y el suburbio, así como el habitante, cualquiera haya sido su condición<br />
social y económica.<br />
Un punto de partida histórico, generó un erróneo concepto: que el <strong>lunfardo</strong> es carcelario. Fue<br />
repetido por historiadores y docentes, que bucearon en las fuentes de nuestro idioma vivo. En casos<br />
se olvidaron de la inmigración y descuidaron la consideración, por ejemplo, de los italianismos<br />
que, hoy día suman dos mil aproxi-madamente.<br />
Numerosas palabras propias <strong>del</strong> campo, <strong>del</strong> lenguaje campero, fueron absorbidas por las letras<br />
de <strong>tango</strong> y la poesía lunfarda. En el ¨Martín Fierro¨ encontramos muchos vocablos que usual-