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Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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<strong>edUTecNe</strong><br />

COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini<br />

las en el desenvolvimiento histórico, en su evolución, transformación y recepción por los grupos<br />

humanos. La aceptación es prueba de la utilidad, consolidación y legitimación, en el tiempo; ella<br />

no está dada en méritos a una verdad científica, sino contingente y fácticamente. Por eso cada<br />

pueblo tiene su ¨<strong>lunfardo</strong>¨, así se le representa con diversas voces: slang, giria, jergo, argot, etc.<br />

Tal desarrollo va ampliando su cuadro, lo va ¨enriqueciendo¨, de tal guisa que el <strong>lunfardo</strong>, en la<br />

Argentina, es una de las sublenguas más ricas <strong>del</strong> mundo; forman parte de él los vocabularios<br />

de la cárcel, <strong>del</strong> mundo <strong>del</strong>incuente, <strong>del</strong> arrabal, de las zonas rurales, las jergas, los localismos,<br />

provincialismos y regionalismos. Porque de alguna manera es necesario designar a esa balumba<br />

de palabras y modismos que generalmente no tuvieron acogida en el ¨Diccionario de la Lengua<br />

Española¨, porque son propias, lugareñas. Las conocemos registradas en el periodismo, en la<br />

literatura (comenzando por el ¨Martín Fierro¨, en la gauchesca aparecen gran cantidad de términos<br />

comunes al campo y la ciudad), en los actos de gobierno (las fichadas por la Municipalidad<br />

de Buenos Aires y la Escuela de Capacitación Administrativa de la Provincia de Buenos Aires son<br />

varios miles; aparecen en las leyes, los decretos, las resoluciones administrativas, los convenios<br />

colectivos de trabajo).<br />

Se trata, en consecuencia, de un lenguaje extra-académico, pero propio, lugareño, pues las palabras<br />

son hijas de la tierra y <strong>del</strong> medio humano. Por lo mismo, los catedráticos madrileños incorporaron<br />

al Diccionario aproximadamente cuatrocientas palabras hamponiles de Madrid, no así<br />

aquellas originadas en los países de habla castellana. Sin embargo, España no puede exhibir un<br />

idioma puro, por los dialectos existentes. Por lo visto, entonces, la aprobación no es un problema<br />

científico. De este modo la deformación idiomática cede paso a la transformación. Distinto es el<br />

caso de una palabra que hoy es innoble a aquella que lo fue, pero cambió. ¨dotor¨, como muchas,<br />

podrían ser considerada lunfardismo, pero Amado Nervo recordó que antiguamente era correcta.<br />

Lo que queremos significar es que la palabra es un don que Dios puso en el hombre y que el<br />

pueblo hace el idioma, o la modifica o lo agranda. Empero, no quiere decir que el lenguaje, en<br />

cualquiera de sus manifestaciones, siempre está justificado. No, pues el hombre merece respecto<br />

y la dignidad humana es un presupuesto insoslayable; mientras el grupo humano considere a<br />

una palabra innoble o soez, no debe ser utilizada. Esto está marcado por las circunstancias y los<br />

entornos, distintos, de acuerdo a las distintas actividades y vida social de la criatura humana.<br />

Hemos sostenido, fundadamente, que el <strong>lunfardo</strong> es un presupuesto idiomático. No podríamos<br />

asegurar cuál será su destino. Lo cierto y concreto es que no debe desdeñarse. No solamente<br />

por su uso, sino porque es objeto de estudio e investigación, tema de monografías en las universidades,<br />

objeto que se observa con atención en casi todos lados y en muchos centros externos al<br />

país. Lectura obligatoria en la asignatura castellano, en una universidad estadounidense, motivo<br />

de la existencia de proficua literatura y bibliografía. Su equivalente, en los EE.UU., el slang, motiva<br />

la presentación de un proyecto en el Senado para su adopción y allí, un profesor dijo que se<br />

enseñaba el inglés por enseñar un idioma distinto al que habla el pueblo, el slang.<br />

Solamente quienes desconocen el medio pueden afirmar, como se hizo fuera <strong>del</strong> país, que está<br />

compuesto el <strong>lunfardo</strong> por una veintena de palabras; sólo las sinonimia de cabeza ilustra más de<br />

cuarenta. Como la gente cuando se expresa no repara en la justificación o injustificación de los<br />

vocablos, no exageramos si decimos que es utilizado hasta por quienes lo condenan.<br />

Así y todo debemos asumir que muchas palabras tienen siglos de antigüedad, como mufa, chiripa<br />

o gil. Desde que el hombre comenzó a emitir sonidos guturales se expandieron las formas y la<br />

humanidad reconoce en nuestro tiempo varios miles de idiomas, sublenguas, dialectos y vocabularios.<br />

Por otro lado, se desenvuelven las nomenclaturas de la filosofía, la ciencia, la técnica,<br />

el arte y la tecnotrónica, fenómeno inevitable a pesar de los puristas <strong>del</strong> idioma, en virtud de que<br />

la realidad <strong>del</strong> hombre impone la necesidad de la adopción, lo cual no quita que, en cierta dimensión,<br />

se ofrezcan, como es lógico, las resistencias <strong>del</strong> caso, con el objeto de no caer en una<br />

excesiva dispersión. Hemos dicho antes de ahora que los desenten-dimientos de los seres huma-<br />

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