Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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edUTecNe COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini El primer artículo conocido se publicó en ¨La Prensa¨, el 6 de julio de 1878; luego, los artículos de Benigno Baldomero Lugones, un año después, en ¨La Nación¨. Simultáneamente se difundían poesías, como una de José J. Podestá (el famoso payaso criollo ¨Pepino el 88¨), con contenidos relacionados con el compadraje y las circunstancias del momento (¨Recordarán que Pepino/hizo un canto al compadraje,/con maneras y lenguajes/que usa el carrero argentino;¨). El periodista Juan A. Piaggio había publicado, también en ¨La Nación¨ (11 de febrero de 1887) un texto que muestra el costumbrismo lunfardesco, titulado Caló porteño (verbi gratia: ¨-Me lo dio la paica. ¿Vamos a atorrar? Son las once./-¿Estás soñando? ¡hay farra!/¿De veras, ché?¨). Cuando los payadores urbanos comenzaron a convertirse en cantores, publicaban sus ¨payadas¨ (el mayor coleccionista de estas revistas y de los folletos donó su hemeroteca a Alemania). Una revista antecesora de ¨Caras y Caretas¨, hacia 1892, publicaba poesías lunfardas o lunfardescas; a partir de allí, los cuentos de Fray Mocho, las poesías de Andrés Cepeda y, en ¨Caras y Caretas¨ las de Evaristo Carriego, las letras de Gregorio Angel Villoldo (¨Yo tengo una percantina/ que se llama Nicanora/ y da las doce antes de hora / cuando se pone a bailar,¨). Aquí, entre nosotros, ¨La Nueva Provincia¨, no desdeñó en sus comunicaciones, el vocabulario lunfardo que la realidad social transmitía: en su sucesivas notas, desde su fundación aparecieron raspa, ´ladrón´; tango con corte, ´danza del tango con esa figura´; botón, ´vigilante´; calote, ´hurto´; y muchas otras palabras difundidas en la ciudad de Buenos Aires hacia fines de siglo, al tiempo de la fundación del diario, por don Enrique Julio. 3.Después del tango canción El tango canción no habría tenido tanta expansión de no haber sido por el periodismo; cabe afirmar lo mismo con respecto al lunfardo, presente en las letras, particularmente a partir de ¨Mi Noche Triste¨, de Pascual Contursi, además de haber estado presente en el sainete criollo -o porteño o nacional- en varias décadas en que hasta los más humildes podían concurrir al teatro, donde criollos y extranjeros entendían el lunfardo y el cocoliche, producto de la inmigración. A partir de entonces (año 1917) la prensa escrita realizó concursos de letras, con premios (¨Por la Pinta¨ -Gardel le puso ¨Margot¨ como título- $5; el diario fue ¨Ultima Hora¨), y, más, absorbió en plenitud al tango, lunfardo incluido, y una pléyade de periodistas lúcidos y talentosos se convirtieron en letristas de tangos: Celedonio Esteban Flores, Carlos Raúl Muñoz (Carlos de la Púa), Alfredo Le Pera, Francisco Bautista Rímoli (Dante Lineyra, fundador de la revista ¨La Canción Moderna¨, antecesora de ¨Radiolandia¨). La radiodifusión hizo los suyo, concidentemente, hasta que se efectivizan los intentos de excluir y censurar al lunfardo por decisión oficial (lapso 1943-1946), con lo cual las tareas debían ser cantadas sin lunfardismos, generando la ridiculez y numerosos chistes, entre éstos, el que informaba que el tango ¨Guardia Vieja¨ pasó a intitularse ¨Cuidado Mamá¨. VIII NOTAS PARA UNA CONCEPTUACIÓN DEL LUNFARDO 1.Glosa a propósito del lunfardo Ese fenómeno idiomático que hoy se denomina ¨lunfardo¨, existió desde siempre, en todo el mundo, en toda la historia. Potter enseña que desde los primeros sonidos guturales del ser humano, comenzó a formarse el lenguaje oral, con su ilimitada diversificación en los tiempos actuales. En la década del 1880 en la Argentina comienza a difundirse el vocablo ¨lunfardo¨, derivado de la palabra ¨lombardo¨. Los lombardos fueron en la edad media guerreros, invasores, imperialistas, amigos de lo ajeno; y después, adquieren fama como usureros. 2

COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini 2 edUTecNe Cuando llegaban los inmigrantes lombardos a la Argentina subsistía ese demérito; y ser lombardo equivalía a ser mala persona. La transformación del vocablo cumplió una de las leyes idiomáticas y del lunfardo: la ¨o¨ se transforma en ¨u¨; la ¨b¨ en ¨v¨ y esta en ¨f¨fricativa. Aparece por primera vez en una obra escrita en cocoliche, de autor anónimo, titulada ¨Los Amores de Giacumina¨. Allí, un personaje italiano le dice a otro: ¨-Altu ahí! Me hicas nu es lunfarda¨. Tenía aplicación con relación a los chicos que robaban en los almacenes, los rateritos; después se aplicó al ruflán, al chulo, al ladrón, a la gente de mal vivir. Hacia 1879 se iniciaron los estudios de este vocabulario, con los artículos de Benigno Baldomero Lugones, publicados en ¨La Nación¨, donde contaba las formas de robar y la terminología utilizada. Estos artículos se titularon ¨Los Beduinos Urbanos¨ y ¨Los Caballeros de Industria¨. Luego se publicó el ¨Idioma del Delito¨, diccionario de Antonio Dellepiane, que fuera profesor de Historia General del Derecho en la Universidad Nacional de Buenos Aires. A Lugones se lo consideró fundador de los estudios y además, fundador de la antropología criminal en la Argentina. Más adelante se publicaron el diccionario de Luis Contreras Villamayor y otras obras. Pero fueron el sainete, el tango y el periodismo, los principales difusores del lunfardo. En la década del 30 comenzaron los inventos para la prohibición de este vocabulario. Pero no tuvieron éxito. Hasta que la Real Academia de la Lengua, acepta un trabajo de la Academia Porteña del Lunfardo, en el que se demuestra que el lunfardo, en realidad, no es lenguaje delincuencial, o carcelario, sino que es idioma vivo; una sublengua. Como dice Teruggi, una de las más ricas del mundo. No tiene origen carcelario y no es el idioma de los delincuentes como generalmente se repite sin fundamento. Ahora es patrimonio común. Como toda sublengua, el lunfardo absorbe voces de otras lenguas, sean extranjeras o aborígenes; el pueblo modifica el idioma y el pueblo hace el idioma, en el constante fluir de la vida humana. Las palabras son hijas de la tierra, de las circunstancias, del medio, de la realidad en todo sentido; inclusive la realidad social y cultural de una comunidad. 2.¿El lunfardo en la picota? Todavía hay quiene quieren exponer al lunfardo, atándolo a un poste, como a los reos de la antigüedad; más todavía algunos quieren enjuiciarlo y exhibir su cabeza a la vergüenza. Ello sucede en algunos ámbitos pseudo-científicos. En ocasiones, los mismos que lo condenan utilizan lunfardismos sin saberlo; pretenden un idioma de laboratorio, estructurado científicamente, y no advierten que, a la larga y a la corta, todo el mundo termina aceptando incondicionalmente el idioma que transforma el pueblo. Sobre este cimiento, ya no cabe hablar de corrupción o deformación del lenguaje, sino de transformación, en casi todos los casos. ¿Por qué en una generalidad de casos y no en todos? Porque una palabra, venga de donde venga, necesita tiempo y cierta frecuencia de uso y difusión para su consolidación. Por falta de información y de investigación adecuada se repiten conceptos irreflexivamente, como si fueran ¨verdades¨ que no necesitan demostración o que no merezcan ser fundadas. Incluso, existe una idea bastante extendida en el sentido de que los grandes escritores utilizaron una lengua pura. Esto está desmentido por la obra de Cervantes, de Alighieri, de José Hernández y de una serie infinita de autores. Igualmente respecto a los más ilustres periodistas. Y, asimismo, de los más notorios legisladores. Cuando inicié, hace muchos años, entre otras, la tarea de recopilar citas y conceptos, tendientes a justificar o legitimar el uso del lunfardo, no imaginé la riqueza de referencias literarias y lexicográficas que, cualquiera que practique esta ciencia práctica, que es la lexicografía, tiene a su

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COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini<br />

El primer artículo conocido se publicó en ¨La Prensa¨, el 6 de julio de 1878; luego, los artículos<br />

de Benigno Baldomero Lugones, un año después, en ¨La Nación¨. Simultáneamente se difundían<br />

poesías, como una de José J. Podestá (el famoso payaso criollo ¨Pepino el 88¨), con contenidos<br />

relacionados con el compadraje y las circunstancias <strong>del</strong> momento (¨Recordarán que Pepino/hizo<br />

un canto al compadraje,/con maneras y lenguajes/que usa el carrero argentino;¨).<br />

El periodista Juan A. Piaggio había publicado, también en ¨La Nación¨ (11 de febrero de 1887) un<br />

texto que muestra el costumbrismo lunfardesco, titulado Caló porteño (verbi gratia: ¨-Me lo dio la<br />

paica. ¿Vamos a atorrar? Son las once./-¿Estás soñando? ¡hay farra!/¿De veras, ché?¨). Cuando<br />

los payadores urbanos comenzaron a convertirse en cantores, publicaban sus ¨payadas¨ (el mayor<br />

coleccionista de estas revistas y de los folletos donó su hemeroteca a Alemania).<br />

Una revista antecesora de ¨Caras y Caretas¨, hacia 1892, publicaba poesías lunfardas o lunfardescas;<br />

a partir de allí, los cuentos de Fray Mocho, las poesías de Andrés Cepeda y, en ¨Caras y<br />

Caretas¨ las de Evaristo Carriego, las letras de Gregorio Angel Villoldo (¨Yo tengo una percantina/<br />

que se llama Nicanora/ y da las doce antes de hora / cuando se pone a bailar,¨).<br />

Aquí, entre nosotros, ¨La Nueva Provincia¨, no desdeñó en sus comunicaciones, el vocabulario<br />

<strong>lunfardo</strong> que la realidad social transmitía: en su sucesivas notas, desde su fundación aparecieron<br />

raspa, ´ladrón´; <strong>tango</strong> con corte, ´danza <strong>del</strong> <strong>tango</strong> con esa figura´; botón, ´vigilante´; calote,<br />

´hurto´; y muchas otras palabras difundidas en la ciudad de Buenos Aires hacia fines de siglo, al<br />

tiempo de la fundación <strong>del</strong> diario, por don Enrique Julio.<br />

3.Después <strong>del</strong> <strong>tango</strong> canción<br />

El <strong>tango</strong> canción no habría tenido tanta expansión de no haber sido por el periodismo; cabe<br />

afirmar lo mismo con respecto al <strong>lunfardo</strong>, presente en las letras, particularmente a partir de ¨Mi<br />

Noche Triste¨, de Pascual Contursi, además de haber estado presente en el sainete criollo -o<br />

porteño o nacional- en varias décadas en que hasta los más humildes podían concurrir al teatro,<br />

donde criollos y extranjeros entendían el <strong>lunfardo</strong> y el cocoliche, producto de la inmigración.<br />

A partir de entonces (año 1917) la prensa escrita realizó concursos de letras, con premios (¨Por<br />

la Pinta¨ -Gar<strong>del</strong> le puso ¨Margot¨ como título- $5; el diario fue ¨Ultima Hora¨), y, más, absorbió<br />

en plenitud al <strong>tango</strong>, <strong>lunfardo</strong> incluido, y una pléyade de periodistas lúcidos y talentosos se convirtieron<br />

en letristas de <strong>tango</strong>s: Celedonio Esteban Flores, Carlos Raúl Muñoz (Carlos de la Púa),<br />

Alfredo Le Pera, Francisco Bautista Rímoli (Dante Lineyra, fundador de la revista ¨La Canción<br />

Moderna¨, antecesora de ¨Radiolandia¨).<br />

La radiodifusión hizo los suyo, concidentemente, hasta que se efectivizan los intentos de excluir y<br />

censurar al <strong>lunfardo</strong> por decisión oficial (lapso 1943-1946), con lo cual las tareas debían ser cantadas<br />

sin lunfardismos, generando la ridiculez y numerosos chistes, entre éstos, el que informaba<br />

que el <strong>tango</strong> ¨Guardia Vieja¨ pasó a intitularse ¨Cuidado Mamá¨.<br />

VIII<br />

NOTAS PARA UNA CONCEPTUACIÓN DEL LUNFARDO<br />

1.Glosa a propósito <strong>del</strong> <strong>lunfardo</strong><br />

Ese fenómeno idiomático que hoy se denomina ¨<strong>lunfardo</strong>¨, existió desde siempre, en todo el mundo,<br />

en toda la historia.<br />

Potter enseña que desde los primeros sonidos guturales <strong>del</strong> ser humano, comenzó a formarse el<br />

lenguaje oral, con su ilimitada diversificación en los tiempos actuales.<br />

En la década <strong>del</strong> 1880 en la Argentina comienza a difundirse el vocablo ¨<strong>lunfardo</strong>¨, derivado de la<br />

palabra ¨lombardo¨. Los lombardos fueron en la edad media guerreros, invasores, imperialistas,<br />

amigos de lo ajeno; y después, adquieren fama como usureros.<br />

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