Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe
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<strong>edUTecNe</strong><br />
COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini<br />
Empero, en los mismos diarios que venden aparecen editoriales en los que se condena el trabajo<br />
de menores prohibido por ley y, en determinados aniversarios, fotografías y comentarios relacionado<br />
con la conmemoración que hacen los caniyitas.<br />
José Gobello situa la voz en el orbe <strong>del</strong> lenguaje general y sostiene que caniyita es la denominación<br />
difundida a partir <strong>del</strong> estreno de ¨Canillita¨, sainete de Florencio Sánchez (Rosario, 1º de<br />
octubre de 1902; Buenos Aires, 4 de enero de 1904), cuyo protagonista, un niño vendedor de<br />
diarios, es apodado canillita, sin duda porque lleva las piernas desnudas: llamar canillas a las<br />
piernas y aludir a su desnudez como señal de pobreza era entonces frecuente. Yo agrego que en<br />
los días de invierno, en las madrugadas y mañanas frías, a estos chicos les mana el agua de la<br />
nariz, con lo que parece completarse el por qué <strong>del</strong> vocablo caniya.<br />
Este personaje de nuestras ciudades tuvo tres amigos ilustres que inmortalizaron su nombre genérico.<br />
El primero, fue, como lo he mencionado, Florencio Sánchez. El segundo, Carlos Gar<strong>del</strong>,<br />
de quien se pueden narrar muchas anécdotas con los canillitas.<br />
Una de ellas es la siguiente:<br />
En la edición extraordinaria de ¨Cancionero Inmortal¨, dedicado a Gar<strong>del</strong>, se relata:<br />
¨En oportunidad de realizar una gira por el interior <strong>del</strong> país, Gar<strong>del</strong> tenía que actuar en un cineteatro<br />
de Rosario.<br />
Cuando llegó a la puerta, se encontró con que un numeroso grupo de muchachos canillitas se<br />
hallaba esperándolo.<br />
Saludos afectuosos de ambas partes, y la siguiente pregunta de Gar<strong>del</strong>:<br />
- No van a entrar a verme?<br />
- Y... -contestó uno de los canillitas-, ganas no nos faltan... Pero no tenemos plata...<br />
-No se preocupen por eso, muchachos. En seguida lo arreglo.<br />
Gar<strong>del</strong> se dirigió a la boletería <strong>del</strong> cine y habló con el empresario:<br />
-Necesito que me hagas entrar gratis a todos esos muchachos que están ahí en la puerta...<br />
-Pero, Carlitos... ¡Son como veinte!<br />
-No me interesa...O los hacés entrar sin pagar, o yo no canto...!<br />
El empresario no tuvo más remedio que aceptar. Los muchachos canillitas entraron sin pagar...¨.<br />
La otra anécdota sucedió en Bahía Blanca. La he relatado en una comunicación académica, en la<br />
Academia Porteña <strong>del</strong> Lunfardo:<br />
¨En la calle Soler, de la ciudad de Bahía Blanca, en zona de cafetines, lugares nocturnos y peringundines<br />
-con el sentido aportado por el erudito académico que preside nuestra Corporación-,<br />
dos fiolos conocidos se tirotearon mortalmente. Instantes después aparece por el lugar <strong>del</strong> hecho<br />
alguien que preguntó a un canillita: ¨-¿Qué pasó, pibe? ¿Le dieron juego al escupemelones?¨. La<br />
palabra fue muy difundida y aun hoy es escuchada. Según el relato que me hiciera mi amigo y coterráneo<br />
Armando Lacava, el canillita, que vive, recuerda reiteradamente y con orgullo el episodio,<br />
porque su interlocutor era Carlos Gar<strong>del</strong>.¨.<br />
El tercer insigne amigo de los caniyas, que coadyuvó a consolidar el mote, fue Dante A.Linyera,<br />
que, en ¨El Alma de la Calle¨, un poema sobre el canillita, escribe estos versos:<br />
¨Caniyita,<br />
clarín que pregona la ruda batalla<br />
...altoparlante de todas las buenas y malas.<br />
...canario cantor<br />
que vuela cantando por toda la jaula<br />
que es la ancha y maldita ciudad de los ricos<br />
¡sus propias miserias él canta!<br />
...Yo pienso, hermanito, cuando oigo el pregón<br />
cuando oigo el sarcasmo<br />
de tu vocerío que anuncia<br />
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