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Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini<br />

1<br />

<strong>edUTecNe</strong><br />

Las innumerables búsquedas de la profesora Olga H. Gil y la actitud propia –la de asumir una<br />

investigación prolija y minuciosa- acercan esta historia a una realidad cultural secular -¨100 Años<br />

de Tango¨¨-, con una metodología que asegura correspondencia con los hechos y precisiones<br />

conceptuales y de infrahistoria positivamente valiosa –si consideramos el libro por partes y referencias-,<br />

superando ampliamente a la mínima producción científica que sólo se asienta en fuentes<br />

bibliográficas y hemerográficas. Aquí hay proyección directa y bastante más que proyección, a<br />

partir directamente de lo fáctico y vivencial.<br />

La producción de la autora es, entonces, rica y meritoria, además, porque trasciende el orbe específico<br />

<strong>del</strong> ¨fenómeno <strong>tango</strong>¨, por lo cual al expresión ¨al compás <strong>del</strong> crecimiento de Punta Alta¨<br />

más que un subtítulo es una suerte de definición acerca <strong>del</strong> contenido y alcance <strong>del</strong> libro.<br />

¿Qué significa ello? El <strong>tango</strong> y sus cultores lugareños –en plenitud de expresiones, se trata de la<br />

composición, la interpretación, la danza, la letrística, tanguistas o paratanguistas– son engarzados<br />

en el contexto político -en sentido genérico-, económico, social y cultural <strong>del</strong> medio que es su<br />

enclave y así, arte musical mediante, la obra adquiere carácter relevante y singular; se convierte<br />

en una historia de arte popular, en la que no están ausentes las ¨instituciones sociales¨ de la ciudad,<br />

<strong>del</strong> barrio, con sus personajes –testigos y protagonistas entre otros- y sus objetos culturales.<br />

La ciudad, que es el escenario <strong>del</strong> <strong>tango</strong> con prevalencia, puede transmitir en la realidad –que es<br />

la historia- y en la actualidad –que es el movimiento tanguista en evolución-, hechos y verdades<br />

objetivas, con las que cabe una hermenéutica <strong>del</strong> ciclo temporal cumplido, para instrumentar conclusiones<br />

veraces.<br />

Una de éstas es el acompañamiento de otros géneros, como el jazz, tan ligado a la historia <strong>del</strong><br />

<strong>tango</strong> y difundido con vigor casi simultáneamente al ¨nacimiento¨ <strong>del</strong> <strong>tango</strong>-canción y que cautivó<br />

a no pocos tanguistas. Otra, se refiere a las especies ¨hermanas¨, infaltables en las interpretaciones<br />

instrumentales y cantables: el vals y la ranchera e incluso –tiempo atrás- la polca, que denominada<br />

¨<strong>del</strong> espiante¨ indicaba el fin <strong>del</strong> baile.<br />

Y, lo más importante, a saber: que el <strong>tango</strong>, en sus orígenes, pudo tener un determinado medio<br />

geográfico, la ciudad que dejaba de ser gran aldea, Buenos Aires. Desde la incipiente megalópolis<br />

se difunde, pero luego de recibir el influjo de la inmigración y de las migraciones internas, sea<br />

la <strong>del</strong> gauchaje de a caballo de la pampa, o la de los criollos que llegaron en barcazas desde el<br />

litoral argentino. Manifestada la expansión se inicia el cultivo desde las provincias y las influencias<br />

derivadas de este entorno cultural, lo que permite afirmar la existencia de un <strong>tango</strong> argentino y no<br />

puramente porteño, de Buenos Aires.<br />

Recorriendo la obra de Olga H. Gil puede advertirse este aserto, pues comprueba el aporte provinciano<br />

sin el cual no se hubiera desarrollado y afincado la significación espiritual de la ¨música<br />

ciudadana¨.<br />

A través de una historia local, la autora entrega un fontanar de datos y testimonios y un contenido<br />

que penetra en el ámbito de la antropología cultural. No es el momento de explicar ciertas facetas<br />

<strong>del</strong> fenómeno, pero el <strong>tango</strong> es una de las fuentes para el estudio de nuestra historia o para<br />

la consideración antropológica, sociológica, ontológica o, en fin, cultural, propia de una cultura<br />

nacional y popular, lo que se hace notar en la presencia <strong>del</strong> bar, <strong>del</strong> café, de los instrumentos <strong>del</strong><br />

<strong>tango</strong>, sus cantores, intérpretes, compositores y orquestas, de sus poetas, de las victroleras, las<br />

kermeses, o las cosas propias <strong>del</strong> arrabal, que inspiraron a literatos y creadores musicales de<br />

todo tiempo y lugar.<br />

Y, a más, con otras puntualizaciones, historia popular argentina, arte popular y usos y costumbres,<br />

que deberían mover a intelectuales, estudiosos, investiga-dores y docentes, a reparar con<br />

más atención e interés en este tipo de obras que tienen la apariencia de servir a una pequeña<br />

comunidad; por causa de las dependencias culturales y pedagógicas, externas e internas.<br />

Recién en los últimos años se han manifestado reacciones en varias ciudades de la Argentina,<br />

con relación a algunas posturas asumidas en la ¨Reina <strong>del</strong> Plata¨, en tanto y en cuanto tienden a

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