Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe
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COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini<br />
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<strong>edUTecNe</strong><br />
contra un calefón...¨<br />
Discepolín lo escribió en 1935 y Sofía Bozán lo estrenó en la revista <strong>del</strong> Teatro Maipo. La palabra<br />
calefón circulaba en la Argentina desde hacía más de 15 años y sobre ella escribió José Gobello:<br />
¨Es lexicalización de Califont, marca de fábrica de un calentador de agua difundido en Buenos<br />
Aires durante la segunda década de este siglo¨. En el idioma español se lo había denominado,<br />
hasta ese momento, calentador de agua, pero el calentador, entre nosotros, tenía uso, difusión y<br />
presencia en la letrística gotanera, principalmente relacionado con el pucherete en la ¨morocha¨<br />
(olla) y en la pava para el matecito con bizcochitos. Como en la letra de Pascual Contursi:<br />
¨Siempre llevo bizcochitos<br />
pa´ tomar con matecitos¨.<br />
Hoy día no falta el calefón, como antiguamente no estaba ausente el calentador que, aunque con<br />
distinta función, en su más célebre especie tanguera quedó documentado para la eternidad en el<br />
poema ¨El Bulín de la Calle Ayacucho¨ <strong>del</strong> Negro Cele:<br />
¨El ¨primus¨ no me faltaba<br />
con su carga de aguardiente<br />
y habiendo agua caliente<br />
el mate era allí señor...¨.<br />
El tiempo pasa. El idioma se extiende y enriquece, con o sin la tecnología. La nostalgia, motivada<br />
por las cosas pequeñas y sencillas, empuja a los recuerdos de algo que fue y es aún, porque de<br />
algún modo sigue estando y no murió. Al menos para quien, remedando al <strong>tango</strong>, de noche cuando<br />
se acuesta no puede cerrar la puerta a la evocación.<br />
6. No te metás con Batata<br />
Seguramente, los nombres se originaron en determinadas características de las personas, vinculadas<br />
a su aspecto físico, a su comportamiento, trabajo, lugar que habitaba o a algún otro rasgo<br />
con el cual se lo identificaba, o grupo humano al que pertenecía.<br />
En algunas comunidades y en épocas no tan lejanas, a algunas personas le colocaron motes o<br />
epítetos, granjero o rey, siervo o señor, ya que no importaba su condición social.<br />
Siempre creí que esa costumbre argentina derivaba de los italianos, que han sido muchos en<br />
nuestro país, y, con más propiedad, de los sicilianos, mis coterráneos y paisanos.<br />
Pero...¿Por qué Batata? Aquí, entre nosotros, fue el nombre de un perrito publicitario. Décadas<br />
atrás no era difícil encontrar el vocablo, asignado a una persona de carne y hueso, por algún rasgo<br />
de su personalidad o por su oficio.<br />
El mote quedó improntado en una canción que interpretaba un dúo humorístico, cuyos versos<br />
decían:<br />
¨No te metás con Batata,<br />
porque Batata es mi amigo.<br />
No te metás con Batata.<br />
Yo sé por qué te lo digo¨.<br />
Tal canción era un <strong>tango</strong>, ¨El Irresistible¨, de Lorenzo Logatti. No tenía letra originariamente, pero,<br />
como se sabe, Carlos Pesce se dedicó a versificar composiciones de viejos músicos. Además,<br />
la letra fue adaptada por los cómicos, que eran Salvador Striano y Rafael Buono, que integrando<br />
el dúo eran más conocidos como Buono-Striano, que por ese tiempo ya habían abandonado su<br />
vocación de guitarristas.<br />
Nota: Otros versos decían así:<br />
¨No te metás con Batata,<br />
porque Batata es mi amigo.<br />
Si te metés con Batata,