Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe
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<strong>edUTecNe</strong><br />
COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini<br />
4.¿Existió ¨Milonguita¨?<br />
En la primavera de 1975, León Benarós publicó una nota titulada ¨Mito de Milonguita¨, en la cual<br />
lo hace aparecer a Ricardo M. Llanés –según las referidas palabras de éste- como creador de<br />
una fábula, al haberse referido tiempo antes a la existencia real de ¨Milonguita¨, la <strong>del</strong> <strong>tango</strong> famoso:<br />
¨la pebeta más linda ´e Chiclana¨.<br />
Destacó luego Llanes, que no hay que confundir el <strong>tango</strong> con el sainete ¨Milonguita¨, o con otro<br />
<strong>tango</strong>, ¨Melenita de Oro¨, dados a conocer en 1922, cuando ya había desaparecido físicamente la<br />
protagonista de la popularísima pieza de Linning y Delfino.<br />
Pero ¨Milonguita¨, la <strong>del</strong> <strong>tango</strong>, tuvo vida realmente; y cuando tenía tan sólo 14 años aparentaba<br />
mucho más; y ya a los 15 parecía toda una mujer. Se llamó María Esther Dalto.<br />
Otros motivos de confusión consistieron en algunas versiones no verificadas, disímiles pero no<br />
contradictorias, porque todos apuntaban hacia calle Chiclana al 3000 y pico y hacia una joven<br />
muerta a los 15 años hacia 1919 o 1920, de nombre Esther, de apellido Dalto o también Torres.<br />
Hacia el año 1922 Llanés trabajaba en la Dirección de Arsenal de Guerra y allí se desempeñaba<br />
también un obrero de apellido Pereyra, que vivía en el barrio de Estercita (también Esthercita).<br />
Después de muchos años, Estercita fue recordada por Julián Centeya como de carne y hueso<br />
viviendo en una casita de ese barrio de Chiclana y 24 de noviembre.<br />
Entonces, don Ricardo se propuso verificar esa existencia; en compañía <strong>del</strong> poeta Antonio Magallanes<br />
y en el domicilio de una vecina, en el número 3150 de Chiclana, verificó con el testimonio<br />
de ella, la existencia de la pebeta, fallecida en la casa que tenía el número 3148. La historia se<br />
verificó con familiares, en varios domicilios de Buenos Aires.<br />
Después, en 1966, Juan Carlos Etcheverrigaray ubicó la partida de defunción cuya acta es <strong>del</strong><br />
11 de diciembre de 1920, donde se consigna que María Esther Dalto murió en ese domicilio, de<br />
meningitis, según el certificado <strong>del</strong> médico Genaro Giacobini, el fundador y líder <strong>del</strong> partido político<br />
Salud Pública.<br />
A mayor abundamiento, Francisco García Giménez escribió un recuerdo relacionado con el <strong>tango</strong><br />
¨Milonguita¨: sus autores, caminando por la calle donde vivió Estercita, la vieron y el poeta Linning<br />
enseguida escribió versos:<br />
¨Te acordás, ¨Milonguita¨, vos eras<br />
la pebeta más linda ´e Chiclana;<br />
la pollera cortona y las trenzas<br />
y en las trenzas un beso de sol...¨<br />
Y después, siguen los versos:<br />
¨Estercita...<br />
hoy te llaman ¨Milonguita¨.<br />
Flor de lujo y de placer,<br />
flor de noche y cabaret...¨<br />
5. Aquel calefón <strong>del</strong> <strong>tango</strong> ¨Cambalache¨<br />
La propensión a la rutina consuetudinaria, no pocas veces, impide la reflexión sobre las palabras<br />
que usamos frecuentemente. Así, entonces, ¨calefón¨ no generó análisis, hasta que el vecino formuló<br />
la indagación acordándose <strong>del</strong> <strong>tango</strong> ¨Cambalache¨, que –aunque sea superfluo el recuerdo-<br />
tiene letra y música de Enrique Santos Discépolo:<br />
¨Igual que en la vidriera irrespetuosa<br />
de los cambalaches<br />
se ha mezclao la vida,<br />
y herida por un sable sin remaches<br />
ves llorar la Biblia<br />
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