Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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edUTecNe COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini Madame Blanche oficiaba animadas suarés, en su casa arreglada con lujo y elegancia¨. Laura Monserrat, ¨La Morocha Laura¨, o simplemente ¨Laura¨, que tenía un local más popular, menos distinguido o aristocrático que el de Madame Blanche, donde Rosendo Mendizábal se lucía en salas de piano y donde estrenó el tango ¨El Entrerriano¨. Uno de los tangos que la recuerda -¨Tiempos Viejos¨- es de Manuel Romero, la letra, y Francisco Canaro, la música: ¨¿Te acordás las mujeres aquellas? Minas fieles, de gran corazón, que en los bailes de Laura peleaban, cada cual defendiendo su amor¨. Pues, en verdad, se trataba de mujeres capaces de pelear y pelear con cuchillo; podía ser el pequeño cuchillo, el más conocido, como ¨el de la marca del perrito¨ -porque en la hoja tenía grabado un perrito-, que las mujeres calzaban en la liga, y fue el mismo que usó el personaje de Borges para matar al hombre de la esquina rosada. ¨En lo de Laura¨, es el título de una milonga con letra de Enrique Cadícamo, y en esta letra evoca el poeta: ¨Milonga que en lo de Laura bailé con la parda Flora... Milonga provocadora que me dio cartel de taura ...¨. María Rangolla, ¨La Vasca¨ o ¨María La Vasca¨, una mujer de belleza excepcional, nacida en la vasconia francesa, en cuya casa se bailaba el tango al compás del piano, a tres pesos la hora, con mujeres alquiladas para el baile. María La Vasca no dejó nada, salvo los recuerdos en la historia tanguera y sus cenizas, conservadas en la Chacarita, recordó un autor. Francisco Canaro destacó las casas de Juanita Ramírez, que era también de esos tiempos, como las de ¨La China Joaquina¨ y ¨La China Rosa¨. Pudo ser también la de ¨La Morocha¨, la del patio de la letra de Cátulo Castillo: ¨Patio de la morocha, que allá en el tiempo, tuvo frescor de sombras, como el alero...¨. La presencia del piano, dice Horacio Ferrer, significó que en el plano de la composición, puede hablarse de una línea de tangos pianísticos, que arrancó de los primitivos tangos para piano del novecientos y evolucionó hasta ejemplarizarse en obras como ¨Mañanitas de Monmarte¨, de Lucio Demare, y ¨La Casita de Mis Viejos¨, de Juan Carlos Cobián, que había sido motivada por una casa ubicada en Bahía Blanca. La guardia nueva El piano es el instrumento conductor de la ¨Guardia Nueva¨ y a ella pertenecen algunos grandes pianistas como Osvaldo Pugliese, Lucio Demare, Orlando Goñi, Carlos Di Sarli, con su tango ¨Milonguero Viejo¨ y su estilo ¨milon-guero¨. Gana espacio en la letrística y es mencionado en el tango ¨El Tranvía Embrujado¨, de Berta de Tabbusch: ¨Sollozos del bandoneón en cada nota; carcajadas de armonía, ríe el piano...¨. Y en el poema ¨Ocho Pasado Meridiano¨, de Gandolfi Herrero: ¨El piano entre sus dientes tritura sus gemidos, el violonchelo reza tu llanto a la sordina, 121

COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini 122 edUTecNe el violín -ese ingenuo- canta medio dopado y el bandoneón rezonga con su voz de alcoholista¨. El piano adquiere un signo propio, especial como el pianista de tango, pues se ha dicho que el pianista de tangos es dormilón y robador: tiene la particularidad de quedarse respecto al conjunto orquestal; parece que no llega nunca. La orquesta típica habría nacido hacia 1910, en el Centenario, en la famosa esquina de Suárez y Necochea y se desarrolla, dice Tallón, hasta el final de la primera guerra, mediante el desenvolvimiento del trío orquestal primitivo: bandoneón, piano y violín. Con Yrigoyen se agranda el país y todo se agranda, y también la orquesta y, como un fatalismo de la economía, se va achicando al ritmo de ella. El espacio ganado por el piano en la letrística y la poesía se ensancha asimismo con un poema de Julio César Ibañez, ¨Malena se ha Quedado sin Poeta¨, dedicado a Homero Manzi: ¨Suena un piano, la luz está sobrando... Tiembla el alma de Homero en la canción. Los ojos de Malena están llorando donde acaba la pena de su voz...¨. Puede sospecharse que las primeras escrituras o partituras de tangos fueron hechas por pianistas, que sabían música. Había pasado la época en que enseñoreaba la improvisación, la intuición y la creación espontánea y, más todavía, la escena -tal vez tomada de la misma realidad- del italiano músico que reproduce Tomás de Lara, tomada de José Antonio Saldías, en la que el italiano Crispín da, en cocoliche, cátedra de música tanguística a su hijo apodado Batería: ¨Osté siga adelante ... osté tiene gran porvenir. Qué te importa que no sabese música. ¿Tiene oído? ¡E boeno! Come yo ... Te sílbano na cosa, te queda a ´loreja, la tocase, le hacese la compadrada e ya está. Cuando quiere hacerse un tango... me dice a me. Yo te toca, el acordeone, una canzoneta napolitana, vieca, vieca, que nadie la recuerda. Osté la hace más despacito tre o cuatro ferulete é es una cosa cregoya. La música de este paese está hecha de requecho, come la raza; la hacemo todos: lo tano, lo francese e le gallegue...¨. Aunque es fácil entender el cocoliche, síntesis de italiano, español y lunfar-do, es destacable que la palabra requecho fue una voz popular, usada con el significado de ´desecho´ o ´sobra´. Lo que dice Crispín, entonces, es que la música, como la raza en este país, está hecha con desechos. Gobello recopila el uso que hizo del vocablo Felipe Fernández, Yacaré, en ¨Versos Rantifusos¨: ¨Y ni un requecho allí se desperdicia...¨, escribió; y también Roberto L. Cayol, en ¨La Mala Estrella¨, con la voz requechar: ¨Desde que esos amarretes vieron que iban al café a requechar los manices, han suprimido el vermouth¨. ¨Piano¨, en el lunfardo Insensiblemente, penetramos en el mundo del lunfardo, que parece incompatibe con un instrumento como el piano, que no fue inicialmente un instrumento del tango argentino, hijo del suburbio. Sin embargo, el tango juntó algo distinguido con algún lunfardo, el de la mala vida, en la edad primitiva del tango, y trasladó al vocabulario varias expresiones: Una, tocar el piano, ´robar´. Más, esto mismo, ´robar´, se representaba en España, según Martín Alonso, con la expresión tocar el piano al revés, que, entre nosotros tenía otra significación. La otra, era tocar el pianito, y significaba –significa aún ´registrar las impresiones digitales en la policía o en cualquier otra dependencia pública´. En uno y otro caso, por alusión al movimiento de los dedos, denominados ganchos o grisines, en la jerga de los punguistas y lanceros, siendo estos últimos, los lanceros una especie de pungas que utilizaban la lanza, consistente en una pinza de cirugía, en una tijera o en un trozo de alambre, previamente adaptado para robar en los bolsillos de las víctimas, explica Gobello.

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Madame Blanche oficiaba animadas suarés,<br />

en su casa arreglada con lujo y elegancia¨.<br />

Laura Monserrat, ¨La Morocha Laura¨, o simplemente ¨Laura¨, que tenía un local más popular,<br />

menos distinguido o aristocrático que el de Madame Blanche, donde Rosendo Mendizábal se<br />

lucía en salas de piano y donde estrenó el <strong>tango</strong> ¨El Entrerriano¨.<br />

Uno de los <strong>tango</strong>s que la recuerda -¨Tiempos Viejos¨- es de Manuel Romero, la letra, y Francisco<br />

Canaro, la música:<br />

¨¿Te acordás las mujeres aquellas?<br />

Minas fieles, de gran corazón,<br />

que en los bailes de Laura peleaban,<br />

cada cual defendiendo su amor¨.<br />

Pues, en verdad, se trataba de mujeres capaces de pelear y pelear con cuchillo; podía ser el pequeño<br />

cuchillo, el más conocido, como ¨el de la marca <strong>del</strong> perrito¨ -porque en la hoja tenía grabado<br />

un perrito-, que las mujeres calzaban en la liga, y fue el mismo que usó el personaje de Borges<br />

para matar al hombre de la esquina rosada.<br />

¨En lo de Laura¨, es el título de una milonga con letra de Enrique Cadícamo, y en esta letra evoca<br />

el poeta:<br />

¨Milonga que en lo de Laura<br />

bailé con la parda Flora...<br />

Milonga provocadora<br />

que me dio cartel de taura ...¨.<br />

María Rangolla, ¨La Vasca¨ o ¨María La Vasca¨, una mujer de belleza excepcional, nacida en la<br />

vasconia francesa, en cuya casa se bailaba el <strong>tango</strong> al compás <strong>del</strong> piano, a tres pesos la hora,<br />

con mujeres alquiladas para el baile. María La Vasca no dejó nada, salvo los recuerdos en la historia<br />

tanguera y sus cenizas, conservadas en la Chacarita, recordó un autor.<br />

Francisco Canaro destacó las casas de Juanita Ramírez, que era también de esos tiempos, como<br />

las de ¨La China Joaquina¨ y ¨La China Rosa¨. Pudo ser también la de ¨La Morocha¨, la <strong>del</strong> patio<br />

de la letra de Cátulo Castillo:<br />

¨Patio de la morocha,<br />

que allá en el tiempo,<br />

tuvo frescor de sombras,<br />

como el alero...¨.<br />

La presencia <strong>del</strong> piano, dice Horacio Ferrer, significó que en el plano de la composición, puede<br />

hablarse de una línea de <strong>tango</strong>s pianísticos, que arrancó de los primitivos <strong>tango</strong>s para piano <strong>del</strong><br />

novecientos y evolucionó hasta ejemplarizarse en obras como ¨Mañanitas de Monmarte¨, de Lucio<br />

Demare, y ¨La Casita de Mis Viejos¨, de Juan Carlos Cobián, que había sido motivada por una<br />

casa ubicada en Bahía Blanca.<br />

La guardia nueva<br />

El piano es el instrumento conductor de la ¨Guardia Nueva¨ y a ella pertenecen algunos grandes<br />

pianistas como Osvaldo Pugliese, Lucio Demare, Orlando Goñi, Carlos Di Sarli, con su <strong>tango</strong><br />

¨Milonguero Viejo¨ y su estilo ¨milon-guero¨. Gana espacio en la letrística y es mencionado en el<br />

<strong>tango</strong> ¨El Tranvía Embrujado¨, de Berta de Tabbusch:<br />

¨Sollozos <strong>del</strong> bandoneón en cada nota;<br />

carcajadas de armonía, ríe el piano...¨.<br />

Y en el poema ¨Ocho Pasado Meridiano¨, de Gandolfi Herrero:<br />

¨El piano entre sus dientes tritura sus gemidos,<br />

el violonchelo reza tu llanto a la sordina,<br />

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