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Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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<strong>edUTecNe</strong><br />

COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini<br />

anécdotas, pero no se trata de documentos que informen cabalmente y con sentido de análisis<br />

crítico y profundo.<br />

Gracias a José Gobello -principalmente, por ser el descubridor-, Roberto Selles, Aníbal José<br />

Claisse -traductores-, J.A. de Diego, José Rodríguez Bocanegra -que brindaron antecedentes-,<br />

Miguel Angel Lafuente -prolijo y cuidadoso editor- y Nardo Zalko, que Internet mediante aclaró<br />

que ¨Las Poseídas¨ pertenecían a SEM (seudónimo de Georges Goursat), hoy podemos conocer<br />

semejante fontana histórico-literaria.<br />

SEM fue caricaturista, ¨cronista implacable de cierta sociedad francesa¨ y humorista. Nació en<br />

Périgueux, en 1863. Sus relatos, en el tema de marras, están compuestos por cuatro artículos,<br />

escritos a partir <strong>del</strong> 15 de abril de 1912 y se relacionan con las andanzas primeras <strong>del</strong> <strong>tango</strong><br />

argentino en París. Asimismo, realizó posteriormente una serie de láminas de dibujos con el título<br />

¨Tangomanía¨ y una caricatura, ¨Tangoville¨, publicada en 1913.<br />

El autor de los artículos, que escribió en esos años para ¨Le Journal¨, los hizo con bastante fi<strong>del</strong>idad<br />

sobre el arribo de nuestro <strong>tango</strong> a París y sobre la pasión -y mucho más- que la danza arraigó<br />

en el espíritu de los parisinos. Más, como lo apunta Gobello, ¨no se trata de un frío documento<br />

ni de un testimonio bajo juramento de decir toda la verdad y sólo ella¨. Comparto el juicio.<br />

El ámbito <strong>del</strong> baile, ¨un edificio de hermosa apariencia¨, de fachada muda y ventanas cerradas<br />

-que ha de considerarse representativo de la inserción inicial-, fue el destino de impecables automóviles<br />

que depositaron en aquél damas y caballeros vestidos a la última moda. La circunstancia<br />

fue dibujada con entradas furtivas, prisa febril, sin una palabra, ganando el patio, donde todo era<br />

sombrío. Las ventanas transparentaban sombras enlazadas, ¨que ondulan al ritmo de una música<br />

obsesiva¨.<br />

El escenario puede dibujarse con unas cuantas palabras sueltas: balanceo, rito sacro, cadencia,<br />

contoneo, frenesí, ritmo, obsesión, exaltación mística y éxtasis; y también con unas pocas expresiones<br />

como ¨atmósfera febril y vibrante¨, hombres y mujeres ¨estrechamente el uno contra el<br />

otro, semejantes a las sombras proyectadas sobre una cortina que se riza o replegadas sobre el<br />

agua en movimiento¨. Y, también, ¨personas que se frotan¨, que se abrazan en una danza singular.<br />

¨Nunca una risa, nunca un grito¨, excepto los gritos guturales y los golpes de talón de los<br />

músicos.<br />

SEM, con simpatía y oculta adoración, describe una neurosis cuya marcha fulminante se extendió<br />

por todo París, donde todo es <strong>tango</strong> y donde una mitad de la ciudad ¨frota a la otra¨. Ella, señala,<br />

tiene el <strong>tango</strong> en la piel y ha inaugurado catedrales y santuarios, en todos lados, en cualquier<br />

parte, y se oye sonar los caireles de las arañas, se ve oscilar los cuadros sobre los muros y vibrar<br />

el té dentro de las tazas¨.<br />

Agudo observador, distinguió nuestro <strong>tango</strong> de otras especies, algunas con el mismo nombre,<br />

pero limitó el origen <strong>del</strong> <strong>tango</strong>: parece ser, en su apreciación, ¨nacido¨ prevalentemente entre el<br />

gauchaje de la pampa, pero dice de él que ¨recuerda un poco a la habanera, y, asimismo, los<br />

cantos tristes y salvajes de los indios aborígenes¨. Agrega: ¨Los campesinos locales llaman a ese<br />

ritmo milonga¨, de la que deriva el <strong>tango</strong>. ¨El <strong>tango</strong>, desde el fondo <strong>del</strong> campo, llegó a Buenos<br />

Aires con las manadas de vacunos que esos bardos de las pampas escoltaban hasta la Capital¨.<br />

Después de ensalzar a Buenos Aires muestra un ¨arrabal inmundo¨ y destaca los restos de un<br />

pintoresquismo acre y violento, el Barrio de las Ranas, faubourg des grenouilles; y la presencia de<br />

los compatridos (compadritos), los apaches argentinos, ¨que recuerdan con rasgos exagerados a<br />

los rufianes de Nápoles y a los estibadores de Marsella¨. ¨Muy morochos, con un tinte aceitunado,<br />

llevan la cara afeitada al ras ...¨. Cubiertas sus cabezas con un sombrero de fieltro requintado<br />

sobre sus ojos sombríos, llevan los cabellos muy aceitados, bastante largos y abruptamente cortados<br />

sobre la nuca, cuidadosamente rapada ... Vestidos con un saco corto y un ancho pantalón<br />

que se quiebra sobre los botines de altos tacos...¨. Es decir, en este caso, se trata tan sólo una<br />

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