Cosas del tango y del lunfardo - edUTecNe

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edUTecNe COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO- Eduardo Giorlandini Alrededor de Tanguito En su adolescencia le gustaba bailar y cantar el tango. Su padre era tanguero. También fue contestario, a su manera, como tantos, como lo fueron algunos tangueros, sabiéndolo o no, consciente o inconscientemente. En su tiempo, los llamados ¨náufragos¨ porteños y bonaerenses, más radicalizados en sus propuestas que los hippies norteamericanos, se juntaban en las plazas y en lugares cerrados para tocar. Y expresaron un sentido nacional: un ¨rock¨ que, dicen poco tuvo de rock (sí, en cambio, influencia del blues); letras cantadas en idioma nacional, con temática propia, lírica, sencillista, costumbrista o de protesta social en casos, además de constituir generalmente historias individuales, con contenidos variados, sobre la vida, la muerte, el amor, la bronca, la alegría, la paz y -entre muchos otros, para decirlo con verdad- la droga. En este último también como en algunas letras de tango, donde están las referencias del caso. En los tiempos de Tanguito, José Alberto Iglesias, no estaba prohibida la tenencia y había venta libre de drogas legales, como en los tiempos antiguos del tango. Pero esto no era motivo de sanción o de represión. Otros eran los motivos, absurdamente. 5.¿Un sólo folclore? Creo que hay puntos de contacto entre el folclore de ciudad, como así que existe bastante en común entre el lenguaje rural y el de la zona urbana -incluyendo las megalópolis-, históricamente, lo que se manifiesta en la música y en la letrística, especialmente tango y música folclórica en el sentido tradicional. Más, todavía, hay un denominador común en la vida humana, en nuestro país, que es nuestro país real. Exclusivamente con el fin de ejemplificar el aserto, menciono a Tita Merello, que absorbió, en sus personajes actorales y cinematográficos y en sus interpretaciones musicales, esos dos mundos, el rural y el ciudadano. Criolla y arrabalera. Con componentes del folclore total, como sintetizando un tiempo que pasó, conjuncional; una junción entre el paisanaje y el sabalaje. No pudo desprenderse en algunos de los personajes: siendo muy joven interpretó una linda y joven chinita con trenzas, trascendiendo la cintura. En la ranchera ¨Me Enamoraré Una Vez¨ se entreveraron, además de Tita, Francisco Canaro, autor de la música con aire gauchesco que también trasladó al tango en ocasiones; y, completando la triada, el autor de la letra, Ivo Pelay, que no despreció las palabras del campo y de la ciudad, para construir las letras y canciones. Al fin de cuentas todos ellos fueron de origen provinciano o del interior, aunque el caso de Canaro sea uruguayo. Palabras de las distintas fuentes -y en especial de esa ranchera- fueron utilizadas en la letrística ciudadana. La palabra aura, por ejemplo, está registrada en el ¨Martín Fierro¨, en la canción ¨Pobre Gallo Bataraz¨, en el tango ¨El Taita del Arrabal¨ y en autores de obra que fueron mezcla de espíritu rural y ciudadano, por la época en que escribieron y el escenario social, como Fray Mocho. 6.Levántate y baila No recuerdo dónde escuché o leí esta expresión; sinceramente, no sí si realmente la escuché o leí o si es una reminiscencia evangélica influenciada por la pasión tanguera. Reflexionando, deberíamos ampliar el enunciado y decir: ¨Levántate y baila tango¨. ¿Por qué debe ser tango? La persona que danza, en general, lo hace para divertirse, relacionarse socialmente, elevar su ánimo, sacudir la modorra y otros motivos, conscientes o no. Pero la danza del tango tiene otras motivaciones, muy específicas y a la vez complejas. Muchos las comprenden y asumen, otros no y caen en el entreteni-miento o el parrandeo, que tiene valor 11

COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini 11 edUTecNe humano pero no es profundo, raigal y arcano. Bailar el tango, para los espíritus genuinos, es un compromiso que al momento de la decisión enriquece nuestra responsabilidad, la de hacerlo bien, creando, penetrando en los laberintos del ritmo con que se distingue, experimen-tando las distintas sensaciones: ¨sintiendo en la cara / la sangre que sube / a cada compás¨ y ¨mezclando el aliento / cerrando los ojos / pa´escuchar mejor¨. El hombre y la mujer ponen en juego la elegancia, la pinta, el porte, la clase, como canta la letra, y por qué no el arte, el orgullo y la satisfacción y la alegría honda de sentir que al compás del gotán se logró la armonía, el entonamiento sentimental y el clima que trasciende lo meramente físico y se hace propio de un mundo de ensoñaciones que se agitan en el alma, el alma que baila. Más todavía: el goce de dibujar figuras o de hacer filigranas y firuletes canyengues en el arte de la danza tanguera, crean emociones distintas a otras, comunes o cotidianas. Y el asunto no termina ahí, porque la pareja que baila enlazada busca armonía y diversidad en la unidad y en una universalidad en la que existen la música y el canto, la historia y la cultura, las querencias y ternuras, algo que purifica y nutre al espíritu con esencias inmarcesibles. Y asimismo nos deja espacios para el amor, o para la compadrada o como le llamen, de esas que bien o mal forman parte del ser argentino, para florearse con razón o para lucirse con una mina flor, en una corrida, un ocho o una sentada. 7.¨El alma que Canta¨ La significación histórica de la publicación ¨El Alma que Canta¨ bien merece un modesto recuerdo. Más que una revista exclusivamente tanguera, constituyó un importante medio de comunicación masiva de letras, poesías, cuentos, comentarios y glosas; en otro aspecto, generalizando, fue cultura popular y -por tiempos y con moderación y respeto al prójimo- transpiró cierta dosis de ideas, quejas y esperanzas. Fundada en 1916 por Vicente Buccheri, hacia 1924 la dirigía Emilio Florencio Quiroga. La empresa tenía como nombre comercial ¨Editorial El Alma que Canta¨, con sede en San Martín 746, de Buenos Aires; tenía dos importantes concesio-narios, uno en la Capital Federal y el otro en Montevideo. Otro de sus directores fue Blas Buccheri. Poesías románticas populares, lunfardas o lunfardescas, nutrían el contenido. Tuvo muchos años de vigencia. Recuerdo que siendo niño, como tantos, cantábamos las canciones con las letras de la publicación y la música de la radio, hacia 1940, pues en las casas se guardaban apilados los números que compraban los jóvenes y los mayores. Pero, reitero, no solamente tango sino también milongas, valses, aires nacio-nales, ¨chamuyo mistongo¨, monólogos cómicos, letras de la reina del ¨cuplet¨, Raquel Meller, frases célebres y encuestas informales. Muchas de las letras de tango de aquel entonces cayeron en el olvido. Recueros estos versos iniciales de ¨Batí el Justo¨: hace rato que te juno / muy cabrera y muy estufa / ya no tenés mi cariño / la milonga y la garufa...¨. O la letra de ¨Los Vencedores¨ ¨Oh, foot-ball uruguayo, que triunfó / tu hazaña es tan inmensa que asombró / Los pueblos al pasar / te aclaman sin cesar / por tu destreza y fama singular¨. Justo son los recuerdos. 8.Las poseídas Artículos de SEM (año 1912), en París Hasta hoy -y desde hace poco- tengo el convencimiento que Les possédées es una de las fuentes bibliohemerográficas más ilustrativas acerca de los territorios arcanos o escondidos del tango. Sobre el tango en París se ha escrito mucho, en general referencias, datos, acontecimientos y

COSAS DEL TANGO Y EL LUNFARDO - Eduardo Giorlandini<br />

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humano pero no es profundo, raigal y arcano.<br />

Bailar el <strong>tango</strong>, para los espíritus genuinos, es un compromiso que al momento de la decisión<br />

enriquece nuestra responsabilidad, la de hacerlo bien, creando, penetrando en los laberintos <strong>del</strong><br />

ritmo con que se distingue, experimen-tando las distintas sensaciones: ¨sintiendo en la cara / la<br />

sangre que sube / a cada compás¨ y ¨mezclando el aliento / cerrando los ojos / pa´escuchar mejor¨.<br />

El hombre y la mujer ponen en juego la elegancia, la pinta, el porte, la clase, como canta la letra,<br />

y por qué no el arte, el orgullo y la satisfacción y la alegría honda de sentir que al compás <strong>del</strong> gotán<br />

se logró la armonía, el entonamiento sentimental y el clima que trasciende lo meramente físico<br />

y se hace propio de un mundo de ensoñaciones que se agitan en el alma, el alma que baila.<br />

Más todavía: el goce de dibujar figuras o de hacer filigranas y firuletes canyengues en el arte de la<br />

danza tanguera, crean emociones distintas a otras, comunes o cotidianas. Y el asunto no termina<br />

ahí, porque la pareja que baila enlazada busca armonía y diversidad en la unidad y en una universalidad<br />

en la que existen la música y el canto, la historia y la cultura, las querencias y ternuras,<br />

algo que purifica y nutre al espíritu con esencias inmarcesibles.<br />

Y asimismo nos deja espacios para el amor, o para la compadrada o como le llamen, de esas que<br />

bien o mal forman parte <strong>del</strong> ser argentino, para florearse con razón o para lucirse con una mina<br />

flor, en una corrida, un ocho o una sentada.<br />

7.¨El alma que Canta¨<br />

La significación histórica de la publicación ¨El Alma que Canta¨ bien merece un modesto recuerdo.<br />

Más que una revista exclusivamente tanguera, constituyó un importante medio de comunicación<br />

masiva de letras, poesías, cuentos, comentarios y glosas; en otro aspecto, generalizando, fue cultura<br />

popular y -por tiempos y con moderación y respeto al prójimo- transpiró cierta dosis de ideas,<br />

quejas y esperanzas.<br />

Fundada en 1916 por Vicente Buccheri, hacia 1924 la dirigía Emilio Florencio Quiroga. La empresa<br />

tenía como nombre comercial ¨Editorial El Alma que Canta¨, con sede en San Martín 746, de<br />

Buenos Aires; tenía dos importantes concesio-narios, uno en la Capital Federal y el otro en Montevideo.<br />

Otro de sus directores fue Blas Buccheri.<br />

Poesías románticas populares, lunfardas o lunfardescas, nutrían el contenido. Tuvo muchos años<br />

de vigencia. Recuerdo que siendo niño, como tantos, cantábamos las canciones con las letras de<br />

la publicación y la música de la radio, hacia 1940, pues en las casas se guardaban apilados los<br />

números que compraban los jóvenes y los mayores.<br />

Pero, reitero, no solamente <strong>tango</strong> sino también milongas, valses, aires nacio-nales, ¨chamuyo<br />

mistongo¨, monólogos cómicos, letras de la reina <strong>del</strong> ¨cuplet¨, Raquel Meller, frases célebres y<br />

encuestas informales.<br />

Muchas de las letras de <strong>tango</strong> de aquel entonces cayeron en el olvido. Recueros estos versos iniciales<br />

de ¨Batí el Justo¨: hace rato que te juno / muy cabrera y muy estufa / ya no tenés mi cariño /<br />

la milonga y la garufa...¨.<br />

O la letra de ¨Los Vencedores¨ ¨Oh, foot-ball uruguayo, que triunfó / tu hazaña es tan inmensa<br />

que asombró / Los pueblos al pasar / te aclaman sin cesar / por tu destreza y fama singular¨.<br />

Justo son los recuerdos.<br />

8.Las poseídas<br />

Artículos de SEM (año 1912), en París<br />

Hasta hoy -y desde hace poco- tengo el convencimiento que Les possédées es una de las fuentes<br />

bibliohemerográficas más ilustrativas acerca de los territorios arcanos o escondidos <strong>del</strong> <strong>tango</strong>.<br />

Sobre el <strong>tango</strong> en París se ha escrito mucho, en general referencias, datos, acontecimientos y

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