CONTRASTE nº212

Contraste Octubre 2018 41
ESTILO
Cultura
‘Mujer joven con collar de perlas’. Johannes Vermeer, ca.1662, Óleo sobre lienzo,
55 x 45 cm. Gemäldegalerie, Berlín
‘La tasadora de perlas’. Johannes Vermeer, ca.1665, Óleo sobre lienzo, 42 x 35,5 cm.
National gallery of Art, Washington D.C.
El aura de las perlas
Johannes Vermeer nació en los Países Bajos en 1632 y falleció en Delft el
15 de diciembre de 1675, tenía 43 años
el cuadro detrás del personaje: una
representación del Juicio Final.
Asi Vermeer convierte esta
pintura en un bodegón de “Vanitas”.
La balanza vacía sugiere que está
pesando algo espiritual más que
material.
El aprecio por las perlas en la alta
sociedad del siglo XVII
Pintada en 1664, la escena de
“Mujer joven con collar de perlas”
representa a una joven holandesa
mirándose al espejo con su collar
de perlas puesto, comprobando el
encanto de su figura. Este cuadro
tiene una gran carga simbólica. Los
historiadores de Arte sugieren que
Vermeer quiso asociar el sentido
del cuadro con la vanidad o el poder
femenino. Para sugerirlo, Vermeer
colocó tres elementos de maquillaje
sobre la mesa: un recipiente de agua,
un peine y una brocha para polvos.
Esta pintura podría entonces ser
la crítica hacia una mujer joven de
clase alta, que dedicaba su tiempo a
actividades frívolas.
Fue notorio el interés de Vermeer
por ciertas musas griegas, y frecuentemente
utilizaba el espejo en sus
pinturas para retratar la dualidad.
El marco negro del espejo del cuadro
estaba hecho de ébano, lo que indica
la riqueza y estatus de la familia.
Monograma con el que Vermeer
firmaba sus cuadros
© Núria Ruiz, diseñadora, joyera
Presidenta de Formación de la Escuela de
Joyería JORGC
Lo que me llama la atención en los tres
cuadros pintados por Johannes Vermeer en
el siglo XVII es la importancia que el pintor
da a las perlas asociándolas con la riqueza,
la feminidad y la belleza. En el maravilloso
retrato de la “Chica con pendiente de perla”
nos presenta un ejemplar de perla barroca
cuyo brillo compite con el magnetismo de los
ojos de la joven holandesa.
En el cuadro de “La tasadora de perlas”
vemos a una mujer vestida con una lujosa
capa forrada de piel blanca sosteniendo
una balanza vacía en la mano. ¿Qué esta
evaluando? Una dama de la alta sociedad que
medita delante de unos esplendidos collares
de perlas de diferentes tonos. Aquí se percibe
la fascinación del pintor por esta gema, su
pincel se recrea resaltando el brillo de las
perlas sobre un fondo oscuro. Collares de
estas dimensiones eran escasos en aquella
época pues solamente existían las perlas naturales,
denominadas perlas finas que eran
de tamaño pequeño. Incluso a principio del
siglo XX las actrices lucían collares de diminutas
perlas; todos recordamos el delicado
collar de Grace Kelly, símbolo de elegancia.
Los pescadores de perlas se jugaban la vida
para hallar estas esferas blancas brillantes
que escondían en sus entrañas las ostras en
las profundidades del mar.
Contraste recomienda
Consultar más información en
https://patrons.org.es//johannes-vermeer/
La formación de una perla es apasionante,
recuerda el cuento del patito feo que se transforma
en un cisne blanco. Cuando un parasito
penetra en el molusco, este se defiende
segregando una sustancia que lo envuelve
y, año tras año, la bolita original se agranda;
cuando más capas, mejor oriente ofrece la
perla. Es la metamorfosis del pus de la ostra
en una bella gema.
Hoy en día el proceso es el mismo, pero los
cultivos de perlas de Japón, Australia, Tahití y
China permiten crear perlas de mayor tamaño
y el sentido elitista de la perla ha disminuido.
Como percibimos en el cuadro de la “Mujer
joven”, el collar de perlas es el protagonista de
la escena. Probablemente representa el primer
regalo de un pretendiente que mostraba su
estatus según la cualidad del collar. Hasta hace
poco, el grosor y el oriente de las perlas eran
motivo de competencia entre las mujeres.
De todos modos, grandes o pequeñas,
naturales o de cultivo, la perla ha mantenido
su magia. Una bella perla desprende un aura
especial que nos embellece, a todas, jóvenes o
mayores y creo que, en la mayoría de hogares de
España, se puede encontrar el típico “Tu y Yo”,
unos pendientes con una perla y un brillante.
Conozco a mujeres que lo han llevado toda la
vida.
Actualmente se ha desmitificado el significado
clasista de la perla. Aún nos cautivan
las perlas que queremos acompañadas de un
diseño que nos sorprenda. Ya no es motivo de
exhibición, sino de distinción.