Compostela Marista nº 45

Compostela Marista
A 10.000 KMS. DE VALLADOLID
María Bobillo @mariabobillo
Escuela Champagnat de Tiempo Libre
Hace algo más de un año en una reunión
nos preguntaron desde cuándo nos
considerábamos maristas, si había algo
que marcaba ese principio o si sabríamos
determinar el momento. Yo, sin saber
marcar una fecha exacta, sí diría que empecé
a sentirme marista, en el momento
en que empecé a tomar responsabilidades,
empecé a implicarme más y a verme
“desde el otro lado”. Y parte de eso, lo
aprendí de manera paulatina y gradual en
la Escuela Champagnat.
Quizá por eso, diría que dos de los
aprendizajes personales que más valoro
son la identidad y el sentido de pertenencia.
Y eso, se vive, se siente, se es, ...
pero es difícil de enseñar. Bueno, tal vez
se aprende desde el ejemplo de personas
que dedican su tiempo a los jóvenes
desinteresadamente. Y la Escuela Champagnat
tiene mucho de eso: educadores
comprometidos con la formación en el
tiempo libre, jóvenes que quieren prepararse
para saber estar con los chicos y
grupos que acompañan, y tiempo dedicado
por ambas partes.
Para mí, la escuela es una combinación
de profesionalidad y cercanía, trabajo
y disfrute, escucha y presencia, vocación
y familia. Es hogar, escuela y lugar
donde encontrarse.
Tiempo
A menudo digo que lo mejor que puedo
dar de mí es tiempo. Tiempo para
formarme, para ayudar a formar a otros,
para planificar, organizar y evaluar, tiempo
para estar y enseñar a estar. Por eso
valoro especialmente el equilibrio entre
los tipos de formación que se ofrecen en
la escuela: más oficial, con los títulos de
Monitor y Coordinador de Tiempo Libre y
más personal con la formación en identidad
(tan nuestra, marista y necesaria).
Y creo que los jóvenes que vienen a la
escuela es justo eso lo que buscan, esa
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