Compostela Marista nº 45

Hermanos jóvenes
Recuerdo que la universidad fue un
ámbito donde crecer en apertura y vivirme
como hermano, “hombre de encuentro”, en
un ambiente en que apenas se entiende
qué es eso de ser “Hermano”. Fue un espacio
oportuno para comunicar la vida y, por
qué no, dar testimonio de ese Dios de Amor
que sigue dando sentido a mi vida.
Siento que esta etapa de mi vida fue
muy importante, porque me permitió estrechar
lazos, ahondar en mi humanidad y tomar
consciencia de aquellas cosas que me
limitan, agobian… experimentar el fracaso,
pero también el amor al trabajo bien hecho
y disfrutar de la creatividad.
Pero, sobre todo, la universidad fue
un espacio donde mi corazón se hizo un
poco más de carne y donde me hice un
poco más hermano, incluso entre aquellas
personas que no lo llegaban a entender;
donde compartir, entre clases, trabajos o
exámenes, aquello que soy y busco; donde
manifestar, sin miedo, con quién, dónde y
para quién vivía; donde creer en las personas
y ser una presencia positiva de amis-
Estudiar en la universidad es, en primer
lugar, una oportunidad enorme de
aprender, de cultivarse y de armarse de
las mejores herramientas para poder
ser un educador completo en un futuro
cercano.
Pero más allá de lo intelectual o cultural,
ser hermano estudiante universitario
brinda la oportunidad de poder
estar y crecer entre iguales, es decir,
compartir el día a día y sentirme acompañado
por jóvenes en un momento vital
similar al mío.
En mi carrera, Educación Social, estoy
descubriendo que
en lo más profundo
nos mueve lo mismo,
la sensibilidad hacia lo
humano y el deseo de
poder cuidar y acompañar
personas, procesos
o colectivos que
viven una situación de
fragilidad, pero, al mistad,
ternura y libertad; donde ponerme al
servicio de aquellos que más necesitaban;
donde, sencillamente, aprender y crecer
entre otros jóvenes como otro joven más.
Rui
“Tan solo fue necesario compartir pupitre
en una clase, para ver el gran corazón
y sentimiento de acogida a cualquier
persona que se encuentre en su camino.
Lo que me llevo de estos años que hemos
compartido es que, a pesar de su ajetreada
agenda, siempre encuentra un momento
para dedicarse plenamente a cada una
de las personas que
ha conocido en todos
aquellos lugares en
que ha estado. Gracias
por enseñarnos
otra manera de vivir.
Gracias por enseñarnos
a ser buenas
personas. Gracias por
haber aparecido en mi
camino y darme tanta
luz.” Marta Díez
mo tiempo, la forma de dar respuesta a
esa inquietud es lo más variopinta porque
somos también diversos. Y esta
es la gran riqueza, poder crecer “codo
con codo” (muchas veces literalmente)
y compartir la originalidad de cada uno.
José Luís
“José Luis es unos oídos que siempre
escuchan, unos ojos que se fijan y
un corazón que se preocupa y cuida de
cada uno, pero para mí, que soy de gatillo
fácil para los prejuicios (no me siento
orgulloso de ello e intento mejorar)
es también el valor de
superar el miedo a lo
diferente, la prueba de
que merece la pena
escarbar en cada alma
por si alguna vez se
da con lo que he dado
yo, una buena persona
y un buen amigo.”
Santiago Carrascal
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